Marx y Proudhon
C. MARX
SOBRE PROUDHON
(Carta a J. B. Schweitzer) [1]
Londres, 24 de enero de 1865.
Muy señor mío:
Ayer recibí su carta en la que me invita usted a dar un juicio detallado
sobre Proudhon. La falta de tiempo no me permite atender a su deseo. Además,
no tengo a mano ni un solo trabajo de Proudhon. Sin embargo, y en prueba de
mi buena voluntad, he trazado a toda prisa un breve esbozo. Puede usted
completarlo, alargarlo o reducirlo; en una palabra, puede usted hacer con él
lo que mejor le parezca [*]*** [2].
No recuerdo ya cuáles fueron los primeros ensayos de Proudhon. Su trabajo de
escolar sobre "La lengua universal" [3] demuestra la falta de escrúpulo con
que trataba problemas para cuya solución le faltaban los conocimientos más
elementales.
Su primera obra "Qu' est-ce que la propiété?" [*]**** es indudablemente la
mejor de todas. Aunque no por la novedad de su contenido, sí por la forma
nueva y audaz de decir lo viejo, el trabajo marca una época. En las obras de
los socialistas y comunistas franceses conocidas por él, la «propiété» no
sólo había sido, como es natural, criticada desde varios puntos de vista,
sino también utópicamente «abolida». Con este libro, Proudhon se coloca con
respecto a Saint-Simon y Fourier aproximadamente en el mismo [21] plano en
que Feuerbach se encuentra con respecto a Hegel. Comparado con Hegel,
Feuerbach es extremadamente pobre. Sin embargo, después de Hegel señala una
época, ya que realza algunos puntos desagradables para la conciencia
cristiana e importantes para el progreso de la crítica y que Hegel dejó en
una mística penumbra.
En esta obra de Proudhon predomina aún, permítaseme la expresión, un estilo
de fuerte musculatura, el cual, a mi juicio, constituye su principal mérito.
Se ve que, incluso en los lugares donde Proudhon se limita a reproducir lo
viejo, dicha reproducción constituye para él un descubrimiento propio;
cuanto dice es para él algo nuevo y lo considera como tal. La audacia
provocativa con que ataca el sancta santorum de la Economía política, las
ingeniosas paradojas con que se burla del sentido común burgués, la crítica
demoledora, la ironía mordaz, ese profundo y sincero sentimiento de
indignación que manifiesta de cuando en cuando contra las infamias del orden
existente, su convicción revolucionaria, todas estas cualidades
contribuyeron a que el libro "¿Qué es la propiedad?" electrizase a los
lectores y produjese una gran impresión desde el primer momento de su salida
a la luz. En una historia rigurosamente científica de la Economía política,
dicho libro apenas hubiese merecido los honores de ser mencionado. Pero, lo
mismo que en la literatura, las obras sensacionales de este género juegan su
papel en la ciencia. Tómese, por ejemplo, el libro de la "Población" de
Malthus. En su primera edición no constituyó más que un «sensational
pamphlet», y, por añadidura, un plagio desde la primera hasta la última
línea. Y a pesar de todo, ¡cómo impresionó este libelo contra el género
humano!.
De tener a mano el libro de Proudhon me hubiese sido fácil demostrar con
algunos ejemplos su modalidad inicial. En los párrafos considerados por él
mismo como los más importantes, imita a Kant -el único filósofo alemán que
conocía en aquella época a través de las traducciones- en la manera de
tratar las antinomias, dejándonos la firme impresión de que para él, lo
mismo que para Kant, la solución de las antinomias es algo situado «más
allá» de la razón humana, es decir, algo que para su propio entendimiento
permanece en la oscuridad.
A pesar de todo su carácter aparentemente archirrevolucionario, en "¿Qué es
la propiedad?" nos encontramos ya con la contradicción de que Proudhon, de
una parte, critica la sociedad a través del prisma y con los ojos del
campesino parcelario francés (más tarde del petit bourgeois [*]), y de otra,
le aplica la escala que ha tomado prestada a los socialistas.
[22]
El propio título indica ya las deficiencias del libro. El problema había
sido planteado de un modo tan erróneo, que la solución no podía ser
acertada. Las «relaciones de propiedad» de los tiempos antiguos fueron
destruidas por las feudales, y éstas por las «burguesas». Así pues, la
propia historia se encargó de someter a crítica las relaciones de propiedad
del pasado. De lo que trata en el fondo Proudhon es de la moderna propiedad
burguesa, tal como existe hoy día. A la pregunta ¿qué es esa propiedad? sólo
se podía contestar con un análisis crítico de la «Economía política», que
abarcase el conjunto de esas relaciones de propiedad, no en su expresión
jurídica, como relaciones volitivas, sino en su forma real, es decir, como
relaciones de producción. Mas como Proudhon vinculaba todo el conjunto de
estas relaciones económicas al concepto jurídico general de «propiedad», «la
propiété» no podía ir más allá de la contestación que ya Brissot había dado
en una obra similar [4], antes de 1789, repitiéndola con las mismas
palabras: «La propiété c'est le vol» [*]*.
En el mejor de los casos, de aquí se puede deducir únicamente que el
concepto jurídico burgués del «robo» es aplicable también a las ganancias
«bien habidas» del propio burgués. Por otro lado, en vista de que el «robo»
como violación de la propiedad, presupone la propiedad, Proudhon se enredó
en toda clase de sutiles razonamientos, oscuros hasta para él mismo, sobre
la verdadera propiedad burguesa.
Durante mi estancia en París, en 1844, trabé conocimiento personal con
Proudhon. Menciono aquí este hecho porque, en cierto grado, soy responsable
de su «sophistication», como llaman los ingleses a la adulteración de las
mercancías. En nuestras largas discusiones, que con frecuencia duraban toda
la noche, le contagié, para gran desgracia suya, el hegelianismo, que por su
desconocimiento del alemán no pudo estudiar a fondo. Después de mi expulsión
de París, el señor Karl Grün continuó lo que yo había iniciado. Como
profesor de filosofía alemana me llevaba la ventaja de no entender una
palabra en la materia.
Poco antes de que apareciese su segunda obra importante, "Filosofía de la
miseria", etc., me anunció él mismo su próxima publicación en una carta muy
detallada, donde, entre otras cosas, me decía lo siguiente: «J'attends votre
férule critique» [*]. En efecto, mi crítica cayó muy pronto sobre él (en mi
libro «Miseria de la Filosofía», etc., París, 1847) en tal forma que puso
fin para siempre a nuestra amistad.
Por lo que acabo de decir verá usted que en su libro «Filosofía de la [23]
miseria o Sistema de las contradicciones económicas» Proudhon responde
realmente por vez primera a la pregunta «¿Qué es la propiedad?". De hecho,
tan sólo después de la publicación de su primer libro fue cuando Proudhon
inició sus estudios económicos; y descubrió que a la pregunta que había
planteado no se podía contestar con invectivas, sino únicamente con un
análisis de la «Economía política» moderna. Al mismo tiempo, hizo un intento
de exponer dialécticamente el sistema de las categorías económicas. En lugar
de las insolubles «antinomias» de Kant, ahora tenía que aparecer la
«contradicción» hegeliana como medio de desarrollo.
En el libro que escribí como réplica hallará usted la crítica de los dos
gruesos volúmenes de su obra. Allí demuestro entre otras cosas lo poco que
ha penetrado Proudhon en los secretos de la dialéctica científica y hasta
qué punto, por otro lado, comparte las ilusiones de la filosofía
especulativa, cuando, en lugar de considerar las categorías económicas como
expresiones teóricas de relaciones de producción formadas históricamente y
correspondientes a una determinada fase de desarrollo de la producción
material, las convierte en un modo absurdo en ideas eternas, existentes de
siempre, y cómo, después de dar este rodeo, retorna al punto de vista de la
Economía burguesa [*]*.
Más adelante demuestro también lo insuficiente que es su conocimiento -a
veces digno de un escolar- de la «Economía política», a cuya crítica se
dedica, y cómo, al igual que los utopistas, corre en pos de una pretendida
«ciencia», con ayuda de la cual se puede elucubrar a priori una fórmula para
la «solución del problema social», en lugar de ir a buscar la fuente de la
ciencia en el conomiento crítico del movimiento histórico, de ese movimiento
que crea por sí mismo las condiciones materiales de la emancipación.
Demuestro allí, sobre todo, lo confusas, erróneas e incompletas que siguen
siendo las concepciones de Proudhon sobre el valor de cambio, base de todas
las cosas, y cómo, incluso, ve en la interpretación utópica de la teoría del
valor de Ricardo la base de una nueva ciencia. Mi juicio sobre su punto de
vista general lo resumo en las siguientes palabras:
«Toda relación económica tiene su lado bueno y su lado malo; éste es el
único punto en que el Sr. Proudhon no se ha refutado [24] a sí mismo. En su
opinión, el lado bueno lo exponen los economistas, y el lado malo lo
denuncian los socialistas. De los economistas toma la necesidad de
relaciones eternas, y de los socialistas, esa ilusión que no les permite ver
en la miseria nada más que miseria (en lugar de ver en ella el lado
revolucionario destructivo que ha de acabar con la vieja sociedad [*]).
Proudhon está de acuerdo con unos y otros, tratando así de apoyarse en el
prestigio de la ciencia. En él, la ciencia se reduce a las magras
proporciones de una fórmula científica; es un hombre a la caza de fórmulas.
De este modo, el Sr. Proudhon se envanece con la idea de haber sometido a
crítica la Economía política y el comunismo, cuando en realidad está muy por
debajo de los dos. Está por debajo de los economistas, pues se imagina que
como filósofo detentador de una fórmula mágica se halla libre de entrar en
detalles puramente económicos; está por debajo de los socialistas, pues
carece de valor y perspicacia suficiente para situarse, aunque sólo sea
especulativamente, por encima del horizonte intelecual burgués....
Quiere remontarse, como hombre de ciencia, por encima de los burgueses y de
los propietarios, pero no es más que un pequeño burgués que oscila
constantemente entre el capital y el trabajo, entre la Economía política y
el comunismo». [*]*
Por severo que pueda parecer este juicio, suscribo hoy día cada una de sus
palabras. Al mismo tiempo, es preciso tener presente que en la época en que
yo afirmé y demostré teóricamente que el libro de Proudhon era el código del
socialismo del petit bourgeois, los economistas y los socialistas
excomulgaban a Proudhon por ultra-archirrevolucionario. Esta es la razón de
que después jamás haya unido mi voz a la de los que gritaban su «traición» a
la revolución. Y no es culpa suya si, mal comprendido en un principio tanto
por los demás como por él mismo, no ha justificado las inmerecidas
esperanzas.
En comparación con "¿Qué es la propiedad?", en la "Philosophie de la misère"
[*]** todos los defectos del modo de exposición proudhoniano resaltan con
particular desventaja. El estilo es a cada paso ampoulè [*]***, como dicen
los franceses. Siempre que le falla la agudeza gala aparece una pomposa
jerga especulativa que pretende ser el estilo filosófico alemán. Dan
verdadera grima sus alabanzas a sí mismo, su tono chillón de pregonero y,
sobre todo, los alardes que hace de una supuesta «ciencia» y toda su
cháchara en torno a ella. El sincero calor que anima su primera obra, aquí,
[25] en determinados pasajes, se sustituye de un modo sistemático por el
ardor febril de la declamación. A todo esto viene a sumarse ese afán
impotente y repulsivo por hacer gala de erudición, afán propio de un
autodidacta, cuyo orgullo nato por su pensamiento original e independiente
ya está quebrantado, y que en su calidad de parvenu [*]**** de la ciencia se
considera obligado a presumir de lo que no es y de lo que no tiene. Y, por
añadidura, esa mentalidad de pequeño burgués, que le impulsa a atacar de un
modo indigno, grosero, torpe, superficial y hasta injusto a un hombre como
Cabet -merecedor de respeto por su actividad práctica en el movimiento del
proletariado francés-, mientras extrema su amabilidad, por ejemplo, con
Dunoyer (consejero de Estado, ciertamente), a pesar de que toda la
significación de este Dunoyer se reduce a la cómica seriedad con que en tres
gruesos volúmenes [5], insoportablemente tediosos, predica el rigorismo,
caracterizado por Helvetius en los términos siguientes: «On veut que les
malheureux soient parfaits.» (Se quiere que los desgraciados sean
perfectos.)
La revolución de Febrero [6] fue realmente muy inoportuna para Proudhon,
pues tan sólo unas semanas antes había demostrado de un modo irrefutable que
«la era de las revoluciones» había pasado para siempre. Su intervención en
la Asamblea Nacional merece todos los elogios, a pesar de haber puesto de
manifiesto lo poco que comprendía todo lo que estaba ocurriendo [7]. Después
de la insurrección de Junio [8] constituyó un acto de gran valor. Su
intervención tuvo, además, resultados positivos: en el discurso [9] que
pronunció para oponerse a las proposiciones de Proudhon, y que fue editado
más tarde en folleto aparte, el Sr. Thiers demostró a toda Europa cuán
mísero e infantil era el catecismo que servía de pedestal a ese pilar
espiritual de la burguesía francesa. Comparado con el Sr. Thiers, Proudhon
adquiría ciertamente las dimensiones de un coloso antediluviano.
El descubrimiento del «crédit gratuit» y el «banque du peuple», basado en
él, son las últimas «hazañas» económicas de Proudhon. En mi "Contribución a
la crítica de la Economía Política, fasc. I", Berlín, 1859 (págs. 59-64), se
demuestra que la base teórica de sus ideas tiene su origen en el
desconocimiento de los principios elementales de la «Economía política»
burguesa, a saber, la relación entre la mercancía y el dinero, mientras que
la superestructura práctica no es más que una simple reproducción de
esquemas mucho más viejos y mejor desarrollados. No cabe duda y es de por sí
evidente que el crédito, como ocurrió en Inglaterra a principios del siglo
XVIII, y como volvió a ocurrir en ese mismo país a principios del XIX, ha
contribuido a que las riquezas pasen [26] de manos de una clase a las de
otra, que, en determinadas condiciones económicas y políticas, puede ser un
factor que acelere la emancipación del proletariado. Pero es una fantasía
genuinamente filistea considerar que el capital que produce interés es la
forma principal del capital y tratar de convertir una aplicación particular
del crédito -una supuesta abolición del interés- en la base de la
transformación de la sociedad. En efecto, esa fantasía ya había sido
minuciosamente desarrollada por los portavoces económicos de la pequeña
burguesía inglesa del siglo XVII. La polémica de Proudhon con Bastiat (1850)
sobre el capital que produce interés [10] está muy por debajo de la
"Filosofía de la miseria". Proudhon llega al extremo de ser derrotado hasta
por Bastiat, y entra en un cómico furor cada vez que el adversario le asesta
algún golpe.
Hace unos cuantos años, Proudhon escribió para un concurso organizado, si
mal no recuerdo, por el Gobierno de Lausana, un trabajo sobre "Los
impuestos". Aquí desaparecen por completo los últimos vestigios del genio y
no queda más que el petit bourgeois tout pur [*].
Por lo que respecta a las obras políticas y filosóficas de Proudhon, todas
ellas demuestran el mismo carácter doble y contradictorio que en sus
trabajos sobre Economía. Además, su valor es puramente local; se refieren
únicamente a Francia. Sin embargo, sus ataques contra la religión, la
Iglesia, etc. tienen un gran mérito por haber sido escritos en Francia en
una época en que los socialistas franceses creían oportuno hacer constar que
sus sentimientos religiosos les situaban por encima del volterianismo
burgués del siglo XVIII y del ateísmo alemán del siglo XIX. Si Pedro el
Grande había derrotado la barbarie rusa recurriendo a la barbarie, Proudhon
hizo todo lo que pudo para derrotar con la frase la fraseología francesa.
Su libro sobre el "Coup d'état" [*] no debe ser considerado simplemente como
una obra mala, sino como una verdadera villanía que, por otra parte,
corresponde plenamente a su punto de vista pequeñoburgués. En este libro
coquetea con Luis Bonaparte y trata de hacerle aceptable para los obreros
franceses. Otro tanto ocurre con su última obra contra Polonia [11], en la
que, para mayor gloria del zar, demuestra el cinismo propio de un cretino.
Proudhon ha sido frecuentemente comparado con Rousseau. Nada más erróneo.
Más bien se parece a Nic. Linguet, cuyo libro, "La teoría de las leyes
civiles", es, dicho sea de paso, una obra de talento.
[27]
Proudhon tenía una inclinación natural por la dialéctica. Pero como nunca
comprendió la verdadera dialéctica científica, no pudo ir más allá de la
sofística. En realidad, esto estaba ligado a su punto de vista
pequeñoburgués. Al igual que el historiador Raumer, el pequeño burgués
consta de «por una parte» y de «por otra parte». Como tal se nos aparece en
sus intereses económicos, y por consiguiente, también en su política y en
sus concepciones religiosas, científicas y artísticas. Así se nos aparece en
su moral e in everything [*]*. Es la contradicción personificada. Y si por
añadidura es, como Proudhon, una persona de ingenio, pronto aprenderá a
hacer juegos de manos con sus propias contradicciones y a convertirlas,
según las circunstancias, en paradojas inesperadas, espectaculares, ora
escandalosas, ora brillantes. El charlatanismo en la ciencia y la
contemporización en la política son compañeros inseparables de semejante
punto de vista. A tales individuos no les queda más que un acicate: la
vanidad; como todos los vanidosos, sólo les preocupa el éxito momentáneo, la
sensación. Y aquí es donde se pierde indefectiblemente ese tacto moral que
siempre preservó a un Rousseau, por ejemplo, de todo compromiso, siquiera
fuese aparente, con los poderes existentes.
Tal vez la posteridad distinga este reciente período de la historia de
Francia diciendo que Luis Bonaparte fue su Napoleón y Proudhon su
Rousseau-Voltaire.
Ahora hago recaer sobre usted toda la responsabilidad por haberme impuesto
tan pronto después de la muerte de este hombre el papel de juez póstumo.
Sinceramente suyo
Karl Marx
Escrito por K. Marx el 24 de Se publica de acuerdo con el texto
enero de 1865. del periódico.
Publicado en el "Social-Demokrat", Traducido del alemán.
en los núms. 16, 17 y 18 del
1, 3 y 5 de febrero de 1865.
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NOTAS
[1]
12. Con motivo de la muerte de Proudhon, Marx escribió el artículo "Sobre
Proudhon" a petición de Schweitzer, redactor del periódico
"Social-Demokrat". Como si hiciese un resumen de la crítica de las
concepciones filosóficas, económicas y políticas de Proudhon, expuesta en
los trabajos "Miseria de la Filosofía" y otros, Marx pone al descubierto
todo lo insostenible que es la ideología del proudhonismo. Al referirse a
los proyectos prácticos de Proudhon de «solución de la cuestión social»,
Marx somete a una crítica demoledora la idea de Proudhon acerca del «crédito
gratuito» y la del «banco del pueblo» basado en el primero, esa, según
expresión de Marx, «fantasía genuinamente pequeñoburguesa», de la que hace
tanta propaganda la escuela de Proudhon. Marx califica a Proudhon de típico
ideólogo de la pequeña burguesía.- 20
[**]** Hemos considerado lo más oportuno publicar la carta sin cualquier
cambios. (Nota de la Redacción del periódico «Social-Demokrat».)
[2] 13. El "Social-Demokrat" («Socialdemócrata») era órgano de la
lassalleana Asociación General de Obreros Alemanes. Con ese título, el
periódico se publicó en Berlín desde el 15 de diciembre de 1864 hasta el año
de 1871; en el período de 1864 a 1867 su redactor fue J. B. Schweitzer.- 20,
43
[3] 14. Alusión al trabajo de Proudhon "Essai de grammaire générale"
(«Ensayo de gramática general») insertado en el libro: Bergier. "Les
éléments primitifs des langues". Besançon, 1837.- 20
[**]*** ¿Qué es la propiedad? (N. de la Edit.)
[*] Pequeño burgués. (N. de la Edit.)
[4] 15. Trátase del trabajo de J. P. Brissot de Warville "Recherches
philosophiques. Sur le droit de propiété et sur le vol, considérés dans la
nature et dans la société" («Investigaciones filosóficas. Del derecho de
propiedad y del robo, considerados en la naturaleza y en la sociedad»).- 22
[**] «La propiedad es un robo». (N. de la Edit.)
[*] «Espero la férula de su crítica». (N. de la Edit.)
[**] "Al decir que las actuales relaciones -las de la producción burguesa-
son unas relaciones naturales, los economistas dan a entender que se trata
precisamente de unas relaciones bajo las cuales la creación de la riqueza y
el desarrollo de las fuerzas productivas se producen de acuerdo con las
leyes de la naturaleza. Por consiguiente, estas relaciones son en sí leyes
naturales, independientes de la influencia del tiempo. Son leyes eternas que
deben regir siempre la sociedad. De este modo, hasta ahora ha habido
historia, pero ahora ya no la hay» (pág. 113 de mi libro).
[*] La frase entre paréntesis está añadida por Marx en el presente artículo.
(N. de la Edit.)
[**] Lugar citado, págs. 119 y 120.
[***] "Filosofía de la miseria" (N. de la Edit.)
[****] Ampuloso. (N. de la Edit.)
[*****] Advenedizo. (N. de la Edit.)
[5] 16. Ch. Dunoyer. "De la liberté du travail, ou Simple exposé des
conditions dans lesquelles les forces humaines s'exercent avec le plus de
puissance" («De la libertad del trabajo o Simple exposición de las
condiciones en que las fuerzas humanas se manifiestan con la mayor
eficacia»). T. I-III, París, 1845.- 25
[6] 17. Trátase de la revolución de Febrero de 1848 en Francia.- 25
[7] 18. Se alude al discurso de Proudhon pronunciado el 31 de julio de 1848
en la Asamblea Nacional de Francia. Tras de hacer varias propuestas
concebidas en el espíritu de las doctrinas utópicas pequeñoburguesas
(crédito gratuito, etc.), Proudhon calificó de violencia y arbitrariedad las
represiones emprendidas por las autoridades contra los participantes en la
insurrección proletaria de París el 23-26 de junio de 1848.- 25.
[8] 19. La insurrección de Junio, heroica insurrección de los obreros de
París el 23-26 de junio de 1848, reprimida con inaudita crueldad por la
burguesía francesa, fue la primera gran guerra civil entre el proletariado y
la burguesía.- 25, 172, 190, 212, 219, 331
[9] 20. Trátase del discurso de Thiers pronunciado el 26 de julio de 1848
contra las propuestas de Proudhon presentadas a la comisión financiera de la
Asamblea Nacional de Francia.- 25
[10] 21. "Gratuité du crédit. Discussion entre M. Fr. Bastiat et M.
Proudhon" («Crédito gratuito. Discusión entre el señor Fr. Bastiat y el
señor Proudhon»). París, 1850.- 26
[*] Pequeño burgués puro y simple. (N. de la Edit.)
[*] Golpe de Estado. (N. de la Edit.)
[11] 22. P. J. Proudhon. "Si les traités de 1815 ont cessé d'exister? Actes
du futur congrès" («¿Han dejado de regir los tratados de 1815? Actas del
futuro congreso».). París, 1863. En esta obra, Proudhon se opone a la
revisión de los acuerdos del Congreso de Viena sobre Polonia y a que la
democracia europea apoye el movimiento de liberación nacional de Polonia,
justificando de esta manera la política opresora aplicada por el zarismo
ruso.- 26
[**] En todo. (N. de la Edit.)
"SER GOBERNADO SIGNIFICA:
SER OBSERVADO, INSPECCIONADO, ESPIADO, DIRIGIDO, LEGISLADO, REGULADO,
INSCRITO, ADOCTRINADO, SERMONEADO, CONTROLADO, MEDIDO, SOPESADO, CENSURADO E
INSTRUIDO POR HOMBRES QUE NO TIENEN EL DERECHO, LOS CONOCIMIENTOS, NI LA
VIRTUD NECESARIOS PARA ELLO.
SER GOBERNADO SIGNIFICA, CON MOTIVO DE CADA OPERACIÓN, TRANSACCIÓN O
MOVIMIENTO, SER ANOTADO, REGISTRADO, CONTROLADO, GRAVADO, SELLADO, MEDIDO,
EVALUADO, SOPESADO, APUNTADO, PATENTADO, AUTORIZADO, LICENCIADO, APROBADO,
AUMENTADO, OBSTACULIZADO, REFORMADO, REPRENDIDO Y DETENIDO.
ES, CON EL PRETEXTO DEL INTERÉS GENERAL, SER ABRUMADO, DISCIPLINADO, PUESTO
EN RESCATE, EXPLOTADO, MONOPOLIZADO, EXTORSIONADO, OPRIMIDO, FALSEADO Y
DESVALIJADO, PARA SER LUEGO, AL MENOR MOVIMIENTO DE RESISTENCIA, A LA MENOR
PALABRA DE PROTESTA: REPRIMIDO, MULTADO, OBJETO DE ABUSOS, HOSTIGADO,
SEGUIDO, INTIMIDADO A VOCES, GOLPEADO, DESARMADO, ESTRANGULADO POR EL
GARROTE, ENCARCELADO, FUSILADO, JUZGADO, CONDENADO, DEPORTADO, FLAGELADO,
VENDIDO, TRAICIONADO Y POR ULTIMO, SOMETIDO A ESCARNIO, RIDICULIZADO,
INSULTADO Y DESHONRADO.
ESTE ES EL GOBIERNO, ESTA LA JUSTICIA, ESTA ES LA MORALIDAD!!! "
Pierre Joseph Proudhon
SOBRE PROUDHON
(Carta a J. B. Schweitzer) [1]
Londres, 24 de enero de 1865.
Muy señor mío:
Ayer recibí su carta en la que me invita usted a dar un juicio detallado
sobre Proudhon. La falta de tiempo no me permite atender a su deseo. Además,
no tengo a mano ni un solo trabajo de Proudhon. Sin embargo, y en prueba de
mi buena voluntad, he trazado a toda prisa un breve esbozo. Puede usted
completarlo, alargarlo o reducirlo; en una palabra, puede usted hacer con él
lo que mejor le parezca [*]*** [2].
No recuerdo ya cuáles fueron los primeros ensayos de Proudhon. Su trabajo de
escolar sobre "La lengua universal" [3] demuestra la falta de escrúpulo con
que trataba problemas para cuya solución le faltaban los conocimientos más
elementales.
Su primera obra "Qu' est-ce que la propiété?" [*]**** es indudablemente la
mejor de todas. Aunque no por la novedad de su contenido, sí por la forma
nueva y audaz de decir lo viejo, el trabajo marca una época. En las obras de
los socialistas y comunistas franceses conocidas por él, la «propiété» no
sólo había sido, como es natural, criticada desde varios puntos de vista,
sino también utópicamente «abolida». Con este libro, Proudhon se coloca con
respecto a Saint-Simon y Fourier aproximadamente en el mismo [21] plano en
que Feuerbach se encuentra con respecto a Hegel. Comparado con Hegel,
Feuerbach es extremadamente pobre. Sin embargo, después de Hegel señala una
época, ya que realza algunos puntos desagradables para la conciencia
cristiana e importantes para el progreso de la crítica y que Hegel dejó en
una mística penumbra.
En esta obra de Proudhon predomina aún, permítaseme la expresión, un estilo
de fuerte musculatura, el cual, a mi juicio, constituye su principal mérito.
Se ve que, incluso en los lugares donde Proudhon se limita a reproducir lo
viejo, dicha reproducción constituye para él un descubrimiento propio;
cuanto dice es para él algo nuevo y lo considera como tal. La audacia
provocativa con que ataca el sancta santorum de la Economía política, las
ingeniosas paradojas con que se burla del sentido común burgués, la crítica
demoledora, la ironía mordaz, ese profundo y sincero sentimiento de
indignación que manifiesta de cuando en cuando contra las infamias del orden
existente, su convicción revolucionaria, todas estas cualidades
contribuyeron a que el libro "¿Qué es la propiedad?" electrizase a los
lectores y produjese una gran impresión desde el primer momento de su salida
a la luz. En una historia rigurosamente científica de la Economía política,
dicho libro apenas hubiese merecido los honores de ser mencionado. Pero, lo
mismo que en la literatura, las obras sensacionales de este género juegan su
papel en la ciencia. Tómese, por ejemplo, el libro de la "Población" de
Malthus. En su primera edición no constituyó más que un «sensational
pamphlet», y, por añadidura, un plagio desde la primera hasta la última
línea. Y a pesar de todo, ¡cómo impresionó este libelo contra el género
humano!.
De tener a mano el libro de Proudhon me hubiese sido fácil demostrar con
algunos ejemplos su modalidad inicial. En los párrafos considerados por él
mismo como los más importantes, imita a Kant -el único filósofo alemán que
conocía en aquella época a través de las traducciones- en la manera de
tratar las antinomias, dejándonos la firme impresión de que para él, lo
mismo que para Kant, la solución de las antinomias es algo situado «más
allá» de la razón humana, es decir, algo que para su propio entendimiento
permanece en la oscuridad.
A pesar de todo su carácter aparentemente archirrevolucionario, en "¿Qué es
la propiedad?" nos encontramos ya con la contradicción de que Proudhon, de
una parte, critica la sociedad a través del prisma y con los ojos del
campesino parcelario francés (más tarde del petit bourgeois [*]), y de otra,
le aplica la escala que ha tomado prestada a los socialistas.
[22]
El propio título indica ya las deficiencias del libro. El problema había
sido planteado de un modo tan erróneo, que la solución no podía ser
acertada. Las «relaciones de propiedad» de los tiempos antiguos fueron
destruidas por las feudales, y éstas por las «burguesas». Así pues, la
propia historia se encargó de someter a crítica las relaciones de propiedad
del pasado. De lo que trata en el fondo Proudhon es de la moderna propiedad
burguesa, tal como existe hoy día. A la pregunta ¿qué es esa propiedad? sólo
se podía contestar con un análisis crítico de la «Economía política», que
abarcase el conjunto de esas relaciones de propiedad, no en su expresión
jurídica, como relaciones volitivas, sino en su forma real, es decir, como
relaciones de producción. Mas como Proudhon vinculaba todo el conjunto de
estas relaciones económicas al concepto jurídico general de «propiedad», «la
propiété» no podía ir más allá de la contestación que ya Brissot había dado
en una obra similar [4], antes de 1789, repitiéndola con las mismas
palabras: «La propiété c'est le vol» [*]*.
En el mejor de los casos, de aquí se puede deducir únicamente que el
concepto jurídico burgués del «robo» es aplicable también a las ganancias
«bien habidas» del propio burgués. Por otro lado, en vista de que el «robo»
como violación de la propiedad, presupone la propiedad, Proudhon se enredó
en toda clase de sutiles razonamientos, oscuros hasta para él mismo, sobre
la verdadera propiedad burguesa.
Durante mi estancia en París, en 1844, trabé conocimiento personal con
Proudhon. Menciono aquí este hecho porque, en cierto grado, soy responsable
de su «sophistication», como llaman los ingleses a la adulteración de las
mercancías. En nuestras largas discusiones, que con frecuencia duraban toda
la noche, le contagié, para gran desgracia suya, el hegelianismo, que por su
desconocimiento del alemán no pudo estudiar a fondo. Después de mi expulsión
de París, el señor Karl Grün continuó lo que yo había iniciado. Como
profesor de filosofía alemana me llevaba la ventaja de no entender una
palabra en la materia.
Poco antes de que apareciese su segunda obra importante, "Filosofía de la
miseria", etc., me anunció él mismo su próxima publicación en una carta muy
detallada, donde, entre otras cosas, me decía lo siguiente: «J'attends votre
férule critique» [*]. En efecto, mi crítica cayó muy pronto sobre él (en mi
libro «Miseria de la Filosofía», etc., París, 1847) en tal forma que puso
fin para siempre a nuestra amistad.
Por lo que acabo de decir verá usted que en su libro «Filosofía de la [23]
miseria o Sistema de las contradicciones económicas» Proudhon responde
realmente por vez primera a la pregunta «¿Qué es la propiedad?". De hecho,
tan sólo después de la publicación de su primer libro fue cuando Proudhon
inició sus estudios económicos; y descubrió que a la pregunta que había
planteado no se podía contestar con invectivas, sino únicamente con un
análisis de la «Economía política» moderna. Al mismo tiempo, hizo un intento
de exponer dialécticamente el sistema de las categorías económicas. En lugar
de las insolubles «antinomias» de Kant, ahora tenía que aparecer la
«contradicción» hegeliana como medio de desarrollo.
En el libro que escribí como réplica hallará usted la crítica de los dos
gruesos volúmenes de su obra. Allí demuestro entre otras cosas lo poco que
ha penetrado Proudhon en los secretos de la dialéctica científica y hasta
qué punto, por otro lado, comparte las ilusiones de la filosofía
especulativa, cuando, en lugar de considerar las categorías económicas como
expresiones teóricas de relaciones de producción formadas históricamente y
correspondientes a una determinada fase de desarrollo de la producción
material, las convierte en un modo absurdo en ideas eternas, existentes de
siempre, y cómo, después de dar este rodeo, retorna al punto de vista de la
Economía burguesa [*]*.
Más adelante demuestro también lo insuficiente que es su conocimiento -a
veces digno de un escolar- de la «Economía política», a cuya crítica se
dedica, y cómo, al igual que los utopistas, corre en pos de una pretendida
«ciencia», con ayuda de la cual se puede elucubrar a priori una fórmula para
la «solución del problema social», en lugar de ir a buscar la fuente de la
ciencia en el conomiento crítico del movimiento histórico, de ese movimiento
que crea por sí mismo las condiciones materiales de la emancipación.
Demuestro allí, sobre todo, lo confusas, erróneas e incompletas que siguen
siendo las concepciones de Proudhon sobre el valor de cambio, base de todas
las cosas, y cómo, incluso, ve en la interpretación utópica de la teoría del
valor de Ricardo la base de una nueva ciencia. Mi juicio sobre su punto de
vista general lo resumo en las siguientes palabras:
«Toda relación económica tiene su lado bueno y su lado malo; éste es el
único punto en que el Sr. Proudhon no se ha refutado [24] a sí mismo. En su
opinión, el lado bueno lo exponen los economistas, y el lado malo lo
denuncian los socialistas. De los economistas toma la necesidad de
relaciones eternas, y de los socialistas, esa ilusión que no les permite ver
en la miseria nada más que miseria (en lugar de ver en ella el lado
revolucionario destructivo que ha de acabar con la vieja sociedad [*]).
Proudhon está de acuerdo con unos y otros, tratando así de apoyarse en el
prestigio de la ciencia. En él, la ciencia se reduce a las magras
proporciones de una fórmula científica; es un hombre a la caza de fórmulas.
De este modo, el Sr. Proudhon se envanece con la idea de haber sometido a
crítica la Economía política y el comunismo, cuando en realidad está muy por
debajo de los dos. Está por debajo de los economistas, pues se imagina que
como filósofo detentador de una fórmula mágica se halla libre de entrar en
detalles puramente económicos; está por debajo de los socialistas, pues
carece de valor y perspicacia suficiente para situarse, aunque sólo sea
especulativamente, por encima del horizonte intelecual burgués....
Quiere remontarse, como hombre de ciencia, por encima de los burgueses y de
los propietarios, pero no es más que un pequeño burgués que oscila
constantemente entre el capital y el trabajo, entre la Economía política y
el comunismo». [*]*
Por severo que pueda parecer este juicio, suscribo hoy día cada una de sus
palabras. Al mismo tiempo, es preciso tener presente que en la época en que
yo afirmé y demostré teóricamente que el libro de Proudhon era el código del
socialismo del petit bourgeois, los economistas y los socialistas
excomulgaban a Proudhon por ultra-archirrevolucionario. Esta es la razón de
que después jamás haya unido mi voz a la de los que gritaban su «traición» a
la revolución. Y no es culpa suya si, mal comprendido en un principio tanto
por los demás como por él mismo, no ha justificado las inmerecidas
esperanzas.
En comparación con "¿Qué es la propiedad?", en la "Philosophie de la misère"
[*]** todos los defectos del modo de exposición proudhoniano resaltan con
particular desventaja. El estilo es a cada paso ampoulè [*]***, como dicen
los franceses. Siempre que le falla la agudeza gala aparece una pomposa
jerga especulativa que pretende ser el estilo filosófico alemán. Dan
verdadera grima sus alabanzas a sí mismo, su tono chillón de pregonero y,
sobre todo, los alardes que hace de una supuesta «ciencia» y toda su
cháchara en torno a ella. El sincero calor que anima su primera obra, aquí,
[25] en determinados pasajes, se sustituye de un modo sistemático por el
ardor febril de la declamación. A todo esto viene a sumarse ese afán
impotente y repulsivo por hacer gala de erudición, afán propio de un
autodidacta, cuyo orgullo nato por su pensamiento original e independiente
ya está quebrantado, y que en su calidad de parvenu [*]**** de la ciencia se
considera obligado a presumir de lo que no es y de lo que no tiene. Y, por
añadidura, esa mentalidad de pequeño burgués, que le impulsa a atacar de un
modo indigno, grosero, torpe, superficial y hasta injusto a un hombre como
Cabet -merecedor de respeto por su actividad práctica en el movimiento del
proletariado francés-, mientras extrema su amabilidad, por ejemplo, con
Dunoyer (consejero de Estado, ciertamente), a pesar de que toda la
significación de este Dunoyer se reduce a la cómica seriedad con que en tres
gruesos volúmenes [5], insoportablemente tediosos, predica el rigorismo,
caracterizado por Helvetius en los términos siguientes: «On veut que les
malheureux soient parfaits.» (Se quiere que los desgraciados sean
perfectos.)
La revolución de Febrero [6] fue realmente muy inoportuna para Proudhon,
pues tan sólo unas semanas antes había demostrado de un modo irrefutable que
«la era de las revoluciones» había pasado para siempre. Su intervención en
la Asamblea Nacional merece todos los elogios, a pesar de haber puesto de
manifiesto lo poco que comprendía todo lo que estaba ocurriendo [7]. Después
de la insurrección de Junio [8] constituyó un acto de gran valor. Su
intervención tuvo, además, resultados positivos: en el discurso [9] que
pronunció para oponerse a las proposiciones de Proudhon, y que fue editado
más tarde en folleto aparte, el Sr. Thiers demostró a toda Europa cuán
mísero e infantil era el catecismo que servía de pedestal a ese pilar
espiritual de la burguesía francesa. Comparado con el Sr. Thiers, Proudhon
adquiría ciertamente las dimensiones de un coloso antediluviano.
El descubrimiento del «crédit gratuit» y el «banque du peuple», basado en
él, son las últimas «hazañas» económicas de Proudhon. En mi "Contribución a
la crítica de la Economía Política, fasc. I", Berlín, 1859 (págs. 59-64), se
demuestra que la base teórica de sus ideas tiene su origen en el
desconocimiento de los principios elementales de la «Economía política»
burguesa, a saber, la relación entre la mercancía y el dinero, mientras que
la superestructura práctica no es más que una simple reproducción de
esquemas mucho más viejos y mejor desarrollados. No cabe duda y es de por sí
evidente que el crédito, como ocurrió en Inglaterra a principios del siglo
XVIII, y como volvió a ocurrir en ese mismo país a principios del XIX, ha
contribuido a que las riquezas pasen [26] de manos de una clase a las de
otra, que, en determinadas condiciones económicas y políticas, puede ser un
factor que acelere la emancipación del proletariado. Pero es una fantasía
genuinamente filistea considerar que el capital que produce interés es la
forma principal del capital y tratar de convertir una aplicación particular
del crédito -una supuesta abolición del interés- en la base de la
transformación de la sociedad. En efecto, esa fantasía ya había sido
minuciosamente desarrollada por los portavoces económicos de la pequeña
burguesía inglesa del siglo XVII. La polémica de Proudhon con Bastiat (1850)
sobre el capital que produce interés [10] está muy por debajo de la
"Filosofía de la miseria". Proudhon llega al extremo de ser derrotado hasta
por Bastiat, y entra en un cómico furor cada vez que el adversario le asesta
algún golpe.
Hace unos cuantos años, Proudhon escribió para un concurso organizado, si
mal no recuerdo, por el Gobierno de Lausana, un trabajo sobre "Los
impuestos". Aquí desaparecen por completo los últimos vestigios del genio y
no queda más que el petit bourgeois tout pur [*].
Por lo que respecta a las obras políticas y filosóficas de Proudhon, todas
ellas demuestran el mismo carácter doble y contradictorio que en sus
trabajos sobre Economía. Además, su valor es puramente local; se refieren
únicamente a Francia. Sin embargo, sus ataques contra la religión, la
Iglesia, etc. tienen un gran mérito por haber sido escritos en Francia en
una época en que los socialistas franceses creían oportuno hacer constar que
sus sentimientos religiosos les situaban por encima del volterianismo
burgués del siglo XVIII y del ateísmo alemán del siglo XIX. Si Pedro el
Grande había derrotado la barbarie rusa recurriendo a la barbarie, Proudhon
hizo todo lo que pudo para derrotar con la frase la fraseología francesa.
Su libro sobre el "Coup d'état" [*] no debe ser considerado simplemente como
una obra mala, sino como una verdadera villanía que, por otra parte,
corresponde plenamente a su punto de vista pequeñoburgués. En este libro
coquetea con Luis Bonaparte y trata de hacerle aceptable para los obreros
franceses. Otro tanto ocurre con su última obra contra Polonia [11], en la
que, para mayor gloria del zar, demuestra el cinismo propio de un cretino.
Proudhon ha sido frecuentemente comparado con Rousseau. Nada más erróneo.
Más bien se parece a Nic. Linguet, cuyo libro, "La teoría de las leyes
civiles", es, dicho sea de paso, una obra de talento.
[27]
Proudhon tenía una inclinación natural por la dialéctica. Pero como nunca
comprendió la verdadera dialéctica científica, no pudo ir más allá de la
sofística. En realidad, esto estaba ligado a su punto de vista
pequeñoburgués. Al igual que el historiador Raumer, el pequeño burgués
consta de «por una parte» y de «por otra parte». Como tal se nos aparece en
sus intereses económicos, y por consiguiente, también en su política y en
sus concepciones religiosas, científicas y artísticas. Así se nos aparece en
su moral e in everything [*]*. Es la contradicción personificada. Y si por
añadidura es, como Proudhon, una persona de ingenio, pronto aprenderá a
hacer juegos de manos con sus propias contradicciones y a convertirlas,
según las circunstancias, en paradojas inesperadas, espectaculares, ora
escandalosas, ora brillantes. El charlatanismo en la ciencia y la
contemporización en la política son compañeros inseparables de semejante
punto de vista. A tales individuos no les queda más que un acicate: la
vanidad; como todos los vanidosos, sólo les preocupa el éxito momentáneo, la
sensación. Y aquí es donde se pierde indefectiblemente ese tacto moral que
siempre preservó a un Rousseau, por ejemplo, de todo compromiso, siquiera
fuese aparente, con los poderes existentes.
Tal vez la posteridad distinga este reciente período de la historia de
Francia diciendo que Luis Bonaparte fue su Napoleón y Proudhon su
Rousseau-Voltaire.
Ahora hago recaer sobre usted toda la responsabilidad por haberme impuesto
tan pronto después de la muerte de este hombre el papel de juez póstumo.
Sinceramente suyo
Karl Marx
Escrito por K. Marx el 24 de Se publica de acuerdo con el texto
enero de 1865. del periódico.
Publicado en el "Social-Demokrat", Traducido del alemán.
en los núms. 16, 17 y 18 del
1, 3 y 5 de febrero de 1865.
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NOTAS
[1]
12. Con motivo de la muerte de Proudhon, Marx escribió el artículo "Sobre
Proudhon" a petición de Schweitzer, redactor del periódico
"Social-Demokrat". Como si hiciese un resumen de la crítica de las
concepciones filosóficas, económicas y políticas de Proudhon, expuesta en
los trabajos "Miseria de la Filosofía" y otros, Marx pone al descubierto
todo lo insostenible que es la ideología del proudhonismo. Al referirse a
los proyectos prácticos de Proudhon de «solución de la cuestión social»,
Marx somete a una crítica demoledora la idea de Proudhon acerca del «crédito
gratuito» y la del «banco del pueblo» basado en el primero, esa, según
expresión de Marx, «fantasía genuinamente pequeñoburguesa», de la que hace
tanta propaganda la escuela de Proudhon. Marx califica a Proudhon de típico
ideólogo de la pequeña burguesía.- 20
[**]** Hemos considerado lo más oportuno publicar la carta sin cualquier
cambios. (Nota de la Redacción del periódico «Social-Demokrat».)
[2] 13. El "Social-Demokrat" («Socialdemócrata») era órgano de la
lassalleana Asociación General de Obreros Alemanes. Con ese título, el
periódico se publicó en Berlín desde el 15 de diciembre de 1864 hasta el año
de 1871; en el período de 1864 a 1867 su redactor fue J. B. Schweitzer.- 20,
43
[3] 14. Alusión al trabajo de Proudhon "Essai de grammaire générale"
(«Ensayo de gramática general») insertado en el libro: Bergier. "Les
éléments primitifs des langues". Besançon, 1837.- 20
[**]*** ¿Qué es la propiedad? (N. de la Edit.)
[*] Pequeño burgués. (N. de la Edit.)
[4] 15. Trátase del trabajo de J. P. Brissot de Warville "Recherches
philosophiques. Sur le droit de propiété et sur le vol, considérés dans la
nature et dans la société" («Investigaciones filosóficas. Del derecho de
propiedad y del robo, considerados en la naturaleza y en la sociedad»).- 22
[**] «La propiedad es un robo». (N. de la Edit.)
[*] «Espero la férula de su crítica». (N. de la Edit.)
[**] "Al decir que las actuales relaciones -las de la producción burguesa-
son unas relaciones naturales, los economistas dan a entender que se trata
precisamente de unas relaciones bajo las cuales la creación de la riqueza y
el desarrollo de las fuerzas productivas se producen de acuerdo con las
leyes de la naturaleza. Por consiguiente, estas relaciones son en sí leyes
naturales, independientes de la influencia del tiempo. Son leyes eternas que
deben regir siempre la sociedad. De este modo, hasta ahora ha habido
historia, pero ahora ya no la hay» (pág. 113 de mi libro).
[*] La frase entre paréntesis está añadida por Marx en el presente artículo.
(N. de la Edit.)
[**] Lugar citado, págs. 119 y 120.
[***] "Filosofía de la miseria" (N. de la Edit.)
[****] Ampuloso. (N. de la Edit.)
[*****] Advenedizo. (N. de la Edit.)
[5] 16. Ch. Dunoyer. "De la liberté du travail, ou Simple exposé des
conditions dans lesquelles les forces humaines s'exercent avec le plus de
puissance" («De la libertad del trabajo o Simple exposición de las
condiciones en que las fuerzas humanas se manifiestan con la mayor
eficacia»). T. I-III, París, 1845.- 25
[6] 17. Trátase de la revolución de Febrero de 1848 en Francia.- 25
[7] 18. Se alude al discurso de Proudhon pronunciado el 31 de julio de 1848
en la Asamblea Nacional de Francia. Tras de hacer varias propuestas
concebidas en el espíritu de las doctrinas utópicas pequeñoburguesas
(crédito gratuito, etc.), Proudhon calificó de violencia y arbitrariedad las
represiones emprendidas por las autoridades contra los participantes en la
insurrección proletaria de París el 23-26 de junio de 1848.- 25.
[8] 19. La insurrección de Junio, heroica insurrección de los obreros de
París el 23-26 de junio de 1848, reprimida con inaudita crueldad por la
burguesía francesa, fue la primera gran guerra civil entre el proletariado y
la burguesía.- 25, 172, 190, 212, 219, 331
[9] 20. Trátase del discurso de Thiers pronunciado el 26 de julio de 1848
contra las propuestas de Proudhon presentadas a la comisión financiera de la
Asamblea Nacional de Francia.- 25
[10] 21. "Gratuité du crédit. Discussion entre M. Fr. Bastiat et M.
Proudhon" («Crédito gratuito. Discusión entre el señor Fr. Bastiat y el
señor Proudhon»). París, 1850.- 26
[*] Pequeño burgués puro y simple. (N. de la Edit.)
[*] Golpe de Estado. (N. de la Edit.)
[11] 22. P. J. Proudhon. "Si les traités de 1815 ont cessé d'exister? Actes
du futur congrès" («¿Han dejado de regir los tratados de 1815? Actas del
futuro congreso».). París, 1863. En esta obra, Proudhon se opone a la
revisión de los acuerdos del Congreso de Viena sobre Polonia y a que la
democracia europea apoye el movimiento de liberación nacional de Polonia,
justificando de esta manera la política opresora aplicada por el zarismo
ruso.- 26
[**] En todo. (N. de la Edit.)
"SER GOBERNADO SIGNIFICA:
SER OBSERVADO, INSPECCIONADO, ESPIADO, DIRIGIDO, LEGISLADO, REGULADO,
INSCRITO, ADOCTRINADO, SERMONEADO, CONTROLADO, MEDIDO, SOPESADO, CENSURADO E
INSTRUIDO POR HOMBRES QUE NO TIENEN EL DERECHO, LOS CONOCIMIENTOS, NI LA
VIRTUD NECESARIOS PARA ELLO.
SER GOBERNADO SIGNIFICA, CON MOTIVO DE CADA OPERACIÓN, TRANSACCIÓN O
MOVIMIENTO, SER ANOTADO, REGISTRADO, CONTROLADO, GRAVADO, SELLADO, MEDIDO,
EVALUADO, SOPESADO, APUNTADO, PATENTADO, AUTORIZADO, LICENCIADO, APROBADO,
AUMENTADO, OBSTACULIZADO, REFORMADO, REPRENDIDO Y DETENIDO.
ES, CON EL PRETEXTO DEL INTERÉS GENERAL, SER ABRUMADO, DISCIPLINADO, PUESTO
EN RESCATE, EXPLOTADO, MONOPOLIZADO, EXTORSIONADO, OPRIMIDO, FALSEADO Y
DESVALIJADO, PARA SER LUEGO, AL MENOR MOVIMIENTO DE RESISTENCIA, A LA MENOR
PALABRA DE PROTESTA: REPRIMIDO, MULTADO, OBJETO DE ABUSOS, HOSTIGADO,
SEGUIDO, INTIMIDADO A VOCES, GOLPEADO, DESARMADO, ESTRANGULADO POR EL
GARROTE, ENCARCELADO, FUSILADO, JUZGADO, CONDENADO, DEPORTADO, FLAGELADO,
VENDIDO, TRAICIONADO Y POR ULTIMO, SOMETIDO A ESCARNIO, RIDICULIZADO,
INSULTADO Y DESHONRADO.
ESTE ES EL GOBIERNO, ESTA LA JUSTICIA, ESTA ES LA MORALIDAD!!! "
Pierre Joseph Proudhon
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