Blogia
criticamedicina

Palabras Guidos

No obstante todas las evidencias, económicas , la gente a mi alrededor sigue teniendo mas hijos. Tengo un amigo que orgulloso de sus hijos se emborracha todos los días y brinda por su fertilidad , un día de estos me explico "Sientes una necesidad que brota de adentro como una lava incandescente, sube por tus entrañas y te quema si no la dejas salir." Acto seguido, pasó a “gomitar”.



Uno de los tantos niños, hijos de los vecinos, que llegan a visitar todos los días a mi hijo menor, entró de nuevo por la puerta de mi habitación y acá lo veo parado a la par mía , metiéndose un dedo en la nariz y mordiendo una minuta de semilla de marañon con la otra mano . No falta mucho para que empiece con su pregunta tradicional: "¿Qué escribes?" Y ante las evidencias , de veras,..... de veras no sabría responderle.



Las mujeres están accesando a nuevos recursos de autoridad sin tener que renunciar a sus inherentes poderes tradicionales de seducción erótica. En la vida real la mayoría de las gerentes de la industria y los negocios distan mucho de tener los encantos de Demi Moore, ni su correspondiente capacidad de embrujo.

En la mente masculina, lo que nos preocupa es la retribución simétrica: asumimos que cuando la mujer ocupe nuestro lugar habrán de tratarnos más o menos como nosotros las hemos tratado en estos últimos siglos . Lo cual desde cualquier punto de vista no deja de ser una perspectiva preocupante.

Ya nos imaginamos recluidos en la cocina, con nuestro delantarcito, mostrando nuestras piernas de cangrejo, chismeando sobre vomitadas de bebé o cambiándole pañales, mientras las señoras hablan en la sala de las cosas que realmente importan, cosas de mujeres, que nuestro limitado entendimiento no podría comprender. Previendo la cadena interminable de abusos a la que seremos sujetos, reclamamos que se nos compense por adelantado. Después de insistir durante milenios que las mujeres son naturalmente inferiores, ahora nos preocupa establecer con claridad que tampoco puede resultar que sean naturalmente superiores. Sus aspiraciones tienen que quedar, como máximo, en un justo y democrático fifty-fifty. Después de eras y edades de lo mismo, creo que los hombres nos merecemos un buen descanso.



Thomas de Quincey ridiculizó genialmente la “escalada del mal” hace más de ciento cincuenta años: "Si uno empieza por permitirse un asesinato pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente."

Basta con que se corra la voz , un Chero se va a París. Encárgale algo. Para que todo viajero confirmado se convierta en encarguitario potencial. Vamos a entender como “encarguito” cualquier objeto que viaja entre dos personas que se quieren, a cambio de que una tercera las va aborrecer para siempre. El fenómeno encarguito requiere de por lo menos tres participantes:

1. la persona que lo envía (el encarguitante),

2. la que deberá recibirlo (el encarguitado), y

3. la que lo traslada (el encarguitario o, dicho en buen “jalvadoreño” , el pendejo).

Quien “encarama” un encarguito desdeña a todas las compañías especializadas - DHL, UPS- en favor de un amateur incompetente, maniatado por la cherada o por un parentesco . En lo que al amateur concierne, es un afecto infectado de sadismo. Pero en fin. No es lo mismo que la prima Flauberta reciba su póster tamaño natural de Juan Gabriel por DHL , a que lo reciba de una mano cordial, que con todo gusto la ahorcaría

Una vez enterado, el encarguitante urde su tortura. Imposible desaprovechar la oportunidad de perjudicar a un prójimo y, de pasada, hacerle llegar al pariente una porción de Pollito Campero o de tamales pisques que tanto extraña. La elección del objeto a encargar cae dentro de lo que en teoría “jalvadoreña” se conoce como "ocurrencia", fenómeno que consiste en aplicarse con ingenio a la minuciosa confección de un disparate.
Tomada la decisión, el encarguitante busca al viajero. No tarda en sacar el tema de su ser querido, quien mucho sufre en tierra extraña . El viajero se apercibe, de que en ese instante se inicia su inevitable mutación a ............. pendejo. Entre la charla melosa, el encarguitante desliza las frases

§ insinuantes de rigor: Ah, pero ¿vas a París?;

§ solicitantes: ¿Te podría hacer un encarguito? y

§ atenuantes: es una pequeña cosa , o sólo un detallito, o bien, una cosa urgente

El pendejo se muestra atento a estas expresiones y las sopesa de prisa, aterrorizado y sin perder la cortesía. La experiencia le indica que :

§ una cosita alude a la categoría "comida vernácula"; tamales pisques, pescado seco, dulce de panela, chorizos de cojute

§ detallito es siempre un foto tamaño poster con todo y marco, del hijo de Cupertino chupandose el dedo .

§ cosa urgente es un objeto preciado para la familia (por ejemplo las cenizas del tío Anatolio, que deseó fuesen esparcidas dentro del Moulin Rouge).

Si el viajero acepta convertirse en pendejo, recibe las frases de agradecimiento respectivas :

§ no sabes cuánto te lo agradezco, o bien:

§ no sabes cuánto te lo voy a agradecer.

Atención: la elección del tiempo en la conjugación del verbo agradecer, obedece a la formula , peso / volumen del encargo. De este modo:

te agradezco le tocara desplazar unas 10 libras de peso , mientras que te lo voy a agradecer mide un mínimo de un metro y pesa de 10 libras para arriba . Para terminar, llega la remachante frase que cierra el contrato: ¿Estás seguro de que no es mucha lata?, que traducida al Jalvadoreño significa: Ya te jodí y lo sabes, y además sabes que yo lo sé, y no puedes hacer nada, por pendejo.

0 comentarios