Medico, ser elegido? por Guidos
El médico se cree el hombre más importante de su tiempo, pero no hace falta ser muy inteligente para verlo sometido como un títere que responde con una sonrisa bobalicona a las más variadas torturas del mercado . La responsabilidad pasa de refilón por la vida del médico, se ríe de él, lo aniquila, lo destruye con el paso del tiempo, pero, pese a su desconcierto, el médico piensa que está en el centro del universo. El médico se siente protagonista interminable de un proceso que confunde su vida con la historia del mundo. ¡Pobre idiota! Como un narciso que rejuvenece ante un futuro prometedor que nadie comprende, en su interior siente su incomprensión como una afrenta. Si creer en el
más allá después de la muerte es difícil, el médico cree las llagas de su cuerpo como una prueba de la salvación de su alma. Cree en la bondad del tiempo, en su visión premonitoria, en su soberbia creadora. El médico piensa que nadie ve lo que él ve. Y aunque todos vean su desconfianza, el desequilibrio, único patrimonio de la locura, el médico retrata la sociedad en un espejo múltiple que nos traspasa los pensamientos y los deseos más ocultos.
Pero así como la realidad es un reflejo de lo que acontece en un espejo, el médico es siempre diferente. Ante el silencio de sus semejantes, él alza su orgullo. Ante el aplauso de la gente, su desprecio.
Ni rey ni soldado, ni esclavo ni libre, siempre el único capaz de entender
el milagro, el elegido para descifrar lo que fue de pocos.
más allá después de la muerte es difícil, el médico cree las llagas de su cuerpo como una prueba de la salvación de su alma. Cree en la bondad del tiempo, en su visión premonitoria, en su soberbia creadora. El médico piensa que nadie ve lo que él ve. Y aunque todos vean su desconfianza, el desequilibrio, único patrimonio de la locura, el médico retrata la sociedad en un espejo múltiple que nos traspasa los pensamientos y los deseos más ocultos.
Pero así como la realidad es un reflejo de lo que acontece en un espejo, el médico es siempre diferente. Ante el silencio de sus semejantes, él alza su orgullo. Ante el aplauso de la gente, su desprecio.
Ni rey ni soldado, ni esclavo ni libre, siempre el único capaz de entender
el milagro, el elegido para descifrar lo que fue de pocos.
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