Medicina y politica Dr. Guidos
Creo que en el gremio médico existen dos tipos de actores con la capacidad de encarnar y lograr el cambio de lógica en este mundo . Un grupo, no tienen el poder, ni la capacidad ni, incluso, la idea, ya que su propio mente se encuentra bloqueada por la interiorización de las categorías dominantes sobre la riqueza y el dinero. Una segunda grupo de actores agrupa a los que saben (o podrían saber) y tienen los medios de llevar a cabo esos cambios, pero no los quieren porque encuentran ventajoso el mantenimiento del statu quo, son los beneficiarios financieros y simbólicos de la sociedad de mercado.
Entre estos dos grupos, existen, afortunadamente, algunas piezas móviles sobre el tablero, susceptibles de jugar un papel determinante, a condición de que tengan la osadía de superar una visión reductora de su papel: es el caso del conglomerado, constituido por todas las fuerzas, esencialmente asociativas, estructuradas alrededor de fines más elevados que los del lucro.
De lo que se trata entonces es de reencontrar la fuerza original del principio médico asociativo que busca, por medio y más allá de la economía, de substituir la lógica guerrera de ganadores/perdedores por la lógica cooperativa de ganadores/ganadores.
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Como médico no puedo representarme el dolor si no lo vivo. No puedo reconocer al otro que es presa del dolor si no me compadezco.
Esta ontología de la comunidad la descubrimos a través del padecer-juntos, una manera de padecer que, por lo tanto, se aparta de la pasividad y se hace constructiva. Ética.
Los medicos no protestamos por la ausencia de medicinas en los hospitales porque es propio de la naturaleza humana hacerlo, sino, por el contrario, porque nos sentimos separados de lo que consideramos que es la humanidad. La negación, la protesta, no proviene de nuestra esencia sino de la situación en la que nos encontramos Nuestra negatividad no surge de nuestra humanidad, sino de la negación de nuestra humanidad, del sentimiento de que la humanidad es todavía-no, de que es algo por lo que se debe pelear.
Entre estos dos grupos, existen, afortunadamente, algunas piezas móviles sobre el tablero, susceptibles de jugar un papel determinante, a condición de que tengan la osadía de superar una visión reductora de su papel: es el caso del conglomerado, constituido por todas las fuerzas, esencialmente asociativas, estructuradas alrededor de fines más elevados que los del lucro.
De lo que se trata entonces es de reencontrar la fuerza original del principio médico asociativo que busca, por medio y más allá de la economía, de substituir la lógica guerrera de ganadores/perdedores por la lógica cooperativa de ganadores/ganadores.
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Como médico no puedo representarme el dolor si no lo vivo. No puedo reconocer al otro que es presa del dolor si no me compadezco.
Esta ontología de la comunidad la descubrimos a través del padecer-juntos, una manera de padecer que, por lo tanto, se aparta de la pasividad y se hace constructiva. Ética.
Los medicos no protestamos por la ausencia de medicinas en los hospitales porque es propio de la naturaleza humana hacerlo, sino, por el contrario, porque nos sentimos separados de lo que consideramos que es la humanidad. La negación, la protesta, no proviene de nuestra esencia sino de la situación en la que nos encontramos Nuestra negatividad no surge de nuestra humanidad, sino de la negación de nuestra humanidad, del sentimiento de que la humanidad es todavía-no, de que es algo por lo que se debe pelear.
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