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Quien es Sobich...o ( el que mata maestros)

Una investigación que merecería el Pullitzer
Todas las ideas de Jorge Omar Sobisch
fechaViernes 23 abril de 2004 por Jorge Gadano  Política y Economía   
Desde el fondo de la historia provincial, el gobernador de Neuquén y candidato a presidente de la Nación Jorge Omar Sobisch (en adelante JOS), comenzó a ser una personalidad pública cuando, a principios de abril de 1979, formó parte del elenco juvenil neuquino que presentó sus inquietudes al entonces presidente -teniente general- dictador Jorge Rafael Videla. JOS, que no por ser a la sazón presidente de un club deportivo dejaba de tener preocupaciones filosóficas, impresionó a Videla por la firmeza de sus convicciones y por la valentía con que las expuso. De entonces a ahora, un inagotable manantial de ideas ha alcanzado tal dimensión que, para su cabal comprensión, se torna necesario ordenarlo y concentrarlo. Ese es el propósito de esta nota.

El 3 de abril de 1979, en una página titulada “Videla con la juventud”, el diario “Río Negro” atesoró las reflexiones que los jóvenes más destacados de la sociedad neuquina presentaron al dictador.

Todo empezó con una introducción de Videla, quien, con notable visión de futuro, definió al encuentro como “una conversación con los herederos de este Proceso, que será facilitado por la autenticidad que se aplique”.

Como no podía ser de otra manera, el primer “heredero” que tomó la palabra fue JOS. Como para demostrar, ya en aquellos años, que el de los derechos humanos no era un asunto que le preocupara, no dijo una palabra al respecto. Pero es que otro tema, de altura filosófica, lo afligía. Pidió un cambio “en la filosofía que se aplica en el orden nacional para el manejo del deporte”. Y profundizó: “es necesario volver a las fuentes, en donde la comunidad sea propietaria de las entidades, porque la comunidad defiende lo que hace”.

Otros jóvenes ilustres como Carlos Gotlip y Félix Martínez, hablaron después, pero fue visible que Videla había quedado particularmente impresionado por el pensamiento de quien, un cuarto de siglo después, se postularía para ocupar su lugar. Ya de regreso en Buenos Aires el todavía teniente general habría de comentar a su mujer, Raquel Hartridge, sobre la brillantez de aquel joven que, en una lejana provincia y sin otra formación que la adquirida junto a Julio Falleti, lo había sorprendido diciéndole “es necesario volver a las fuentes”. Ninguno de ambos imaginaría que, ya convertido en un hombre de Estado, aquel humilde joven sería candidato a la presidencia de la República. Era algo, por cierto, inimaginable. Como lo es hoy.

DE INTENDENTE A GOBERNADOR: AFINIDAD CON MENEM

Absorbida quizás por la gestión de intendente de la capital provincial, la capacidad de producir ideas de JOS, que parecía inagotable, se agotó abruptamente. A la vez su carrera política sufrió un repentino corte porque, habiéndose postulado para la reelección, cayó derrotado -por unos pocos y cuestionados votos- ante Herminio Balda.

Con la derrota, que lo devolvió a la imprenta, fue peor. Pero en setiembre de 1991, ya triunfador en la interna emepenista para gobernador frente a Luis Sapag, su pensamiento volvió a fluir.

Sólo que, con el paso de los años y el estímulo del triunfo, la humildad del joven había dejado su lugar a la suficiencia del político maduro y exitoso. Hablando de “la comunidad” neuquina, supo advertir: “mi figura creció en esa comunidad a partir del triunfo en la última interna (y así) se consolida en la provincia una figura no sólo ya con mucho consenso en la capital”. Para figurar, nada tan importante como la figura.

Fue en esa misma entrevista que JOS sorprendió con un fulgurante destello de su pensamiento: “yo -dijo- utilizo una frase, creer para crecer”. Y explicó: “en la medida en que desde el gobierno seamos creíbles, cosa de la que estoy convencido, tendremos todo el apoyo de la comunidad”. Y eso no fue todo, porque antes que muchos descubrió al Menem estadista. Dijo que en 1989 lo había votado “porque lo veía con más características de hombre de Estado. No puedo -detalló- dejar de reconocer que es un hombre que tiene ascendencia, un excepcional manejo de los tiempos, que ha tomado decisiones que sorprendieron y que luego hubo que admitir que fueron acertadas, como cuando mandó las naves a la guerra del Golfo”. Lamentablemente, faltó un Menem en el 2003 para mandar soldados a Irak.

Un año después, ya gobernador, JOS habló de su apoyo a la privatización de YPF y de las centrales hidroeléctricas -que le permitieron embolsar 720 millones de dólares- y se arrimó todavía más a Menem, cuando dijo que sentía por él “una afinidad particular”. Esa entrevista, a la vez, hizo posible conocer una veta hasta entonces inexplorada de su lenguaje, tan cercano al pueblo (o a la comunidad). La revelación se produjo cuando se refirió a la repercusión que había tenido una reciente entrevista con Menem, y la graficó diciendo que él había pasado de ser “perro a escopeta”. Después, con el correr del tiempo, su abrazo con el habla de Castilla se manifestaría en expresiones como “pelarse el culo” (para explicar los esfuerzos de su gobierno); o la que usó para desarrollar su pensamiento en materia de seguridad, consistente en tratar a los delincuentes “a patadas en el culo”. Una forma muy particular de interpretar las normas constitucionales sobre reeducación referentes al trato que el Estado debe dar a los presos.

¿Algo más para demostrar la filiación menemista de JOS? En mayo de 1995, después de la reelección de Menem, lograda con su apoyo, afirmó que en Neuquén “la gente apoya el modelo político, que se implementa también en la provincia”.

Como el pensamiento de JOS fluye de modo incesante, es imposible alcanzarlo en su totalidad. Con lo expuesto, sin embargo, bastaría para concluir en que pretende ocupar el espacio que ha dejado vacío el ex presidente trasandino.

Un espacio que se ha reducido bastante porque, como Tom Romero y Miguel Pichetto, la mayoría de los menemistas dicen ahora que nunca lo fueron.

http://www.8300.com.ar/spip.php?article114

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