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Contra la autogestion de los trabajadores: el negocio del hotel Bauen

Mientras el Poder Político no defienda a los Trabajadores,
el Poder Económico continuará avanzando como en los años 90.

Después de 4 años de trabajo por parte de la Cooperativa de Trabajadores del Hotel Bauen, que tomó un edificio arruinado y lo volvió a transformar en un hotel operativo, sede de diversas actividades culturales y sociales, la Justicia argentina, el viernes 20 de julio, intimó a los trabajadores a desalojar el edificio en 30 días con el fin de restituirlo a sus antiguos dueños.
Una vez más, la complicidad entre los inversionistas privados que lucran estafando al Estado y los grupos políticos que participan de sus intereses, avalan el asalto y el pillaje de la riqueza social a favor del beneficio privado y exclusivo de algunos que tienen por única virtud, pertenecer al selecto Club de la Clase Económica Concentrada que domina el mundo.

La orden de desalojo proviene de la jueza Paula Hualde, y beneficia a la empresa Mercoteles S.A., al mando de la cual figura Samuel Kaliman, cuñado del primitivo dueño del hotel, Marcelo Lurcovich.
¿Cómo fue el recorrido? Según el matutino Página 12 del domingo 22 de julio: “Marcelo Lurkovich inauguró el Bauen para el Mundial 78 con un crédito del Banade (Banco Nacional de Desarrollo) que nunca terminó de pagar (se estima que aún debe 13 millones de pesos). En 1997 lo vendió a la compañía chilena Solaris S.A.., que también contrajo deudas por Alumbrado, Barrido y Limpieza, por más de 5 millones de pesos y llevó a la quiebra al hotel en el 2001, dejando a todo le personal en la calle”.
A partir de ello, en 2003, un grupo de trabajadores formó una cooperativa de trabajo, ocupó el hotel y lo reabrió. Recuperaron así 154 puestos de trabajo y transformaron el hotel en una plaza más para el turismo tanto latinoamericano como de Canadá, Estados Unidos y Europa. Además, los salones del Bauen se han transformado en lugar de encuentro habitual para organizaciones sociales y políticas y para actividades culturales.
El año pasado -2006- Samuel Kaliman hizo una denuncia ante la Justicia contravencional contra los trabajadores, por falta de seguridad en el edificio, el hotel fue transitoriamente clausurado y el caso terminó en un juicio oral. Sin embargo, en las audiencias Kaliman “no supo contestar ni el domicilio legal de Mercoteles, ni cuándo se reúne su directorio, ni quiénes son los socios más importantes”, revela Diego Carbone, el abogado de la Cooperativa de Trabajadores del Bauen. Mercoteles pretende haber comprado el hotel en el 2005, pero para entonces el Bauen ya estaba ocupado por sus trabajadores, y funcionando. Lo cual lleva a sospechar que Kaliman no es sino un testaferro de Lurkovich.
Desde la apertura de su fuente de trabajo los trabajadores del Bauen impulsaron varios proyectos de expropiación, pero ninguno prosperó. En ellos plantearon que el Estado, como acreedor de las dos gestiones empresarias debería usar esas acreencias millonarias como parte de pago del edificio (recordemos que se trata del equivalente a más de 4 millones de dólares americanos en el caso de Lurkovich, y de casi más de un millón y medio de dólares americanos, adeudados en concepto de impuestos, en el caso de la Solaris S.A.). Más que suficiente para que el Estado recupere el edificio y los trabajadores que lo rehabilitaron puedan seguir explotándolo.
Nada de eso ha ocurrido, y hoy la Justicia argentina parece dispuesta a favorecer una vez más los intereses de los mismos inversionistas privados que ya defraudaron a la Nación, por un monto de casi 6 millones de dólares, en contra de los intereses de 154 trabajadores, jefes de familia que, sin más herramientas que su capacidad de trabajo, su iniciativa y su solidaridad, revalorizaron y rehabilitaron un hotel que estaba abandonado, transformándolo en un referente turístico, social y cultural.
Esta decisión se ve sostenida, para colmo, por una ley que el macrismo impulsó y logró que se aprobara en diciembre del 2005, en la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Ley que impone devolver el edificio a sus antiguos dueños, CONDONARLES LAS DEUDAS Y SUBSIDIARLES un año de salarios del personal. Huelgan los comentarios.

Por todo lo anterior, el Grito de los Excluidos se solidariza con los Trabajadores del BAUEN junto a otras organizaciones sociales y destacadas personalidades de Argentina, de toda nuestra Patria Grande y el mundo, que deseen firmar este documento en apoyo a los reclamos de los trabajadores de la Cooperativa del Hotel BAUEN.

Buenos Aires, Argentina a los 24 días del mes de julio del 2007.

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