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El desastre de las pasteras: metanselas en el culo a Finlandia

 

Apostar a un verdadero desarrollo

Comisión Multisectorial*

            Centroamérica y Sudamérica constituyen  una región estratégica desde el punto de vista geopolítico: agua, tierra, riquezas en diversidad genética, petróleo y minerales.

Es claro que hoy las iniciativas productivas las toman fundamentalmente empresas trasnacionales que deciden instalarse en nuestra región (autorizaciones mediante, las que mayormente parecen un trámite más que un estudio de la situación) haciendo un uso no sustentable de los recursos naturales, para producir lo que en sus países ya no les es posible. Esto es debido al alto impacto derivado de las externalidades ambientales de algunos sistemas de producción (celulosa, cultivos transgénicos, entre otros). De modo que la internalización de los costos ambientales ha conducido al “expansionismo” o “migración” de estas industrias, lo que se ha visto reforzado por disminución o agotamiento de fuentes de materia prima. Ello se ha traducido en una fuerte concentración y transnacionalización de la tierra con el consiguiente aumento exponencial del precio de la misma. Además de la minería a cielo abierto con cianuro (actualmente centro del mayor saqueo de la historia: al estar los minerales diseminados, no han encontrado mejor idea que dinamitar la cordillera…), avanza la frontera agrícola de la llamada “agricultura sin agricultores” o “agricultura industrial” con extensas áreas de cultivos de soja transgénica, extensos cultivos forestales para producir pasta de celulosa y ahora enormes extensiones con destino a la producción de agrocombustibles.

            Esto podrá llamarse crecimiento económico – lo que se traduce en ganancias para algunos pocos - pero jamás podrá ser confundido con desarrollo social. Si exigiéramos a los inversores que incluyeran en su contabilidad los costos (negativos) de las externalidades ambientales generadas por la explotación de los recursos naturales afectados a su inversión, seguramente la rentabilidad sería otra y no harían ninguna de estas propuestas en nuestros países.

            Seamos claros: quienes detentan la tenencia de las tierras son las grandes corporaciones, que son también quienes se llevan las ganancias y a su vez degradan los recursos naturales al hacer un uso exhaustivo de los mismos (agua, energía, fertilidad de los suelos, etcétera). Pero quien tendrá que restaurar o remediar lo degradado será la sociedad toda. ¿Alguien ha hecho el cálculo de cuál sería el costo de dicha restauración en caso de ser posible? ¿Y si no es posible?

            Recordemos que la naturaleza no es sólo un recurso en sentido económico, sino también un  “servicio” en términos ecosistémicos. Éste es el caso de los suelos cuyos “servicios” permiten la recarga de acuíferos, el control de inundación, la renovación de la fertilidad que sustenta a la agricultura alimentaria, entre otros bienes. Pero lo más importante es que todos estos servicios no tienen un valor en la economía de mercado que hoy “invierte” en su explotación como recurso.

Andrés Barreda** dice “(…) el punto clave para estudiar los procesos de globalización actual son los procesos de conformación de las fábricas mundiales, todas ellas organizadas a la manera de un gran autómata planetario (…)” y necesita de una red de transporte físico donde se pasen contenedores de barcos a trenes, a camiones, a aviones, etc., “(…) la revolución intermodal volvió obsoleto al canal de Panamá. Los barcos con 11.000 contenedores no entran en Ámsterdam, es decir, hay que modificar hasta los puertos más importantes del planeta.”

Aquí aparece la Iniciativa de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) a través de la cual se busca asegurar el abastecimiento energético, se agilizan las comunicaciones y las rutas de entrada de las grandes corporaciones que –a su vez-  encuentran las más rápidas rutas de salida para las materias primas casi sin valor agregado, repetimos: casi sin valor agregado.

            Y quien se hace cargo de los costos de la infraestructura para atraer a estos “inversionistas” es nuevamente la sociedad toda. ¿Es esto justo?

En general estas  iniciativas se promueven con el argumento de derribar barreras socioeconómicas a la integración. No hablamos de planes secretos en el continente, decimos que la ciudadanía no dispone de la información adecuada para tomar posición sobre los costos y beneficios del desarrollo económico impulsado a través de la implementación de mega-obras, no se conocen evaluaciones de los impactos económicos y sociales que ocasionarán.

Naturalmente Uruguay no escapa a esta realidad, entonces, ¿por qué las y los uruguayos no hemos sido escuchados? ¿Por qué pareciéramos invisibles?

            Tal como sostiene Mirta Antonelli***: “(…)Los escenarios donde redes de movimientos sociales, activistas, ambientalistas, científicos, abogados, universitarios, periodistas, etc., interactúan, cooperan en el diseño de modos de intervención práctica de ocupación del espacio público y en la creación de acciones performáticas de concientización, reclamo o denuncia, están siendo invisibilizados y silenciados en una macro operación de denegación ( …).

 (…) niega también cualquier reconocimiento a la autoridad del saber que se pone a circular, resultando así el disenso –su discurso y sus sujetos- desacreditado in toto.  Esta macro operación de desaparición de los soportes del disenso impide la deliberación e inhibe las posibilidades de verificación/falsación de ese saber, negando de entrada su plausibilidad, por lo que deniega toda posibilidad de confrontación basada en el reconocimiento previo que se requiere  para ocupar posiciones de intervención que den existencia a un debate semio-político con el discurso circulante para confrontar con el dispositivo de consenso hegemónico.

(…) Corresponde, en sentido estricto, a uno de los funcionamientos suasorios de los procesos de producción y control de mundos posibles de las sociedades de control.”

La apuesta a un gobierno de cambio es  saber que es posible sortear las presiones de las corporaciones a través de la participación de la sociedad  organizada para la toma de las decisiones trascendentales. Tomar conciencia de esto es imprescindible para que quienes toman las decisiones no sigan aceptando cuanto proyecto se presenta prometiendo acabar con el desempleo a través del supuesto desarrollo de la región con supuestas inversiones millonarias. Las empresas trasnacionales no llegan para hacer beneficencia, sólo buscan la mejor forma de aumentar sus tasas de ganancias, y jamás debieran ser las que nos impongan qué y cómo hacer.

Y si bien hay muchos microcosmos de cambios, hay microrresoluciones hacia el cambio, son los ámbitos de macrodecisiones los que pueden habilitar un verdadero desarrollo a escala humana o hipotecar el futuro de la región.

Sabemos fehacientemente que otro mundo no sólo es posible sino absolutamente imprescindible.

* La Comisión Multisectorial brega por una región productiva con justicia social y sus miembros provienen de movimientos sociales e incluyen profesionales de distintas disciplinas. Para comunicarse escribir a covitradi@adinet.com.uy

** “Geopolítica, recursos estratégicos y multinacionales”

*** “Miedos del poder- Escenas de conjuro. La amenaza del activismo contra la depredación y el saqueo de bienes comunes. Argentina Era K”

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