Ocho razones tuve para escribir este libro
En Jánuca se celebra "la entrega de los poderosos en manos de los débiles, los muchos en manos de los pocos... y los malvados en manos de los justos..."
En los ocho días de Jánuca prendemos ocho velas, empezando con una vela el primer día, y agregando una vela más cada día, generando más y más luz. Las velas se prenden con una novena vela llamada “Shamash” (servidor).
Humildemente voy a ser el “SHAMASH” para dar luz…
Voy a encender ocho velas, y espero que duren toda la vida:
La primera de ellas es mi propia responsabilidad como judío con relación a mi pueblo…
La segunda, es cierta pretensión profética, un deseo profundo de advertir contra el error que atrae el mal y contra el mal aparentemente menor que se transforma en un imán que trae el mal absolutamente mayor…
La tercera es la responsabilidad como ciudadano argentino de enfrentar, descubrir, y revelar poniendo a la vista de todos, un entramado de hechos de corrupción punibles jurídicamente desde la legislación y repudiables desde nuestra ética de fundamento religioso. ..
La cuarta es la reafirmación del judaísmo como supervivencia de la verdad frente a la mentira del faraón, frente a los genocidios, injusticias y dolores que han soportado nuestro pueblo y toda la humanidad en el transcurso de la historia. ¿Cómo es que hay algunos de nosotros que se dedican sistemáticamente a delinquir para provocar más y más antisemitismo o judeofobia? …Esos que organizan mafias para echar a los pobres de su tierra y de sus casas, esos que se adueñaron de la energía y de bancos a través de “arregladas” e intrincadas privatizaciones, esos que ayer acumulaban miserables fortunas explotando la trata de blancas, esos…
La quinta es para que el lector perciba una confirmación: este no es un libro para entretener, ni para divertir, ni para divagar. Es ante lo que nos ofende y nos hace clamar contra las mil formas de la complicidad, entre las cuales está la religiosa…
La sexta es un compromiso inexcusable: este es un libro que denuncia actividades mafiosas organizadas por diversos gangs integrados por judíos.
La séptima, es que como judíos tenemos un imperativo: "No olvidar", o si lo queremos: "Recordar"…
Y la octava y última vela la enciende el corazón: si no hubiera escrito este libro, hubiera sentido que también para mí escribía aquella mano sin cuerpo, en la pared de aquel palacio del déspota babilónico, la enigmática frase:
“fuiste pesado en balanza y has sido hallado falto…"
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