La prensa de los anarquistas
Compañeros,
Ya salió el número 23 de nuestra prensa, Hijos del Pueblo, correspondiente al período Julio/Agosto 2010.
Hijos del Pueblo Nº 23
Fecha: Julio/Agosto 2010
Sumario:
- Cartelera (pág. 2)
- En el lugar de trabajo: métodos de lucha, táctica y estrategia (pág. 3)
- Ni gobierno ni oposición: ORGANIZACIÓN OBRERA (pág. 4)
- Sobre las jubilaciones. Una visión anarquista (pág. 5)
- Gatillo fácil en Bariloche (pág. 5)
- Sobre la llamada “libertad sindical” (pág. 6)
- Paritarias: Asistimos nuevamente al pan y circo de los traidores (pág. 7)
- ¡Solidaridad con los compañeros en lucha! (pág. 7)
- España 1936: Revolución en el campo y la ciudad -1ra parte- (pág. 8)
Descargar desde: http://www.redlibertaria.com.ar/files/archivos/HDP23-web.pdf
Editorial
Las lecciones de la realidad
“La fuerza reside en cada uno de nosotros, los oprimidos; pero esa fuerza es nula sin asociación, sin organización.” Antonio Pellicer Paraire
Los voceros de la burguesía lo gritan a los cuatro vientos, siguiendo las órdenes de sus amos. Poco importa que hace poco se haya conmemorado el día del periodista y las palabras que se vertieron sobre el ofi cio, por no mencionar la dura lucha de los compañeros del diario Crítica. Los escribas del poder cumplen con la función que el dinero les asignó: marcar el ánimo de la sociedad, asustar cuando hay que hacerlo, indignar otro tanto. Y así, la lucha de las bases del sindicato de Alimentación, que obligó a la burocracia a fi rmar un aumento del 35%, no fue refl ejada como un triunfo, sino como todo lo contrario.
Distintos son los públicos a los que los medios se dirigen y, consecuentemente, distintas las infamias. En algunos, dirigidos a la clase media, el fantasma es la infl ación. En otros, los que le hablan a la burguesía en su propio lenguaje, se habla directamente de “fi esta gremial”, y hasta se busca invertir la realidad: los trabajadores y sus sindicatos explotan a los patrones al obligarlos a dar aumentos y reabrir las paritarias. ¡Pobres los empresarios! Los que ganan millones a cambio de monedas, se quejan, patalean, y amenazan por tener que enriquecerse un poco menos.
No fue la burocracia quien llevó adelante esta lucha, solo recordemos lo carneros que fueron durante el confl icto de Kraft. Pero son ellos quienes ahora, para que las bases no se los lleven puestos, abren la negociación, incluso las que ya estaban cerradas por sumas miserables. Sin embargo, esta ola que afecta a la burguesía directamente en su bolsillo y la obliga a defenderse con todas sus armas, no surgió por generación espontánea. En cada lucha encontramos compañeros con años de trabajo detrás, de peleas diarias para hacer germinar las comisiones internas o recuperarlas, para alentar a los trabajadores que los rodean, a ir por más y no conformarse con las miserias de la conducción. Está más que claro que sin la acción de la base, el activista solo no logra nada, pero, sin organización y coherencia, lo que pueden ser eventuales estallidos de bronca no se transforman en una lucha con posibilidades de triunfar.
Con solo mirar hacia atrás, podemos encontrar ejemplos de cómo el anarquismo aportó, desde su lugar, que no es otro que el corazón mismo de la clase obrera, a la construcción de las organizaciones de combate. Primero las sociedades de resistencia, luego los sindicatos y más tarde las federaciones de alcance nacional. Recordamos las hazañas de los compañeros, y los recordamos a ellos, algunos de los más reconocidos Malatesta, Gori o Soto. Otros, muchísimos, miles, anónimos, pero tan valiosos como los demás. Porque comprendieron cuáles eran los problemas reales de los trabajadores, sus propios sufrimientos de todos los días, y así fue que con voracidad decidieron entregarse al ideal de libertad, a la lucha y fueron ganando cada vez más adeptos entre sus propios compañeros. Gracias a su coherencia y su comportamiento en las luchas contra los patrones y los represores, con el ejemplo como la mejor y más efectiva de las propagandas. Lentamente fue creciendo, casi de la nada, un movimiento obrero combativo.
Nuestra participación, hoy, dentro de las organizaciones de los trabajadores, es vital. Sólo con nuestra acción podemos evitar que la clase obrera vuelva a caer una y otra vez bajo los espejismos del reformismo o la domesticación de la burocracia. Y no por puro voluntarismo, sino por la concepción integral de la lucha obrera, sobretodo en los métodos, que el anarquismo desarrolló a partir de incontables combates contra el Estado y el Capital. Hacia el horizonte de la Revolución Social debemos dirigirnos, con la Acción Directa en una mano y la Asamblea en la otra, herramientas de igualdad y lucha, contra toda autoridad.
RED LIBERTARIA
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