Medicina Social ALAMES
Querid@s compañeras y compañeros de ALAMES
Como es clásico al terminar un año se va imponiendo una cierta lectura de los acontecimientos, un balance de los logros y sobre todo una explicitación de expectativas para el año que se inicia.
Hemos recibido algunos comentarios sobre ciertos énfasis puestos en los sistemas de salud cuya centralidad parece modificar las prioridades históricas de ALAMES.
No hay duda que la permanente reconfiguración del capitalismo globalizado ha traído nuevas inequidades -que se suman y multiplican las anteriores- algunas de las cuales recién empezamos a comprender en su gravedad y naturaleza.
Los derechos laborales de la mano de las flexibilizaciones, de las migraciones masivas, de las terciarizaciones, del teletrabajo, de la taiwanización o de las maquilas, son ejemplo no solo de nuevas estrategias de precarización sino de lo engañoso del mito del fin del trabajo como supuesta consecuencia de la tecnificación. La esencia del capitalismo globalizado continúa siendo explotar a l@s trabajador@s lo que se extiende a poner en juego, a jugar con la salud y la vida de ell@s lo que no alcanza a conjurarse con el show mediático mundial de Gran Hermano del rescate de los mineros chilenos (y boliviano).
Las inequidades de género, étnicas, culturales, por identidad sexual se suman y se potencian entre sí sumándose a las diferencias sociales y planteando una multiplicidad de escenarios que requieren al mismo tiempo especificidad y visión de conjunto para modificar o al menos para poder incidir.
La problemática del cambio climático y sus múltiples repercusiones locales muestra una nueva y crítica faceta del modo de producción hegemónico y reuniones como las de Copenhague o Cancún muestran hasta que punto los gobiernos están controlados por intereses que hoy exigen ganar tiempo para poner en funcionamiento quiméricas tecnologías como las de captura de CO2 atmosférico. La posición de Bolivia en este marco denunciando la absurda asignación de responsabilidades en este tema al Banco Mundial es tan solitaria como elemental: nuevamente proponen al zorro como el agente idóneo para cuidar el gallinero.
Pero volviendo a los sistemas de salud resulta necesario percibir que los análisis de la medicina social no pueden, por postulado de coherencia, ignorar los efectos de demolición que el capitalismo viene trayendo sobre los propios servicios y sistemas públicos de salud. La importancia de un monitoreo internacional del experimento social genocida que la Ley 100 y su inminente profundización ha traído, debería ser suficiente alerta como para expresar que “todos somos Colombia”. Que este país continúa siendo utilizado como el principal laboratorio de estrategias de privatización que se extienden luego a toda nuestra América Latina, incluyendo Brasil, como expresa muy bien la carta abierta a Dilma Douseff que hemos publicado y que lleva la firma de los grandes actores protagónicos de la reforma sanitaria brasilera.
El cierre de filas de los republicanos y de todos los sectores empresariales norteamericanos, de frente a la propuesta de una medicina mas social y menos empresarial propuesta por Obama, fue mas importante que los mas de 40 millones de habitantes de EEUU que carecen de cobertura sanitaria. Allí se demuestra que los cantos de sirena de equidad, justicia, igualdad de oportunidades pregonadas por las instituciones dependientes de los grandes negocios: el BM, el BID entre otros solo sirven para encubrir las mas agrandes inequidades en los propios países del norte.
El debate es de fondo porque mientras en muchos países las expectativas de género, de derechos laborales, de salud sexual y reproductiva, de salud mental, movilizan actores y muestran avances y retrocesos la privatización de la salud no encuentra oposiciones consolidadas y resulta interesante imaginar qué sería de los logros alcanzados en algunos derechos sociales específicos, en países sin servicios ni sector público de salud.
Nos invitan a debatir estas tendencias dentro de los marcos propios y autoreferenciales de la economía (neoliberal) de la salud, pero este debate requiere otras canchas y otras reglas de juego. Los servicios públicos de salud no son un subsector mas, no son un componente más, para muchos países de la región son los únicos con responsabilidad territorial, con capacidad de organizar y proteger frente a amenazas a la salud colectiva, con énfasis preventivo promocionales, los únicos de acceso universal y gratuito, los únicos en donde la salud no es una mercancía, los únicos espacios libres de estímulos a las prestaciones innecesarias, los únicos que han ensayado formas incipientes de participación social y quizás lo más importante son los principales espacios de resistencia a veinte años de experimentos irresponsables en el continente y en el mundo de altísimo costo social y sanitario.
Por eso también necesitamos apoyar internacionalmente experiencias como las de la solidaridad internacional cubana, Brasil, Venezuela, El Salvador, Paraguay, Bolivia, entre otras para lograr resultados irreversibles en el fortalecimiento de lo público.
Por todo esto durante este año hemos añadido en nuestra página web un incipiente Observatorio Latinoamericano sobre el Derecho a la Salud con 22 notas de México, Honduras, El Salvador, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina y Chile.
Enfrentamos un 2011 complejo y queremos invitar a todos los miembros de ALAMES a fortalecer la organización, a comunicar interna (y externamente a través de nuestra página web) las novedades de redes y de núcleos nacionales y subnacionales y a complejizar la agenda con información cruzada de otros países y de otras redes.
Estamos conscientes y autocríticos sobre lo que hemos podido y lo que no hemos podido hacer en este 2010 y quisiéramos en ese sentido invitar a una interrelación mas activa usando como referencia el plan de trabajo 2009-2011.
Esperamos en breve contar con esta versión en nuestra página web www.alames.org
Un muy buen 2011 y un abrazo de solidaridad militante para todas y todos.
Nila Heredia Miranda- Mario Rovere
Ana Lucía Cassallas
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