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criticamedicina

Felipe Glasman: el colega sesinado por los poderosos

Si nuestros dirigentes vernáculos ("colegiales" y "federales") tuvieran la
mitad de bolas de Glasman, otro gallo cantaría por nuestros pagos. La
mentablemente la mayoría de nosotros todavía cree que podemos superar
nuestra miseria dejandolos "manejar" nuestros conflictos reinvindicativos,
que debemos estar unidos (a ellos) y demas... Otro asesinato que puede
quedar impune si los médicos escondemos la cabeza y miramos para otro lado,
como acostumbramos.

Colo.-

PD: ¿Se enteraron de las amenazas de Matta para los colegas que cobrasen
"plus"? Por suerte está grabado en la TV.

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EL ASESINATO DE FELIPE GLASMAN
Ofrecen $ 200.000 de recompensa para resolver el crimen de un médico

Los ofrece el Gobierno bonaerense. El hecho ocurrió en agosto de 2002 y está
impune.

Gabriel Bermudez BAHIA BLANCA.ESPECIAL

La provincia de Buenos Aires ofrece una recompensa de 200.000 pesos para el
que pueda aportar datos sobre el crimen del médico Felipe Glasman. El hecho
ocurrió en la noche del 28 de agosto de 2002 y aún sigue impune. La causa no
tiene detenidos y ninguna de las varias hipótesis que analizaron los
investigadores arrojó resultados hasta ahora.

El ofrecimiento de la recompensa había sido pedido por las autoridades de la
Asociación Médica de Bahía Blanca (de la que Glasman era presidente hasta su
muerte) al gobernador Felipe Solá, en su visita del miércoles a esta ciudad.

Solá aceptó rápido el pedido y la solicitada con el ofrecimiento de
recompensa se publicó ayer en diarios nacionales (entre ellos Clarín ) y de
la provincia.

La noche del crimen, Glasman dejó de atender en el consultorio que compartía
con otros médicos, en Saavedra al 300, y fue hacia su automóvil que estaba a
una cuadra y media sobre la misma calle. Al llegar al vehículo y antes de
subir, recibió dos balazos de un arma calibre 9 milímetros: uno a la altura
del corazón y el otro en la cabeza. Su cuerpo quedó tirado en la vereda,
junto a su maletín.

En un principio se dijo que un hombre lo había acompañado a lo largo de todo
el trayecto, pero nunca se dio por probado. Sólo dos testigos aportaron
datos que permitieron hacer un identikit aproximado del asesino, quien se
habría escapado de la escena del crimen caminando. Pero la investigación no
avanzó. Y tanto el móvil como el autor siguen siendo un misterio.

Glasman tenía 67 años y presidía la Asociacion Médica de Bahía Blanca desde
1984. Era un hombre de hablar pausado, pero polémico y de convicciones
firmes. Esa actitud frontal lo había llevado a enfrentarse con varios
sectores. Desde la presidencia de la gremial médica, discutió con el PAMI
por el valor y el reparto de las cápitas. También por las denuncias de cobro
de plus por parte de varios médicos que recibía la obra social.

En la tarde previa al asesinato, Glasman había suscripto con el entonces
interventor del PAMI, José Corchuelo Blasco, un convenio para eliminar
cobros extras. Su cargo de médico municipal (atendía en el servicio de
Endocrinología del Hospital Leónidas Lucero) no le impidió enfrentarse con
las autoridades municipales de turno por cuestionar su política sanitaria. Y
eso le valió varias sanciones.

También se enfrentó con otros sectores de la medicina privada por el manejo
de algunas hospitales y clínicas. Sobre todos esos conflictos que Glasman
había mantenido, se enfocó la investigación de la Unidad Funcional de
Instrucción 4 de Bahía Blanca. Ninguno dio resultados.

Para la Asociación Médica, se trató de un "crimen mafioso", relacionado con
la actividad que realizaba el médico. Así lo sostuvo desde un principio
Fernando Carignano, mano derecha de Glasman y ahora su sucesor al frente de
la gremial médica.

La entidad logró que un instructor de la Suprema Corte de Justicia colabore
con los investigadores y propicia que la causa pase de la UFI 4 a la nueva
UFI 5, que investiga crímenes y casos complejos. Pero en la Fiscalía General
lo descartan por ahora, por la complejidad del caso.

Mientras tanto, los días siguen pasando. Cada 28, sus colegas, familiares y
amigos organizan movilizaciones, obras de teatro y charlas para recordarlo y
pedir por el esclarecimiento del caso. Y en el acceso al edificio de la
entidad, un cartel -que se actualiza a diario- lo recuerda. Allí, debajo de
grandes letras donde se lee "Todos somos Glasman", ayer decía: "1.010 días".

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1 comentario

Esteban -

Dice Ismael Serrano:
"El caso es que me parecen buena gente, algunos luchadores del ocaso, que se parten el pecho por ser escuchados, que moriran en alguna esquina tiroteados"

un abrazo

esteban Larronde