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la seduccion del amor por Guidos

Algunas veces en la noche me dedico a olfatear el cuerpo de ese ser
especial que duerme a la par mía . Una noche de estas acerque la nariz a su
respiración, descendí por su cuello, por sus pechos libres , de un olor
especial , hasta que llegue al bajo vientre, donde siempre encuentro un
olorcito acogedor y cálido, como un guiso sabroso. Durante una de esas
exploraciones, ella abrió los ojos y me encontró con la nariz medio
enterrada en su regazo y los ojos cerrados, como un catador de vinos en
plena labor:

-¿Qué buscas? -me preguntó ella.

-No lo sé. Creo que a ti. O a algo de ti que ya no recuerdo, pero ella ya se
había vuelto a dormir y las palabras se le resbalaron de los oídos y se
esparcieron por la almohada.
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Los ritos de seducción que tiene que realizar el macho para llamar la
atención de una hembra son, en todas las especies, hiperlaboriosos: sonidos
histéricos, muecas hilarantes, buches inflados, cantos espectaculares,
cambios de colores, danzas lisérgicas, contorsiones imposibles, luchas a
muerte, proezas homéricas... Es sólo el principio. Si consigue convencer a
la hembra de portar el mejor genoma, aún le queda disputar el lugar del
nido, construirlo, dotarlo, en muchas especies debe atender a la hembra o
colaborar en la gestación y, una vez nacidas las crías, garantizar alimento,
proteger familia y territorio, reparar el hábitat, atesorar patrimonio para
tiempos malos...

La habitación en la que duerme ese ser con la que comparto los paisajes de
este mundo, es una Disneylandia de los olores. Los días domingos me quito
los zapatos y me meto entre las sábanas del dormitorio para revolcarme y
aspirar lo que ha quedado de ella en su almohada y bajo sus frazadas. Paso
unos veinte minutos embriagándome de ese modo y luego voy al baño, donde
aún pululan las partículas de vapor de agua con el olor del jabón y el
champú que uso por la mañana .Definitivamente cada casa tiene un olor
particular. Pero la habitación de ella tiene un olor como debe oler el
cielo.

Recuerdo una vez, tiempo después de haberla conocido estando bastante cerca
de su cuello . Ella hizo un movimiento que fue una de esas extrañas mezclas
de azar y voluntad , una de esas travesuras de los hechos que cambian las
trayectorias de las personas. Quizá fue ella la primera que giró la cabeza,
o quizá fui yo pensando en el peinado que ella llevaba, ya en esa fecha los
presupuestos se le habían caído del pensamiento desde hacía mucho tiempo. El
caso es que sin pensarlo recibí en su aliento un huracán de placer. Quizá
ella adelantó los labios, quizá fueron los labios lo que adelantaron a mi
, en un instante descubrí que su boca no sólo tenía un olor, sino también
un sabor a menta y fluor con cielo, si es que el cielo huele a algo . Y lo
mismo ocurría con las mejillas, y las orejas, aunque ellas no olían a menta
y fluor sino a jabón Palmolive, porque seguramente el cielo tiene varias
secciones de perfumería .

¿Por qué se casan las personas ? La Naturaleza, que sepamos, no exige que la
unión de los sexos deba ser civil o religiosa: desde el punto de vista
biológico , conceptos como "posesión", "separación", "derechos" o el deseo
de los amantes de estar "juntos para siempre" son, sencillamente,
aberrantes.

El origen del "matrimonio" (que viene de "madre") no está en el amor ni en
las estrategias políticas estatales ni en los caprichos divinos. La primera
modalidad de matrimonio probablemente se originó hace unos 600.000 años, con
la aparición de los primeros Homo Sapiens, cuando los machos, para
garantizarse su propia reproducción, exigieron la monogamia femenina y
nuestras antepasadas aceptaron: - si mi amor yo te garantizo que perpetuaré
tus genes. pero tú me garantizas nido, alimento y protección mientras
cuidamos y criamos nuestro genoma.

El hecho de que, en caso de ruptura matrimonial, los hombres entreguen a "Ex
& Hijos" patrimonio y sueldo "en concepto de alimentos", aclara la verdadera
naturaleza del matrimonio: que fue -y es- un pacto de cooperación entre
géneros para continuar la especie, pues en él están implícitos Reproducción
y Alimentación, los dos pilares primordiales de La Vida.

El "deseo" de perpetuar nuestros genes no tiene por qué ser más
consciente en las personas que en los insectos o que en los reptiles, la
monogamia no tiene que ver con el amor, sino con las estrategias
reproductivas.

John Dobson, físico nacido en China , lo explica con sencillez: "Las
directrices fundamentales del programa genético sirven para dirigir una
corriente de entropía negativa sobre nosotros mismos y transmitir la línea
genética. Por esto nos sentimos los agentes de la acción. Pero no es más que
un espejismo genético. Los genes nos han persuadido de que siguiendo sus
dictados alcanzaremos la paz de lo inmutable, la libertad de lo infinito y
la bienaventuranza de lo indiviso. Pero, en vez de eso, lo que tenemos al
final es............. una familia".

La competencia que se sucede con el esperma es una estrategia natural de
selección, una "guerra" que se produce en la vagina de las hembras entre
espermas de 2 o más machos, y su objetivo es elegir el mejor genoma
masculino, el que habrá de continuarse, El Elegido de La Vida.

Para los machos aspirantes a paternidad, "La Vida" es pura competencia, a la
vista de las pruebas que han de superar:

· La de la hembra -a la que ha de cortejar y gustar;

· la de los rivales -a los que ha de vencer en luchas mortales;

· la del útero - químicamente selectivo con los espermatozoides
rivales;

· la del azar -a pesar de parecer el vencedor, puede no ser el
auténtico padre de la cría; y, de ocurrir esto,

· la del pardillo -invirtiendo su energía en la crianza y cuidado de un
genoma que no es el suyo.

Es muy probable que estos dos últimos detalles hayan condicionado la
tendencia de los hombres a imponer la monogamia femenina: para garantizar su
paternidad, los primeros machos del Homo Sapiens habrían apartado a sus
hembras fértiles de la promiscuidad grupal, vigilándolas celosamente y
dedicándose a una sola compañera. En una sociedad cazadora, es verosímil que
la distribución desigual de carne haya conducido a la aparición de
"consorcios", una primitiva modalidad de relación conyugal en la que las
hembras aceptaron el aporte de alimento a cambio de una relativa fidelidad
sexual.

La monogamia es.......... una contraestrategia para evitar la competencia
entre espermas, es decir, para eliminar la competencia sexual entre los
machos. Aunque esta innovación puede haber fortalecido socialmente a los
Sapiens de la sabana, también puede haber ido acompañada, en sus inicios, de
un aumento de la agresividad masculina, de las acciones violentas y del
espíritu de venganza; y en sus finales... también: entre el ¿Serás sólo mía?
y el ¡Serás sólo mía ¡ únicamente media un tono distinto, pero el contenido
al final .........es el mismo.

El hecho de que el adulterio y la infidelidad femenina se hayan interpretado
como una ofensa o insulto al padre, nos indica que la monogamia favorece el
patriarcado, la falocracia y una sociedad violentamente organizada.

Los celos, la territorialidad, la competitividad entre machos, el
sentimiento de superioridad, el sentido de la posesión y de la propiedad son
emociones masculinas que, además de evitar la competencia
espermática,cimentan El Orden de la sociedad patriarcal moderna

La degradación no tiene que ser un descenso de la letra a la imagen, sino
del tú a sus preámbulos . Muchos médicos sindicalistas el no-yo lo reducen
a un medio aprovechable, para alimentarse y crecer; pero una persona no debe
crecer degradando el tú a fuente de energía útil (esclavitud), nutrientes
(canibalismo) o imágenes (reality show).
Puedo considerarte un no-yo, en cuanto eres otro yo, pero no reducirte a
medio externo, cuerpo extraño, energía aprovechable, obstáculo, reflejo,
imagen o recurso para mis proyectos. Aunque la humanidad tiende a eso, por
el lastre de millones de años.

Habían pasado muchos meses desde que la conocí y no había podido gozar de
ese festín de olores . Y es que en el cuerpo de la madre de mis hijos había
una cantidad de olores en los que aún no había podido penetrar: el aroma de
sus manos desnudas, el perfume de su piel entre sus piernas, en los muslos,
en la espalda subiendo hasta el cuartel general de los hombros, el acogedor
efluvio de sus pies.

Cercano estaba el día en el que podría olerla con todo mi cuerpo. Podría
tocarla percibirla con los dedos y la lengua, podría oír el sonido de su
respiración y sentir sus vellos en el resto de la piel. Cercano estaba el
día en que la vería entera, entregada, podría sentir el gusto de su vientre
y del canal entre sus pechos. Podría absorverla con mis cinco sentidos,
podría paladearla con todos mis poros. Me la imaginaba enredada en esa
mescolanza en que uno ya no distingue los sabores, los olores, los colores y
los tactos, en que el olfato se diluye entre las demás percepciones, como
las lágrimas en la lluvia.

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