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criticamedicina

el placer de uno mismo por Guidos

Si queda tanto por hacer, si hay que pensar desechando mitos, fetiches, clichés e hipotecas ideológicas, si se han de buscar soluciones a problemas creados por otros , si se ha de rechazar a quienes, disfrazados de izquierda, actúan como derecha y se han de establecer normas éticas que fijen límites a lo que se puede hacer y señalen lo que no se ha de hacer, por beneficioso que parezca, y si nada de esto es cosa de “soplar y hacer botellas”  y todo entraña riesgos, incomodidades y sacrificios, entonces, ¿Por qué diablos  emprender este camino?
La respuesta es sencilla: el placer. El placer de juzgar lo que se acepta y se rechaza, de estar inconforme con lo que desagrada y de tratar de cambiar aquello que funciona mal, que humilla, oprime o explota. En fin de cuentas, el placer de ser uno mismo y no una copia de otros, de actuar por propia cuenta -junto con muchos otros-, para decidir el propio destino en la medida en que esto en cada caso y lugar es posible. El placer, en suma, de ser amo de sí mismo antes de llegar a ser amo de todo junto con todos.
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Una de las figuras que se nos presentan en el ejercicio de la medicina es la del rompecabezas. Todo rompecabezas tiene una imagen, un dibujo, un diseño, pero fragmentado, desordenado. Creo que nosotros debemos de  captar las relaciones que existen entre esos fragmentos, aproximarlos, tentar uniones, armar la imagen. El ejercicio de la medicina es entonces un rompecabezas para armar: en tanto va construyéndose presenta huecos, blancos, y en tanto es suma de partes, muestra sus fisuras.
Y es que quizás este mundo es un enigma que se resuelve en una intriga
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Ernesto Guidos

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