Blogia
criticamedicina

Un texto de lujo escrito por un amigo

Qué límite tendrá la mentira  que se sustenta en el poder y el dinero?

por Gonzalo Moyano

La necesidad de mostrar (MOSTRAR) acciones (aun inútiles o perjudiciales) para “combatir la inflación” llevó a uno de los sectores más corruptos del gobierno a actuar para la tribuna. La larga trayectoria de la prensa en instalar un gerente del Banco Mundial de cierta calidad (en contraste con los inútiles todo servicio de sus antecesores, que le dejaban la iniciativa a Cavallo o circunstanciales subrogantes), que está llevando a la salud al negocio de las multinacionales, a los corruptos de la CGT, a los dictados del Banco Mundial, a la privatización que nos dejará sin salud. Los antecedentes de GGG parecían indicar cierta solvencia en el área del sanitarismo (uno de los grandes malentendidos argentinos, como la invención del dulce de leche, el democratismo de los radicales o que Cavallo nos iba a sacar de adonde nos condujo) cuando en realidad su posición se debe a cuestiones mucho más espurias. En particular su relación histórica con Lorenzo Miguel, con Guardia de Hierro, etc. Se encaramó en la función al reemplazar (y liquidar los logros que había acreditado) a Floreal Ferrara, cuando Antonio Cafiero perdió la interna con Carlos Menem, por lo que cedió el área salud de su gobernación al tándem Menem/Duhalde, los que impusieron a su operador en “salud”. GGG ya esbozó sus prácticas en aquellos pininos, acordando con la Industria Farmacéutica, demoler la lógica del vademécum creado por Ferrrara (con la colaboración de un equipo del Grupo Argentino por el Uso Racional de los Medicamentos –GAPURMED) introduciendo 40 medicamentos en ese instrumento, lo que provocó la renuncia de los técnicos del GAPURMED[1] y aparentemente influyó en la capacidad económica de GGG que fundó ISALUD poco tiempo después -sabemos que la Industria Farmacéutica es muy generosa cuando agradecer negocios que creía interferidos. Se destaca la “estrategia” que luego implementó GGG, que fue imponer el uso de nombres genéricos en las cajas (envases) de los medicamentos, cuando en realidad solo obligaba los que tenían sede administrativa en la Provincia de Buenos Aires[2].

Sí ocurre que GGG sabe lo que habría que hacer, pero por saberlo hace lo contrario a lo que debería, adornado con impacto mediático, solventado con los recursos de todos nosotros.

Ya hace dos años (a casi dos años del comienzo de la gestión de GGG y año y medio luego de la entrada en vigencia de la mentirosa “ley de prescripción de medicamentos por su nombre genérico” que GGG insiste en hacer pasar por prescripción DE genéricos, cosa bastante diferente) la Confederación Farmacéutica de la Argentina (COFA) mostraba que el 90% de los medicamentos habían aumentado, con un promedio de un 100% desde la famosa ley (junio de 2002). Durante la convertibilidad habían elevado su precio (sin control) en más de un 150%, con el peso convertible y salarios congelados. El propio GGG dice que “la parte” cuyo precio está atado al dólar representa menos de un 20% del costo, por lo cual el aumento inmediatamente después del fin de la convertibilidad (entre enero y junio de 2002, gestión de GGG) de un 150%   es injustificable. Como se dijo, en un año y medio (hasta fines de 2003) aumentó otro 100%, y en este último año se denunció que aumentaron entre un 4% y un 165%. Lo que no se dice es que el “grupo” de los que más aumentaron, son los mal (muy mal) llamados genéricos, dado el poder de lobby que tuvieron desde que GGG está en su sillón. El mismo ministerio da a conocer estudios que muestran que el sector más pobre debe gastar de su bolsillo proporcionalmente una porción mayor de sus recursos que el sector más rico, lo cual hace más inequitativo el gasto (por definición). Por otro lado, la ley de emergencia sanitaria (que debería ser llamada ley de auxilio al sector privado, dado que lo único que hizo fue proteger el negocio del sector, ya que redujo sus obligaciones) permitió la reducción del porcentaje de descuento a cargo de las Obras Sociales (muchas de ellas gerencialas por amigos de GGG) y Prepagas. Pero sin embargo esto no es todo. Cuando hace pocos meses GGG anunciaba la boutade no comentada por nadie que decía que dado que los medicamentos habían aumentado menos que la inflación (que era a esas alturas del año, del 7%), en realidad habían bajado (ya que asumía que en ese período habían aumentado casi un 5%, un 2% de diferencia), festejaba que la cantidad de formulaciones farmacéuticas eran más de 19000 (mayores que las 15000 que la COFA registraba hace dos años) lo cual debería ser un índice de ineficiencia mayúscula en términos de salud pública (probablemente 400 % más de lo que la OMS recomienda), además de representar (el gasto en medicamentos) más de un tercio del gasto total (la OMS recomienda no más de un quinto del gasto, que además es alto, no así el gasto “público” que está por debajo de lo recomendable). Como fue dicho, además aumentó –y se hizo inequitativo- la proporción del gasto de bolsillo en medicamentos. Ninguna medida se tomó desde que está en su sillón para controlar el sinnúmero de medicamentos inútiles (y aun riesgosos) que proliferan, con asociaciones injustificables y aun contradictorias, usos perimidos, propaganda “libre” y  de medicamentos con contraindicaciones

Pero vayamos a lo que está ocurriendo ahora:

De decir que estaban bajando debió admitir (a lo GGG, es decir, diciendo retóricamente algo que parece decir lo contrario) que aumentaron. A pesar que los datos oficiales (con seguridad demasiado optimistas) dicen que “colaboraron” en casi un 5% en el impulso inflacionario, GGG vuelve a decir que eso no ocurrió (sin explicar la contradicción). Pero además lo que propuso da vergüenza ajena: establece una rebaja de un 10% de 216 presentaciones, pero las definió solo con las cámaras (sin participación de profesionales ni usuarios) y esto constituye apenas algo más del 1% de las presentaciones farmacéuticos que circulan (que ya fue dicho son más de 19000). Pero son, en realidad, alrededor de 124 “medicamentos”, dado que muchos están en varias formulaciones del mismo remedio (hay más de 10 presentaciones de diclofenac, 9 de amoxicilina, 6 de ranitidina, 5 de enalapril, etc. No será por 90 días como se había anunciado (y ningún medio comentó que se redujo el término del acuerdo en un 50% de un día para otro) sino de 60, hay varias imprecisiones, dado que algunos precios que figuran no coinciden con los que lo hacen en la página del Ministerio de Economía (tanto el diclofenac como el diazepan tienen un precio inferior al que dice el Ministerio de salud, por lo que la rebaja es inferior al 10% (ver: http://www.mecon.gov.ar/secdef/medicamentos/Diazepam.xls;

http://www.mecon.gov.ar/secdef/medicamentos/Diclofenac.xls).

O sea, sin atacar la base del problema de base, empezando porque miente en los datos, cosa que ya nos tiene acostumbrados, y porque en lugar de buscar la solución (que pasa por desmercantilizar los medicamentos, y un primer paso podría ser, al menos, dejar de torpedear la Producción Pública de Medicamentos, que sin apoyo cubren más del 50% de las necesidades en varias jurisdicciones, como Rosario, Ciudad de Córdoba, toda la Provincia de Río Negro, muchos de los pacientes de varios hospitales, como por ejemplo el enorme y bastareado Hospital Prof. Alejandro Posadas, etc). Un simple ejemplo es que el precio del diazepan (parte del acuerdo) es producido (y proveído por el Estado en la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de Stern y Spacavento) por menos de la cuarta del precio acordado, que el comprimido de Ácido Fólico vale un precio incalculablemente bajo (algo así como $0,002 el comprimido, mientras se vende a más de $ 0,5) y cuya importancia radica en evitar malformaciones neurológicas en el recién nacido, lo cual indica –como muchas otras veces- que su acceso NO PUEDE DEPENDER DE LA CAPACIDAD DE COMPRA DE LA GENTE). Pero incluso, dentro de la famosa lista, hay medicamentos inútiles, como la nafazolina, poco útiles (o con alternativas más sanas y mejores) como ocurre con la bromexina, con aplicaciones muy limitadas, como la idebenona, o peligrosos como la nimensulida, que está prohibida (o desaconsejada) en varios países.

Como siempre, el esfuerzo está puesto en operativos mediáticos, alejados de las necesidades, privilegiando los intereses de la industria, inaccesible a las críticas (que el Ministro tilda siempre de zurda, ultraisquierdista, etc) y deja de lado las oportunidades de avanzar en verdaderas y democráticas soluciones. Claro, para eso hay que afectar verdaderamente los intereses de la Industria Farmacéuticas. Cosa que GGG ha mostrado que no va a hacer.

Un saludo

Gonzalo Moyano



[1] Dicho sea de paso, el GAPURMED fue estimulado por Gianni Tognoni, destacado investigador, creador de la estrategia de los Medicamentos Básicos Esenciales, recomendada desde hace 30 años por la OMS y despreciada y combatida por GGG. Y las sucesivas visitas de Tognoni a la Argentina desde que osó analizar (y demistificar) la famosa Política de (para la industria de los) Medicamentos. Tognoni tiene a cargo la dirección del centro de investigación en epidemiología y medicamentos más grande de Europa, el Consorcio Mario Negri de Milán.

[2] No debe ser interpretado como aquello de “hecha le ley hecha la trampa”. Más vale (y se confirma con la experiencia de ahora) “antes de hacer la ley, veamos como hacemos una trampa ad-hoc”. Se redactó una ley que tuviera efectos testimoniales pero no reales: la mayoría de los laboratorios hicieron sede en la Ciudad de Buenos Aires, donde la Provincia no tiene jurisdicción.


0 comentarios