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el peligro de la soja transgenica

Paul Krugman decía (antes de ser Premio Nobel, no sé si ahora) que "Es difícil que un hombre comprenda algo cuando su renta depende de que no lo comprenda".Aumentando la apuesta -si se quiere- uno diría que no solo la renta sino el poder (sea poseyéndolo, sea ambicionándolo) produce lo mismo. Mientras este gobierno sigue apostando (lo grite o lo susurre) a la soja, y mientras otras alternativas -como Binner y Capiello- asuman que hay que apostar pero controlando un poco y fijándose en el viento (véase: 

http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/rosario/10-23896-2010-06-06.html y

 http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/rosario/subnotas/23896-2796-2010-06-06.html, donde se ignora olímpicamente el principio precautorio, al igual que el fallo de La Haya; es increíble que en temas ambientales se eluda lo que se ha inventado específicamente para eso), investigadores rusos llegan a esta conclusión y otros estudios ya han alertado (sea en cáncer, sea en malformaciones o enfermedades de otro tipo) sobre el glifosato, que forma un sistema con la soja transgénica (al punto que la soja se "llama" RR, por Roundup Ready; Roundup es Glifosato). Por aquí el Dr. Andrés Carrasco llegó a conclusiones similares y el CONICET se opuso a que las difundiera (llegando a clausurarle una mesa en la Feria del Libro).

 

Sobre lo que hay que hacer se disimula y se oculta, atados a la ganancia de las empresas multinacionales. Y lo que no hay que hacer (el escándalo de la gripe porcícola) se promueve el negocio atado a las multinacionales. Hay que aceptar no solo la coherencia sino que hay aspectos en que "oposición" y "oficialismo" no discuten.

Un saludo

Gonzalo

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Soja transgénica: mortalidad e infertilidad

http://www.rapaluruguay.org/transgenicos/Prensa/mortalidad_infertilidad.html

Investigadores rusos han encontrado que hámsteres alimentados con soja transgénica no han podido reproducirse después de tres generaciones alimentados con soja. El experimento (que será publicado en julio) fue realizado durante dos años por investigadores del Instituto de Ecología y de la Evolución de la Academia de Ciencias de Moscú, y la Asociación Nacional Rusa para la seguridad de los genes. Los investigadores trabajaron con cuatro grupos de hámsteres: uno alimentado sin soja, otro con soja no transgénica, un tercero con soja transgénica y un cuarto con cantidades mayores de soja transgénica.

Luego de alimentar a los hámsteres durante dos años, al llegar a la tercera generación se constataron resultados devastadores en aquellos alimentados con soja transgénica y en particular en aquellos con dietas más altas de la misma. Al llegar a la tercera generación, la mayoría de los hámsteres alimentados con soja transgénica habían perdido la capacidad de tener descendencia; también se constató un crecimiento más lento y una alta tasa de mortalidad entre las crías.

En otro estudio realizado en Rusia y publicado a principios de este año, los investigadores concluyeron que los animales tuvieron un crecimiento retardado, alta mortalidad entre las crías, e incluso crecimiento del pelo dentro de la boca de los hámsteres. Aunque otros estudios han demostrado alta mortalidad en animales de laboratorio alimentados con soja transgénica, uno de los investigadores (el biólogo ruso Alexey V. Surov) comentó que se necesita más investigación, ya que la infertilidad y la anormalidad del pelo pueden no ser causadas solamente por la soja transgénica o por organismos genéticamente modificados, sino que tal vez podría ser el resultado de una combinación de contaminantes en la alimentación, tal como el Round Up que se encuentra en concentraciones muy altas en la soja y maíz transgénico de Monsanto.

Las palabras del investigador Surov son ilustrativas: “No tenemos derecho a usar organismos genéticamente modificados hasta no comprender sus posibles efectos adversos, no solo hacia nosotros sino también para las futuras generaciones. Para clarificar esto es imperiosa la necesidad de llevar a cabo estudios completos y detallados sobre el tema. Cualquier tipo de contaminación debe ser sometida a estudio antes de pasar al consumo y los organismos genéticamente modificados solo son una de ellas”.

¿Y en nuestros platos qué servimos?

En nuestro país se cultivan la soja y el maíz transgénicos de Monsanto y un segundo maíz (transgénico) de la compañía Syngenta. Estamos consumiendo los productos de ambos cultivos sin contar con la información adecuada para elegir si queremos o no alimentarnos con soja o maíz transgénico.

Los cultivos transgénicos han sido rechazados en varios países europeos e incluso en varios países escandinavos está prohibida la entrada de alimentos que contengan transgénicos. La Unión Europea cuenta además con una regulación que no permite la comercialización de ningún alimento procesado que tenga más de 1% de trangénico.

¿Será que los europeos cuentan con más información que la que tenemos nosotros? ¿O será que simplemente somos conejillos de India para las industrias?

La investigación en los hámsteres mostró que después de tres generaciones se constató infertilidad, retardo en crecimiento, crecimiento de pelos en la boca y alta mortalidad entre las crías. Si se quisiese hacer esta misma observación en seres humanos, se tendría que esperar al menos cuarenta años más y cuando se constaten estos impactos será demasiado tarde y probablemente la respuesta de la industria será: sus gobiernos nos aprobaron y nos permitieron el cultivo de nuestras semillas y el uso de nuestros agrotóxicos. ¿Cuál será la reacción de nuestras futuras generaciones?

Los resultados de los investigadores rusos junto con otras investigaciones que han sido publicadas desde hace bastante tiempo, deberían de ser una alerta para que las autoridades competentes investiguen sobre los impactos que estos cultivos provocan en la salud y no simplemente esperar que los impactos comiencen a aparecer para empezar a tomar medidas.

Artículo basado en:
Genetically Modified Soy Linked to Sterility, Infant Mortality in Hamsters

RAPAL Uruguay
Mayo 2010

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