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Debates

Ante el discurso cómplice con los fundamentalistas terroristas, les envio
estas reflexiones desde mi pensamiento y práctica crítica.
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Los canallas de izquierda:los pone bombas,
cultores de la Muerte.

¿Es revolucionario o progresista alguien que:

...Maltrata a su mujer/hombre e hijos?
...Engaña a sus alumnos?
...Miente a sus seres queridos?
...Usa su posición- asiento social para someter y controlar a los otros, los
inferiores en la escala jerárquica, en el gallinero existencial?
...Roba lo público para aumentar sus propiedades u objetos privados?
...Dice una cosa y vive de manera opuesta a lo que declama?
...no tolera a los diferentes( les teme): a los negros, extranjeros, judios,
homosexuales, pobres,etc.

¿Es revolucionario el que:
...arma y pone un coche bomba para matar niños, mujeres, ancianos?
...como kamikaze explota y mata niños, mujeres, jóvenes y ancianos?
...cuenta una historia de heroismo ocultando su miserabilidad y mentira?
...cree que hay que matar a los que son diferentes a él?
...posee una religión como ideología?
...respeta a jeques y jerarcas religiosos que lo mandan a matar a "los
malos"?
...organiza un grupo político para conseguir un puesto social?
...usa el autoritarismo para existir políticamente?
...escribe con una mirada unidimensional, simplista, rígida y oculta toda la
complejidad de la vida?
...cree ser portavoz del cambio, por sobre la posibilidad del mismo y del
grupo comprometido con él?
...la única ética que posee es la que no cumple al existir en este mundo?

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Los cultores de la muerte son fascistas aunque proclamen su izquierdismo.
Un revolucionario ama la vida y lucha por ayudar a construir sociedades
amorosas , espacios para todos: los distintos , diferentes, feos.
Un lugar de amor y de razón crítica y reflexiva.
Una praxis de la dialéctica.
Un Mundo Nuevo: con posibilidades para la fantasía, la creatividad, los
sueños, la locura y la poesía.
Lo único revolucionario es la paz.
La lucha por una humanidad llena de vida y sin muertes prevenibles.

Dr.Alejandro Wajner,
Argentina
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¿ Por qué fracasa la izquierda?
Por ser soberbia.
Por violenta.
Intolerante.
Agresiva y patotera.
Ignorante.
Unidimensional.
Autoritaria.
Burocrática.
Asesina.
Pobre.

Identificarse con el enemigo.
Utilizar el discurso para tomar el poder y abusar de los de abajo.

No ser ética.
No educar y aprender de la vida y la historia.
Temer al futuro.
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Desafíos de la nueva izquierda

Por: Por Frei Betto

Se cayó el ideario socialista, víctima de su pragmática identificación con
el progreso material. Lenín enfatizó el socialismo como sinónimo de
electrificación. Los partidos comunistas en el poder se empeñaron en
desarrollar la infraestructura de sus respectivos países, pero sin la misma
atención a la formación de la sociedad civil, la democratización de la
estructura política y la ampliación del mercado economicista.
Socialismo debe rimar con emancipación humana, soberanía nacional y, sobre
todo, con felicidad personal.

En el capitalismo que exalta la competitividad, se acepta la lógica de que
la felicidad de uno se logra por la desgracia de muchos. Es otra vertiente
ética, enraizada en la solidaridad, la que hace al socialismo radicalmente
diferente. 'De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad'.
La izquierda latinoamericana se ve desafiada ahora a volverse menos
leninista y más guevarista. La autocracia partidaria cede el lugar a las
emulaciones morales. Más lectura de Los manuscritos económicos-filosóficos
de Marx y menos de El Capital.
La ideología progresista ya no puede quedar reducida a una teoría económica
de naturaleza positivista. El socialismo no puede ser proyectado como un
capitalismo sin capitalistas. Lo que significa que no puede ser organizado
según patrones de tecnología y modelos de consumo.
El rescate de la ética, la transparencia en el trato de la cosa pública, la
tolerancia en las relaciones y la intransigencia en los principios, el
compromiso efectivo y afectivo con los sectores más necesitados de la
población: He ahí la condición para una izquierda que pretenda recuperar su
credibilidad y su poder de humanización de la sociedad.
El peruano José Carlos Mariátegui, que latinoamericanizó el marxismo,
denunció en sus escritos el culto supersticioso de la idea de progreso.
Interesado en superar el positivismo y el determinismo, propuso un
socialismo como 'creación heroica' a partir del pueblo, poniendo en el
centro, en América Latina, la cuestión indígena, el universo campesino, la
multitud de pobres, y no el prometido proletariado industrial. En resumen,
más atención al pueblo y menos rigor en la óptica de clase.

La fuerza de las ideas

En la actual coyuntura latinoamericana queda descartada la estrategia
liberadora centrada en la propuesta de asalto al Estado. La Nicaragua
sandinista comprobó que, debido a la internacionalización del aparato
represivo, dirigido por los Estados Unidos, antes de apelar a la idea de
fuerza es necesario recurrir a la fuerza de las ideas. La elección de Lula
es expresión de este nuevo camino.
No se conquista el aparato estatal sin antes tener consolidado el apoyo de
los corazones y las mentes de la mayoría de la población. No se puede
subestimar al sujeto popular: jóvenes, creyentes, amas de casa, etc. Esos
sectores no pueden ser considerados simple masa electoral. Si la izquierda
no se libra del sectarismo y del dogmatismo permanecerá aislada en sus
purezas y certezas pero sin condiciones de elaborar un nuevo sentido común
popular.
No siempre la izquierda partidarizada reconoció el merecido valor de las
prácticas populares alternativas: luchas por la sobrevivencia y la
resistencia, denuncias, conquista de derechos, preservación del medio
ambiente, relaciones de género, combate a la discriminación racial y/o
étnica, etc.
Es inútil dar un paso atrás y fijarse en la utopía del control del Estado
como precondición para transformar la sociedad. Antes es necesario
transformar la sociedad a través de la conquista de los movimientos sociales
y de gestos y símbolos que hagan emerger las raíces impopulares del modelo
neoliberal. Combinar las contradicciones de prácticas cotidianas
(empobrecimiento progresivo de la clase media, desempleo, generalización de
las drogas) con las grandes estrategias políticas.

El poder del poder

Es hacer concesión a la lógica burguesa admitir que el Estado es el único
lugar donde reside el poder. Este se extiende por la sociedad civil, los
movimientos populares, las ONGs, el mundo del arte y de la cultura, que
originan nuevos modos de pensar, de sentir y de actuar, modificando valores
y representaciones ideológicas, incluso religiosas.
'No queremos conquistar el mundo sino hacerlo nuevo', proclaman los
zapatistas. Hoy día la lucha de una clase contra otra sino de toda la
sociedad contra un modelo perverso que hace de la acumulación de la riqueza
la única razón de vivir. La lucha es de la humanización contra la
deshumanización, de la solidaridad contra la alineación, de la vida contra
la muerte.

Al rescate de la ética

La crisis de la izquierda no procede sólo de la caída del muro de Berlín. Es
también una crisis teórica y práctica. Teórica: la de quien enfrenta el reto
de un socialismo sin estalinismo, sin dogmatismo, sin sacralización de
líderes y estructuras políticas. Práctica: la de quien sabe que no hay
salida sin retomar el trabajo de base, reinventar la estructura sindical,
reactivar el movimiento estudiantil, e incluir en su agenda las cuestiones
indígenas, raciales, feministas y ecológicas.
En este mundo sin esperanza sólo la imaginación y la creatividad de la
izquierda serán capaces de librar a la juventud de la inercia, a la clase
media del desaliento, a los excluidos del conformismo. Lo cual requiere una
ideología que rescate la ética humanista del socialismo, abandonando toda
interpretación escolástica de la realidad y, sobre todo, toda actitud que,
en nombre del combate a la burguesía, haga a la izquierda actuar
miméticamente como burguesa, incensando vanidades, ocultando informaciones
sobre recursos financieros, reforzando la antropofagia de grupos y
tendencias que se satisfacen mordiéndose unos a otros.
El polo de referencia de las izquierdas en torno al cual se deben unir, solo
puede ser uno: los derechos de los pobres.
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Ser judío, ser de izquierda: mi opinión.

Ser judío, pertenecer a un grupo con una historia, una cultura, una religión
particular.
Participar de una condición compleja, múltiple, abierta.
Vivir desde la dialéctica de la existencia cotidiana.

Ser de izquierda, pensar el cambio social: justicia y verdad para toda la
humanidad.

La izquierda desconoce, ignora, malentiende, rechaza nuestro judaismo.
Amparada, parapretada en varios mitos:
- somos parte de la buerguesía para Marx, que aconsejó desjudeizar la
sociedad- anular nuestra identidad.
- somos responsables del desencuentro árabe- palestino- israelí.
- participamos del poder norteamericano, opresor de los pueblos del tercer
Mundo.
- somos los agresores de la multitud pobre palestina.

Todos pensamientos unidimensionales (del judío Marcuse), mentiras
verdaderas, retazos de la realidad.

El pensamiento revolucionario fue, es y será escrito por muchos judíos.
Pero nos exigen desaparecer como tales.

La derecha busca rápidamente nuestro aniquilamiento ( El mejor enemigo es el
enemigo muerto: del pensador Lopez Rega)
Para ella somos feos, sucios y malos. Responsables del Mal en el Mundo.
Pero para la izquierda, también!

¿Por qué no podemos ser judios y de izquierda?
Somos una minoría dentro de la gran minoría judía.

Tenemos una historia de lucha, de masacres, de soledad, de creatividad,
compromiso, de múltiples frustraciones.
Un Estado de Israel socialista con experiencias comunitarias colectivistas
(Kibutzim), con partidos obreros reformistas, socialdemócratas, una Central
de Trabajadores.
El Mundo no ayudó a expandir este costado progresista.
El bloque soviético se alió con los árabes (petroleo, armas, drogas). El
Tercer Mundo simpatiza con ellos.
Israel quedó sola, rodeada de enemigos existenciales y su izquierda poco a
poco encojió hasta casi desaparecer.

Ser judío y ser de izquierda.
¿ Acaso debemos crear nuevas ideas, originales culturas políticas ?
Medio Oriente es uno de los nudos de la humanidad: de violencia, locura,
negocios, miseria y muerte.
Los pensamientos fáciles, autoritarios imperan.
La acción predomina sobre las ideas, el diálogo y la convivencia en paz.

Para la izquierda judía: la paz es revolucionaria.
Hay lugar para todos, apretados pero habrá!

El discurso de la izquierda europea y la nacional es pobre, infantil.
No se animó a superar a sus creadores.
Tiene una palabra violenta, miedosa, mediocre.
Que esconde su miseria. Su anhelo de poder.

Los judíos e izquierdistas debemos crear nuevos lenguajes y prácticas para
comenzar a crecer.
Y superar esta chatura e inmundicia globalizada.

Dr. Alejandro Wajner
critica_medicina2005@yahoo.com.ar

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