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Agustin Tosco: un ejemplar sindicalista argentino

Entrevista a Agustín Tosco

"Agustín Tosco: El Cautiverio de un guerrrero"

Autor: Revista Primera Plana , 20 de Junio de 1972 (Cárcel de Rawson).

Desde el locutorio del penal de Rawson, el lunes 12, Agustín Tosco,
dirigente sindical cordobés (detenido el 28 de abril del año pasado a
disposición del Poder Ejecutivo), contestó este reportaje cuyo formulario le
fue entregado por su abogado defensor, Hipólito Solari Yrigoyen, a pedido de
PRIMERA PLANA.

PRIMERA PLANA: ¿Cómo define usted la tendencia que representa dentro del
panorama gremial cordobés?

AGUSTÍN TOSCO: Los Gremios Independientes de Córdoba constituyen un
importante grupo de Sindicatos, no embanderados partidariamente, pero con
una clara política de unidad combativa dentro del movimiento obrero.
Sostienen que el sindicalismo no es sólo un medio de reivindicación
económico-social de la clase obrera, sino que debe constituir una palanca
política principal, en coincidencia con los demás sectores populares, para
la liberación nacional y social argentina. Dentro de ese concepto han votado
y sostienen la consigna fundamental aprobada por la Regional Córdoba de la
CGT de llevar adelante "la lucha antiimperialista hacia el socialismo".
Adhieren a la Comisión Nacional Intersindical y definen una básica
identificación con la CGT de los Argentinos y los Gremios Peronistas
Combativos, de acuerdo a lo fijado por los Programas de La Falda y Huerta
Grande, el Manifiesto del 1° de Mayo y el Documento de Octubre.

P.P.: ¿Merece una autocrítica el proceso Sitrac-Sitram? ¿Cuál sería?

A.T.: Si correspondiera una autocrítica ella debería ser formulada por los
respectivos gremios.
Considero como centro del problema la incalificable agresión de que fueron
objeto los trabajadores del Sitrac-Sitram, tanto en el campo laboral como en
el institucional, al ser disueltos los Sindicatos y despedidos cientos de
militantes, delegados y dirigentes. Además del encarcelamiento que padecen
diez de ellos y sus asesores letrados.
Corresponde reclamar enérgicamente el respeto al derecho de sindicalización
según lo decidan las propias bases; la reincorporación de los cesantes y la
libertad de los detenidos.

P.P.: ¿Qué experiencia ha extraído de su cautiverio junto a Raimundo Ongaro?

A.T.: Desde el 14 de mayo de 1971 hasta el 7 de enero de 1972, estuve
encarcelado con el compañero Raimundo Ongaro, juntos, pero totalmente
aislados de todo contacto con los demás detenidos, en el último entrepiso de
una planta del Penal de Villa Devoto.
Nos unió una gran solidaridad humana, y preciso es destacar la constante
entereza y espíritu de lucha de Ongaro.
En el aspecto político sindical, lo esencial se dio en la coincidencia de
promover, alentar y trabajar por la unidad combativa de la clase obrera y
los sectores populares, enfrentando a todo tipo de participacionismo y
colaboracionismo con el régimen.

P.P.: ¿Cuál debe ser, a su juicio, la misión del sindicalismo?

A.T.: En todo el país, que como el nuestro, lucha por su liberación nacional
y social, el sindicalismo debe cumplir fundamentalmente la doble función que
marca el proceso de la clase obrera y el pueblo.
Por lo tanto le corresponde encarar la reivindicación consecuente de los
derechos económicos, sociales, políticos y culturales de los trabajadores y
simultáneamente sumar los máximos esfuerzos desde su terreno específico para
que políticamente el poder sea ejercido por el Pueblo.

P.P.: ¿Qué opinión le merece el sindicalismo peronista combativo?

A.T.: Al definir que existen importantes coincidencias básicas entre nuestra
orientación y la de los Gremios Peronistas Combativos, destacamos una
valoración positiva de la actividad y los objetivos que se este nucleamiento
obrero en su permanente accionar por los derechos sindicales y populares.

P.P.: ¿Cómo ve Agustín Tosco, desde la cárcel, la convocatoria de Alejandro
Lanusse a un Gran acuerdo Nacional?

A.T.: Desde el mismo momento que se dio a publicidad el denominado Gran
Acuerdo Nacional, lo denunciamos como un claro propósito continuista del
actual régimen usurpador; como un intento mal disimulado de pretender
entrampar al Pueblo argentino en una supuesta salida institucional que
sirviera a los objetivos de la oligarquía y del imperialismo; como un
sinuoso plan para montar una gran farsa electoral para dar una imagen de un
consentimiento popular, a lo que el Pueblo no sólo no elige sino que rechaza
terminantemente.
El GAN es un aparatoso gigante con pies de barro. Tanto como cayeron las
mentiras y ficciones de las anteriores etapas de la mal llamada Revolución
Argentina ante la poderosa verdad del Pueblo, así también sucederá con el
GAN. Absolutamente nada de lo que surja de la mentalidad conservadora
reaccionaria de los detentadores del poder puede conjugarse con la voluntad
soberana de los argentinos.
Tan es así, que el 31 de mayo desde San Nicolás, Alejandro Lanusse se ha
visto obligado a desnudar hasta las entrañas del GAN: pactar a espaldas del
Pueblo y al pie de la Dictadura; imponer la "acuerdocracia" y enterrar el
"juego limpio" que tan siquiera se recordó; convenir, no ya sólo las
características y contenido del continuismo, sino hasta... ¡su filosofía!.
Ni el general Agustín P. Justo había llegado a tanto en sus pretensiones.
El discurso del 31 de mayo constituye así una referencia mistificadora de la
historia, de las ideas políticas, de la lucha de nuestro Pueblo y de sus
genuinas aspiraciones.
Además, con sus sofismas discursivos, Lanusse pretende fabricar realidades
que no son otras que las que interesan sostener a las minorías explotadoras
y a los grandes monopolios internacionales.
La verdad de nuestra historia es que el Pueblo, con sus pronunciamientos,
movilizaciones y luchas, determinará inexorablemente que su voluntad de
Justicia Social, Soberanía Popular y Liberación Nacional sea respetada. Así
sucederá, más allá de las tutorías, los grandes acuerdos o los golpes de
estado, como variantes reiterativas de un sistema y un régimen en
irreversible decadencia.

P.P.: El Ministro Mor Roig, en declaraciones periodísticas, ha minimizado el
problema de la tortura en el país. ¿Coincide usted con esa apreciación?

A.T.: Bajo ningún punto de vista. Mor Roig trara de descargar su inoperancia
como Ministro político del régimen, desmintiendo o minimizando lo que es la
dramática realidad de una constante y probada violación a los más
elementales derechos humanos en argentina, hasta el grado de la barbarie
organizada para la tortura a muchos prisioneros políticos y
sociales -hombres y mujeres- de nuestro Pueblo.

P.P.: ¿Considera usted correcta la permanencia de Mor Roig en el Ministerio
político a esta altura del proceso de "institucionalización"

A.T.: Nunca consideré correcta la permanencia en el Gobierno de ningún
funcionario de la dictadura. Lo único correcto es que todos los que ejerzan
las principales funciones en el Estado sean expresión de la libre y soberana
voluntad de los argentinos.

P.P.: ¿Qué piensa usted de la coincidencia La Hora del Pueblo"

A.T.: La Hora del Pueblo padece del pecado original de creer que la
Dictadura permitiría un ejercicio más o menos libre de la llamada democracia
representativa; de allí colaboró para un desenlace en esos términos.
El discurso de Lanusse del 31 de mayo ha terminado con los sueños de la Hora
del Pueblo. Ahora ésta deberá probar definitivamente la consistencia de su
propia identidad o su dependencia de los planes continuistas.

P.P.: Se le atribuyeron simpatías hacia el Encuentro Nacional de los
Argentinos. ¿Cuál es su punto de vista?

A.T.: Así es. Comparto los lineamientos, la acción y los objetivos del
Encuentro Nacional de los Argentinos.

P.P.: ¿Cómo vislumbra usted el camino hacia el socialismo nacional?

A.T.: El camino de todos los pueblos hacia el socialismo lleva intrínsecas
las características nacionales de cada país.
Resultaría aventurado señalar un camino específico y esquemático. Sí hay un
ancho camino por el que transitan simultáneamente todas las fuerzas que
luchan en todas las escenas de la vida nacional para erradicar un sistema de
opresión, injusticias y miseria y construir una nueva sociedad, más justa y
más humana. La unidad de esas fuerzas será un factor de aceleración del
proceso histórico, con el cumplimiento de las etapas intermedias que deben
recorrerse y con el aprovechamiento de las coyunturas favorables,
cualesquiera que fueren, compatibles con el objetivo fundamental trazado.

P.P.: Sobre la propuesta de Perón en vistas a un Frente Cívico de Liberación
Nacional hay muchas interpretaciones y distorsiones. Pero ateniéndose a lo
que el propio Perón ha definido, no se trata de una estructura orgánica sino
de una coincidencia de hecho que se concreta a dos niveles: uno,
superestructural, con las cúspides de los partidos y organismos populares; y
otro infraestructural, a nivel de bases, mediante las mesas de trabajo y la
movilización de masas, ambos teniendo como objetivo revolucionario la toma
del poder por parte del Pueblo, ya sea a través de las elecciones (si es
posible) o a través de otras vías, si el camino comicial es cerrado por el
fraude y la trampa. Así definido, ¿qué opina usted del Frente Cívico?

A.T.: Siempre he expuesto y sostenido con vehemencia que sólo la unidad de
acción programática en los puntos fundamentales, e instrumentalmente
orgánica de las fuerzas políticas populares, sin discriminaciones y sin la
pérdida de la individualidad partidaria, será el factor fundamental para que
el Pueblo acceda al poder, se consolide en el mismo y materialice las
transformaciones de contenido revolucionario que son de urgencia para
nuestro tiempo.
Tengo entendido que sobre eso se trabaja y espero que sus resultados sean
fructíferos.
Mientras tanto, la lucha debe continuar. Trabajadores, estudiantes,
profesionales, sacerdotes, campesinos, entidades económicas nacionales,
hombres y mujeres de toda condición y militancia, no renunciarán a su
compromiso histórico de producir los hechos determinantes de un profundo
cambio en las condiciones económicas, sociales y políticas actuales, con o
sin formalismos electorales.

P.P.: ¿No cree usted que resistirse a una opción política concreta a nivel
nacional colocará a su tendencia, tarde o temprano, en el callejón sin
salida de un aislacionismo estéril?

A.T.: Nuestra lucha ni la opción de la unidad de las fuerzas políticas
populares, tal como lo expresé precedentemente, de ninguna manera puede
colocarnos en un aislamiento estéril: porque la unidad y la lucha están en
la conciencia y el corazón del Pueblo.
¿Qué otra cosa expresarían entonces la infinidad de movilizaciones populares
masivas protagonizadas heroicamente en los últimos años?
¿Y la de tantos hombres y mujeres argentinos que por su militancia popular y
revolucionaria responden con su libertad o con su sangre por esos mismos
ideales comunes?
Allí estuvieron y están todos los que, sin distinciones partidarias, luchan
efectivamente por la liberación del Pueblo y la Patria.
Aquí, los que estamos en la cárcel, ratificamos nuestras posiciones
manteniéndolas indeclinablemente, con el pleno optimismo que la causa
popular y liberadora triunfará.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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