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deconstrucción del caos del hospital

Deconstrucción del caos del hospital

Según Jacques Derrida: “De la gramatología”, 1967, deconstrucción es un concepto de arquitectura: deposición/ descomposición de una estructura.
Es un trabajo del pensamiento inconsciente en deshacer, sin destruirlo jamás, un sistema de pensamiento hegemónico o dominante.
Es resistir a la tiranía del Uno, del logo, de la metafísica.
También es un trastorno en la construcción de las palabras en la frase.
En nuestro país, Argentina los sinónimos de caos son: lío, quilombo, bardo...
Planteo que ” los elementos en el hospital tienen una funcionalidad caótica”.
Y que “ la institución hospitalaria configura un sistema caótico” ( teoremas de Wajner)
 
En los sistemas caóticos, una pequeña variación de las variables iniciales produce luego de un tiempo resultados muy distintos e impredecibles.
El azar es la inestabilidad.
El sistema contiene el cambio de sus partes.
Las alas de mariposa en movimiento de un extremo producen en cierto tiempo un tornado o maremoto en el otro.
Un paciente ingresa por una causa posible patológica y desarrolla otra, asociada( contrae/ expande- asciende/ desciende su dolencia) o no a ella.
Las intervenciones del personal de la Salud facilitan y provocan nuevos o peores males por las dificultades en la comunicación, el aprendizaje y la relación de poder en el vínculo de los pacientes y médicos o personal de la Salud.
Entre ambos hay complejas relaciones de poder y autoritarismo, de ejercicio de mando, obediencia, control, vigilancia y castigo.
Hay un entramado cultural que ayuda al malentendido, la desconfianza, al temor y miedo entre ambos pares dialécticos.
Las variables en juego son:
Los pacientes: Demanda de Salud/ cuerpos en queja.
Los médicos: dueños de un supuesto saber/ poder corporal.
Grupos de tareas  ( jerarquizados) de política- sindical: médicos/ de los empleados/ administrativos/ dirección/ Sistema de salud municipal: SAME.
 Alienación social: Relaciones sociales de medicalización- judicialización- mercantilización.
Trastornos de comunicación- diferencias culturales y de identidad grupal.
Diferencias en las normas ( superestructura cultural- ideológica): entre los pares:
Salud/ Enfermedad
Padecimientos/ Curas
Las intervenciones de los dispositivos de poder médico son complejas y ejercidas por diferentes grupos.

Los pacientes ingresan, en general, por la guardia de urgencias.
Pasan a la sala de la misma que funciona como una Terapia Intensiva y tratan de ser ubicados en algún sector clínico o quirúrgico.
En esos lugares hay resistencia a su ingreso.
Los residentes o concurrentes bloquean el paso, tratan de seleccionar y llevarse lo que desean.
Cuando creen que está complicado lo vuelven a pasar a la guardia o a ubicar en otro servicio, que también resiste el paso.
No hay colaboración entre áreas parecidas, pues impera la desconfianza y el malestar.
El paciente es tratado como una pelota que va y viene paleteada por los médicos, representantes del discurso de su servicio o grupo de identidad y pertenencia.
En la practica son objetos a merced de los problemas institucionales.
Impera la alienación, los comportamientos enfermos y locos.
Hay actitudes policiales: de control, vigilancia y castigo.
El sistema es carcelero aunque parezca abierto.
Los pacientes son expulsados y tratan de retornar pues creen que el hospital puede resolver sus conflictos socio- culturales.
La crisis del estado benefactor post- peronista, el desguace del mismo, la profundización de la miseria, la injusticia económica, la incultura...entre otros factores económico- políticos producen este hospital caótico, una nave a la deriva manejada irregularmente por todos.
La institución  es autoritaria: dispone de poderes sobre sus participantes.
Hay grupos beneficiados con ascenso social, fama y dinero que pretenden perpetuarse.
Diversos grupos de tareas controlan, vigilan , dominan y castigan a los posibles enemigos de sus organizaciones.
Los jefes de servicios trabajan en estructuras piramidales: arriba: unos pocos, abajo, muchos.
Los médicos enlazan el dominio político del hospital con la universidad y otros ámbitos privados montando verdaderos negocios o empresas de Salud y política.
Bajo una democracia de ficción perpetúan su gobierno durante años.
El clientelismo, la extinción de una mínima oposición, las relaciones con la dirección y el poder de la municipalidad les permite este ejercicio sin grandes problemas.
La indiferencia, la cultura individualista y el miedo de la mayoría de los médicos abona su terreno.
Los otros sectores tienen organizado sus negocios desde hace años y cuentan con la ayuda de la central del sindicato y sus contactos políticos con los gobiernos de turno nacionales y municipales.
Los pacientes son múltiples grupos culturales: gente inmigrante de países vecinos o extranjeros, pobres estructurales, miserables, expulsados, gente de la provincia, clase media empobrecida.
Cada uno tiene una cultura diferente y demandas complejas.
Los médicos jóvenes son hijos de una clase media, en general mujeres, con un compromiso pobre social.
Intentan acaparar conocimientos para ejercer un beneficio económico individual.
Temen a la clínica y al contacto comprometido con los pacientes y delegan en las intervenciones el ejercicio de la medicina.
Intermedian el acto médico con imágenes y números convincentes.
continua...
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