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Economia por Hugo Presman

Por Hugo Presman

¿Hay un nuevo modelo económico? ¿O es el mismo de los noventa con parches que lo hacen más digerible?  Lo que surgió de la implosión de la convertibilidad ¿Es lo opuesto al modelo de valorización financiera o es su prolongación bajo otras circunstancias? Si hay un nuevo modelo económico ¿Que viabilidad  de sostenerse en el tiempo tiene?

Algunas preguntas vitales para analizar el período iniciado con el gobierno de Eduardo Duhalde y su intensificación y potenciación  con el gobierno de Néstor Kirchner.

Esta nota intenta una primera aproximación en borrador a estos interrogantes.

LOS MODELOS ECONÓMICOS ARGENTINOS  

El modelo primario exportador surgió sobre la base de setenta años de guerra civil, del exterminio de las poblaciones originales en la mal llamada “ Campaña del Desierto”, y de la destrucción del Paraguay, la región más desarrollada del Sudamérica, en la criminal Guerra de la Triple Alianza que unió a la monarquía portuguesa y las burguesías comerciales de los puertos de Buenos Aires y Montevideo. Durante siete décadas el norte artesanal, el litoral ganadero y  los comerciantes del puerto junto a los hacendados de la provincia de Buenos Aires disputaron la posesión de la aduana de Buenos Aires. Los intereses enfrentados entre los caudillos norteños y la alianza entre comerciantes porteños y   hacendados bonaerenses y los coyunturales entre estos y los litoraleños explican lealtades y traiciones que surcan la turbulenta historia. A su vez las posiciones comunes y diferenciadas de los comerciantes porteños y de los hacendados bonaerenses  con relación al interior explican  las políticas de cesión territorial y arrasamiento del interior de los primeros y de nacionalismo defensivo de los segundos. Pero los que lo unía indisolublemente es el disfrute de las rentas de la aduana. La prolongada guerra civil concluyó con la derrota del Norte y el triunfo del Sur. Es decir que en la parte meridional de América del Sur se dio el resultado inverso al de los EE.UU. Aquí triunfaron los algodoneros, es decir los ganaderos de la provincia de Buenos Aires y sus socios portuarios. Pavón en 1861 es un punto de inflexión, casi simultaneo al comienzo de la guerra de secesión en el Norte. La definición de las contiendas y los respectivos  triunfadores económicos determinaron la evolución de los Estados Unidos  y la balcanización del antiguo Virreynato y el resto de América Latina, como estados desunidos de una nación inconclusa.

Consolidada la alianza entre los comerciantes y ganaderos que conformaron la oligarquía, de 1880 a 1930 se extiende el modelo primario exportador en donde la Argentina ingresa al mundo como proveedor de alimentos en un período de demanda mundial sostenida de los mismos. El país se convierte en proveedora primaria de Gran Bretaña que es la que suministra los productos manufacturados. Para que la colonia funcionara era necesario proveer de servicios para lo cual se requería de mano de obra, lo que originó un notable proceso inmigratorio. Se va creando una clase media que será interpretada políticamente por el Irigoyenismo. El modelo era simple: se exportaba carnes y granos y se compraba con las divisas generadas lo productos manufacturados. Era un esquema basado en el mercado externo. Mientras el mercado mundial demandaba lo que producíamos, la oligarquía asociaba a la clase media y ante el avance de la misma concedía con reticencias al voto secreto y obligatorio. Para los obreros inmigrantes, en sus mayorías socialistas y anarquistas, estaba la ley de residencia promovida por el autor de Juvenilia Miguel Cané. Cuando el mercado mundial entraba en crisis (Primera Guerra Mundial, Crisis Económica de 1929) el modelo se resentía y generaba consecuencias indeseadas para los sectores dominantes y los proveedores de la potencia hegemónica: la sustitución de algunas importaciones. A su vez la crisis terminaba con el primer gobierno popular del siglo XX y la aplicación de la idea de la oligarquía de blanquear la situación y asumirse como  parte integrante del Imperio Británico.

De las entrañas del modelo primario exportador y de la mano de las industrias sustitutivas de las importaciones fabriles surge un incipiente proletariado industrial de origen provinciano que entrarían a la historia política el 17 de octubre, que encontraría su representación en el peronismo y que serían el sostén principal del nuevo modelo.

El mismo tenía el siguiente funcionamiento: por cada 10 dólares que se producían, se necesitaba un dólar de insumos de productos importados que debían pagarse con las divisas que generaba el sector agropecuario. En los momentos de expansión, la creciente producción industrial demandaba de una mayor cantidad de divisas que encontraba su techo en la productividad del campo. Alcanzado ese punto, se producía lo que en la jerga económica se denominaba estrangulamiento de la balanza de pagos y había que adecuar el desarrollo industrial a las divisas generadas. El modelo de sustitución de importaciones estaba orientado hacia el mercado interno, por lo que necesitaba de una sociedad incluida, con una buena distribución del ingreso nacional. Se basaba en un Estado que actuaba como agente económico y amortiguador de los conflictos sociales, el Estado de Bienestar con el manejo de los recursos básicos, con una transferencia de ingresos de los sectores rurales a los industriales vía el IAPI, el congelamiento de alquileres y la distribución de los mismos mediante préstamos subsidiados para los sectores fabriles. 

El modelo tenía un marcado perfil equitativo pero límites concretos basados en que afectaba la renta pero no la propiedad de las fuentes generadoras de divisas.

El frente político que acompañó al modelo, ejército, sectores de la burguesía nacional, franjas de clase media, la Iglesia, y fundamentalmente la  clase obrera se resquebrajó al pasar sectores de la burguesía, del ejército, de la Iglesia y de la clase media decididamente a la oposición. A partir de 1955 comienza un sistemático intento de desmantelar el modelo de sustitución de importaciones. Se demoniza al Estado y se inicia una política sistemática de endeudamiento. El desarrollismo intenta reemplazar la expropiación de parte de la renta de los sectores agropecuarios por las inversiones extranjeras, sin el apoyo de la clase obrera y con fuerzas armadas virulentamente  antiperonistas.

El golpe de 1966 y luego el de 1976 son intentos para desarticular el modelo industrial y el monstruo que anida en sus entrañas que son los obreros y su representación: el peronismo. Se desnacionalizan ramas enteras de la producción, pero la consistencia del modelo y los sectores dinámicos que lo integran y sostienen resisten dejando jirones del modelo en cada intento exterminador. El último golpe, con la dictadura criminal, acude al terrorismo de Estado para terminar la tarea. Sin embargo, dado que las Fuerzas Armadas estaban imbuidas de la idea de que la seguridad y la defensa se relacionaban con  las empresas del Estado, las ideas privatizadoras que alentaban teóricamente se resistían a llevarlas a cabo. El fracaso económico, las aberraciones perpetradas a través del terrorismo de estado y la derrota de Malvinas terminaron de expulsar del poder el intento más sólido de aniquilar el modelo de sustitución de importaciones. La derrota en Malvinas tuvo un doble significado: por un lado precipitó el fin de la dictadura criminal y abrió el camino a un nuevo período de elecciones periódicas con el ejercicio de algunas libertades olvidadas. Pero la desmalvinización posterior significó en los hechos la convicción errónea de la imposibilidad de derrotar al poderoso. Y luego esa política suicida, juntos a los golpes de mercado y la hiperinflación, abonaron el terreno para que el menemismo completara superlativamente el entierro del modelo de sustitución de importaciones. Si el plan de Martínez de Hoz duró cinco años, los más del doble del modelo de rentabilidad financiera y apertura indiscriminada culminarían apenas en algo más de diez años con la peor crisis económica del país.

Hay una línea invisible que vincula la rendición, la desmalvinización, el menemismo y las relaciones  carnales

¿En que consistía este nuevo modelo?  Sobre la llave maestra de un empate monetario con el dólar, que sobrevaluaba el peso, se abrió indiscriminadamente las fronteras, se bajaron los aranceles, se endeudó criminalmente el país para cubrir los déficits producidos por la paridad monetaria, por medidas insensatas que produjeron un enorme agujero financiero como las privatización de las jubilaciones, se arrinconó a la población en la desocupación, consecuencia de la desindustrialización y las privatizaciones, mientras se desmantelaba y remataba el Estado.

Pero el modelo tuvo una etapa que permitió contar con un manifiesto apoyo popular. Dice el economista Eduardo Basualdo(1): “Durante la desregulación económica y la reestructuración del Estado, la instauración del régimen de Convertibilidad obtuvo resultados contundentes en la estabilización del nivel de precios. La salida de la crisis hiperinflacionaria inmediata al interrumpirse abruptamente la inflación y expandirse el PBI sobre la base del incremento del consumo interno, impulsado por la recomposición del crédito y de un aumento de la participación de los asalariados en el ingreso. Si bien el consumo interno fue el motor principal del crecimiento, al mismo tiempo se produjo una reactivación de la inversión, la cual – acorde con la apertura externa en el mercado de bienes- fue especialmente  importante en relación con la incorporación de maquinaria y equipo importado. De esta manera comenzó la “etapa de oro” de la Convertibilidad (1991-1994), cuyo éxito inicial consolidó socialmente la creencia  impulsada por los sectores dominantes del pernicioso papel que había cumplido el “Estado distribucionista” supuestamente vigente durante las décadas anteriores. Sin embargo el análisis del período de la convertibilidad  en su conjunto permite comprobar resultados positivos para el crecimiento económico- 2,7% anual entre 1991 y 2001- y negativos para la participación de los asalariados y la Inversión Bruta Interna Fija en el valor agregado- llegaron a -2,7 y -0,1% en el período. No fue únicamente la influencia ejercida por el pésimo comportamiento de estas últimas variables durante la última etapa de este régimen económico entró en crisis definitiva (1998-2001), sino una desaceleración  o reversión sistemática – según la variable que se considere- a partir de los primeros años. Como lo destacaron varios autores, la acentuada expansión de la etapa inicial estuvo fuertemente influida por la intensidad de la crisis hiperinflacionaria anterior. Es pertinente señalar que el régimen de convertibilidad es similar al sistema de Caja de Conversión que funcionó en el país, con interrupciones, hasta la crisis de los años treinta. A su vez, el sistema de conversión local era una réplica del sistema vigente en Inglaterra.

De hecho, si se comparan los primeros años de la convertibilidad con 1990- momento epicentro de la crisis- la recomposición de todas la variables consideradas es mucho más acentuada que la del período de 1991-1994…..En otras palabras, buena parte del crecimiento no fue sino la recuperación de las capacidades ociosas de 1990. Por lo tanto a medida que disminuyó la capacidad ociosa, se puso de manifiesto la incapacidad de la Convertibilidad y de las reformas a largo plazo para instaurar un proceso económico que fuera sustentable en el tiempo, no solo en términos de distribución del ingreso sino, incluso, del crecimiento económico. Desde el punto de vista macroeconómico, hubo otro fenómeno trascendente: la creciente concentración y centralización económica…. La profundización de este proceso puede observarse que las ventas de las grandes firmas evolucionaron a una tasa anual acumulativa notablemente más elevada que el PBI a precios corrientes- al 8,4% contra el 4,9% anual- lo cual indica un incremento en la incidencia de grandes firmas oligopólicas sobre el proceso económico….La valorización financiera no se refiere únicamente a la enorme rentabilidad que obtienen los bancos o el sistema financiero en general, sino también a  la renta financiera que reciben los capitales oligopólicos líderes en las restantes actividades económicas entre las que se contaban la producción industrial, agropecuaria, y los servicios públicos privatizados” Tasa de interés muy superior al del mercado internacional con un dólar subvaluado, permitía obtener vía endeudamiento, rentabilidades únicas en el mundo

La dosis superlativa de sobrevaluación de peso, apertura económica, endeudamiento, privatizaciones, desindustrialización, desregulación, desmantelamiento del estado, concentración de la economía, extranjerización, desocupación, recesión, fuga de capitales, culminó con la peor crisis económica que se abatió sobre los argentinos en diciembre del 2001. Entre febrero y diciembre del 2001 salieron del país 19.190 millones de dólares       

El estallido fue proporcional a las tropelías que se perpetraron a lo largo de diez años aplaudidos por los gurúes económicos, un verdadero ejército de ocupación, por los organismos internacionales y por los intereses económicos beneficiados por estas políticas.

En síntesis puede describirse el modelo implosionado como lo hace el  economista Carlos Leyba (2): “La inflación se adelgazó “a base de anfetamina”: bajó precios erosionando el cerebro de la economía. Luego una economía estúpida, importadora, entregadora de mercados internos. Los padres del modelo fueron como asesinos seriales del aparato productivo. Suprimieron la moneda nacional y destruyeron las defensas de producción local. Suicidas por dos consecuencias. Una. La lucha salarial fue reemplazada por la desesperación individual de mantener el empleo, mientras la mancha gigante de la desocupación empujaba ejércitos de pobreza y cerraban fábricas. Dos. El déficit fiscal y externo, financiado por endeudamiento externo, monetizado vía vale llamado “peso”, aumentaba la deuda externa (pública y privada) y generaba liquidez a  la economía importadora que estallaba en jornada de compras de los “ganadores. Comprábamos  barato al mundo, “importábamos estabilidad”. Y se acallaban las demandas salariales o de distribución del ingreso, con cierre de empresas, desempleo masivo y pobreza montante.

La apoteosis de la convertibilidad, el cerebro quemado de la economía estúpida, fue la deflación, hiperrecesión y desempleo de sus últimos días; y la caída del imperio bancario, que no pudo resistir las hordas de la recesión, pese a las fosas del corralito y del corralón”         

LAS CIFRAS QUE  DESMORONAN LAS MENTIRAS    

Uno de los grandes argumentos del discurso liberal es que en el período de la economía primaria exportadora (1880-1930) cuando la Argentina es gran productor de alimentos primarios, abierta al mundo e importando todo, tenía un PBI que la ubicaba en el séptimo lugar en el mundo. El segundo segmento corresponde a la economía de sustitución de importaciones (1945-1975). El tercer período, el de la economía tendiendo a integrarse al mundo (1976-2000), con las privatizaciones de la década de los noventa  podría denominarse como vuelta a los orígenes. Según el economista Alfredo Calcagño, (3) entre 1890(fecha desde la cual hay registros estadísticos) hasta 1944, nuestro país creció al 1,9% anual. Entre 1945 y 1975 al 2,1% anual. Entre 1976 y el 2000 el ritmo de crecimiento  fue 0,2% anual. Estos datos se refieren meramente al crecimiento. Si tomamos el aspecto distributivo, aspecto nunca considerado por los economistas liberales si la distribución del ingreso es regresivo, es obvio abundar sobre la sociedad estructurada en el último cuarto de siglo donde la iniquidad llega a la profundidad de los abismos tercermundistas. Mucho menos conocida es la Argentina del Primer Centenario. Tomando al historiador liberal-radical Felix Luna en su biografía sobre Irigoyen dice: “Las exhibiciones de progreso material que en algunos aspectos registraba el país no pudieron ocultar el latente descontento y la inestabilidad que bullía tras los decorados.....Las colectividades extranjeras llenaron nuestras avenidas de monumentales regalos: pero en los yerbatales misioneros los “mensus” seguían siendo tratados como esclavos, la Patagonia seguía padeciendo señores de horca y cuchillo, en las fábricas los obreros y las obreras seguían trabajando diez horas diarias y viviendo en dantescos inquilinatos. Y las farsas electorales seguían sucediéndose en acefalía de pueblo”.

Pasemos a lo que sucedió en el mundo en los últimos cincuenta años. El economista inglés Alan Freeman, en un reportaje de Mabel Twaites Rey (4), ha dividido el último medio siglo en tres etapas: 1952-1973, período con predominio del Estado de Bienestar el mundo creció al 10% anual. El segundo período (1974-1990) que arranca después de la crisis del petróleo y contempla el avance e implementación de las ideas neoliberales el ritmo de crecimiento fue del 4% anual. En la era de la globalización (1990-2001) el incremento fue del exiguo 1,5% anual. Con las siguientes consideraciones adicionales: “El período de los años 90 se distingue en el siguiente sentido: los EE.UU crecieron a expensas de casi todo el resto del mundo. En los años 80 hubo una expansión americana acompañada por una expansión japonesa y en el sudeste asiático, pero con disminución de la producción del tercer mundo y comparativamente, en Europa. En los años 90, en cambio la economía estadounidense crecía rápidamente y todo el resto del mundo disminuía o no crecía tan rápido. Con excepción de China  que creció - y sigue haciéndolo- más rápido que todo el resto del mundo, inclusive los EE.UU......La función real de la liberalización de los mercados  de capitales era chupar todos los ahorros de los pueblos del mundo para financiar la inversión en la economía estadounidense.”

El próximo viernes la segunda parte de esta nota.

(1)    Eduardo Basualdo “Estudios de historia económica Argentina. Desde mediados del siglo XX a la actualidad” Ediciones Siglo XXI Página 311 

(2)    Revista Debate año 5 número 213 del 12 de abril del 2007 

(3)    Revista XXII, septiembre del 2002

(4)    Diario Clarín 5-05-2002

*ESCRITO EN  MAYO DEL 2007 Y PUBLICADO EN LA REVISTA “POLÍTICA” EN SEPTIEMBRE

1 comentario

Carla -

hola!...linda información...me sirvio mucho