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Una vida

Una vida trabajadora, un mundo fumigado: una historia clínica argentina

Walter P., habitante de Gilbert, Entre Ríos

Estos días fríos de otoño, la población más desprotegida por la salud pública destrozada por todos los desgobiernos militares y democráticos formales acude a los hospitales públicos como territorio mínimo de cuidados y protección comunitaria.

Las guardias reciben seres abandonados por el sistema económico político imperante. Gente pobre y enferma trata de atrapar alguna esperanza con la atención hospitalaria que demanda.

La metrópolis se inunda de personas maltratadas por una organización estatal perversa y dominada por la inmanencia del mercado global de bienes, servicios y ganancias manejado desde el Norte.

La capacidad de los hospitales está superada por los productos del modelo injusto y desigual.

No hay un programa estable de soberanía alimentaria ni de salud ni de educación popular y nacional.

Los grupos dirigentes improvisan y ensayan malos remedios para ocultar su ignorancia y complicidad con la situación emergente.

 

Walter es un número de una historia clínica de un hospital: 396954.

Ocupa transitoriamente una cama del servicio de neurología derivado de su pueblo con la intención de mejorar su diagnóstico y tratar de ofrecerle alguna cura a su mal progresivo.

 

Es una persona joven, con una familia y que mantiene con su trabajo rural.

Sufre la fumigación de su tierra por el modelo sojero de riqueza rápida.

Perdió a un ahijado y a su niño intoxicados por los venenos agroindustriales.

Desde hace más de un año padece una creciente dificultad motora y sensitiva en sus miembros inferiores.

Está incapacitado para seguir con sus tareas rurales.

Tiene muchas dificultades para mantener a su familia y seguir peleando la vida. La desesperanza lo sigue como una sobra que adquiere realidad.

- : "Desde que murió mi hijo comencé a sufrir las piernas y a tener dificultades para caminar"

-: "Estoy seguro que estoy intoxicado por la fumigación. Que los doctores me hagan los análisis de sangre para encontrarme el veneno que tengo"

Los médicos a cargo desconocen el problema de la toxicidad creciente de nuestras tierras por el modelo agroindustrial sojero.

Para ellos, con su mentalidad atrapada por el discurso hegemónico del Norte, es un paciente con alguna alteración genética compleja a descubrir. Tal vez algún caso a publicar en una revista médica nacional, titulado: " a propósito de…"

No buscarán lo que desconocen, repetirán algunos diagnósticos que coincidan con los de la literatura internacional dominada por la problemática de las sociedades industriales avanzadas.

Tal vez, para ellos, Walter sea un caso poco prestigioso para desarrollar y tomar como paradigma sanitario.

Ellos son sólo médicos prestigiosos, no les interesa la política.

Ellos creen estar a salvo del mal que destroza el cuerpo de Walter.

Un mal del campo argentino. Algo extraño a la metrópolis.

Algo percibido como ajeno.

Algo menor.

 

¿Quienes tomaremos la experiencia testimonial de la vida de Walter y la mantendremos como denuncia sanitaria?

Es hora de escribir la verdadera historia de nuestro pueblo.

     

 

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