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criticamedicina

las instituciones

Vidas mínimas en sociedades máximas

La organización de la supervivencia humana en sociedades, marca los
diferentes cuerpos, envoltorios de mentes.
La búsqueda del éxito, del poder en todas sus formas, del reconocimiento y
del amor del otro (real o abstracto) oscurece las relaciones y diversas
vincularidades.
Desde las familias a las escuelas y trabajos, las diferentes instituciones
disfrazan como bellezas los dramáticos acontecimientos del transcurrir
existencial. Los
miedos, la agresión, los odios, las diversas modalidades de la
destructividad atraviezan las relaciones de intercambio.
En general, corremos de aquí para allá sin detenernos, como si nos
condujeran
como las marionetas con hilos invisibles.
Al apoderarse de nuestros sentidos y empobrecerlos, actuamos como cobayos o
ratones de laboratorio de las desiguales sociedades, jerarquizadas en
pirámides de poder: pocos arriba y muchos bajo obedeciendo hasta la muerte.
Cada uno pelea un puesto en ella, aplastando a los otros que son vividos
como enemigos.
Respetamos lo establecido como ley divina, convencidos por los discursos de
los encargados del saber: sacerdotes, economistas, militares, políticos,
empresarios, médicos.
Estos discursos construyen nuestros cuerpos, domesticando las mentes que
portamos como sombreros.
Desde niños aprendemos a obedecer inconcientemente, a respetar los poderes
y autoridades, para evitar castigos y recibir aprobaciones.
Somos complacientes con los de arriba y maltratadores con los de abajo.
Los superiores son mejores, alcanzaron el éxito, saben vivir esta vida.
Debemos imitarlos, seguirlos, tratar de alcanzarlos.

Desconocemos y olvidamos la historia de la humanidad: su crueldad y
violencia constante, el imperio de la ley del más fuerte y malvado.
Las palabras esconden las actitudes e intenciones. Más bellas parecen,
monstruosas acometen sin provocar dolor ni una mínima reflexión. Un mundo
unidimensional crece encabezado por el terror en todas sus formas. Lo peor
de la humanidad conquista los espacios vitales. Sólo el arte resiste la
crueldad. Minorías aisladas unas de otras intentan preservar algo de amor
ante tanta guerra.

Los pensadores somos privilegiados. Tenemos una posición intermedia en la
pirámide y cierto poder de gobierno con respecto a nuestros receptores,
clientes o pacientes.
Declamamos belleza tapando tanto horror; inventamos palabras curadoras,
futuros posibles y mejores, ignorando los condicionamientos estructurales,
embelecidos por las palabras- imágenes veloces, bombardeadas por la
industria cultural.
A veces adquirimos coraje para decir la verdad momentánea, transitoria,
fútil.
Pero tememos perder nuestra escasa posición o escalón. Y volvemos al refugio
de la sabiduría, olvidando las buenas intenciones.
Y la nave va...

Dr. Alejandro Wajner
2003
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La complicidad médica con la injusticia

"El que ayuda porque sabe, se convierte en el que rebaja al otro desde el
privilegio de su sapiencia"
Theodor Adorno: Minima Moralia.

Las relaciones de intercambio capitalistas educan nuestras mentes y
pensamientos con sus valores y creencias.
Los dirigentes de los países y grupos ricos imparten las órdenes a obedecer
para continuar con la supervivencia del sistema y las estructuras de sus
privilegios.
Discursos de cambio, crecimiento y riqueza dentro de las actuales relaciones
económicas y políticas, invaden
las voces y condicionan las acciones. Todo parece estar armado para la
continuidad de lo mismo. Progresa el enriquecimiento anónimo y anárquico de
unos pocos sobre la multiplicación de la pobreza y marginalidad de muchos.
Monstruos
humanos llenos de odio y violencia, individualistas y adictos a la magia de
las cosas, vacíos de humanidad y amor por los otros, víctimas de víctimas.

Los científicos piensan y viven sumergidos en discursos de iluminismo y
progreso, ocultando el horror y la mentira disfrazados de verdades
universales.
Los modelos a imitar son siempre los ricos países con diferentes pueblos y
organizaciones económicas, cuyas industrias culturales y educativas invaden
a los pobres condicionando sus mentes y afectos, armando sus deseos
unidimensionales.
Bajo el fetichismo de los números y la abstracción del dinero, la ciencia
atrapa los cuerpos y los transforma en animales de laboratorio o en
fragmentadas variables , cumplidoras de las profecías técnicas.
Verdades parciales, separan los cuerpos sociales en maquinarias biológicas
despojadas de humanidad: sin historia, almas ni relaciones sociales. Los
modelos matemáticos y físicos disponen de la complejidad biológica. Todo
esto , bajo una supuesta neutralidad u objetividad, esconde la injusta
sociedad, estratificada en ganadores y perdedores, trabajadores y
apropiadores de la riqueza comunitaria.

Todo es mercancía, intercambiable: todos buscan la ganancia, el poder, un
lugar privilegiado en el mundo.
La Medicina empobrecida por la escasa contribución de las ciencias
sociales y de la creatividad del arte, apretada por sus aspectos técnicos y
economicistas, posibilita el uso del Cuerpo como espacio mercantil.
La Salud se puede comprar y vender con el poder del dinero. Mensajes,
manipuladores de mentes, convencen a la sociedad de la posibilidad de cambio
corporal con fármacos y diversas tecnologías, bajo una maquinaria industrial
privada y monopólica, globalizadora.
Los médicos aceptamos la actual realidad, por la falta de desarrollo de un
pensamiento crítico, reflexivo y cuestionador. Por carencia de coraje, ante
la posibilidad de perder los privilegios del ejercicio de la medicina:
sabios por un lado y clientes por el otro.
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Los antropólogos Eduardo L. Menéndez y Reneé B. Di Pardo(Mexico),
describen los aspectos de esta medicina deshumanizada y mercantil, cómplice
del capitalismo avanzado:

"Son sus rasgos estructurales básicos:
1- Biologismo.
2- Concepción metodológica positivista.
3- Dominio de un marco teórico-ideológico- evolucionista y cartesiano.
4- Ahistoricidad.
5- Asocialidad.
6- Individualismo.
7- La salud y la enfermedad como mercancías en términos directos o
indirectos.
8- Eficacia pragmática.
9- Dominio de una orientación curativa-asistencial.
10- Concepción de la enfermedad como ruptura, diferencia.
11- Práctica curativa basada en la eliminación del síntoma.
12- Relación asimétrica médico-paciente.
13- Subordinación técnica y social del paciente.
14- Concepción del paciente como ignorante o como portador de un saber
equivocado.
15- El paciente como responsable de su enfermedad.
16- El paciente como consumidor pasivo.
17- Exclusión del paciente del saber médico.
18- Escasa aplicación de actividades preventivas y dominio de una prevención
no estructural.
19- No legitimación científica de otros saberes.
20- Profesión formalizada.
21- Identificación ideológica con la racionalidad científica.
22- Tendencia a la escisión teórico-práctica.

Sus funciones son:

a) Curativas-preventivas y de mantenimiento.
b) Controladoras: normatización-medicalización-legitimación.
c) Económico ocupacionales."
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Discursos convincentes: servidores coloniales

La visión médica enfocada en las complicaciones de las enfermedades, en
general causadas y facilitadas por las sociedades del mal comer,
beber,sentir y
vivir, al descuidar el cuerpo por cumplir con los continuos mandatos
sociales de éxito, siempre cercano al poder constituido; en desmedro de la
prevención y protección comunitaria, vinculados con la política, con
estrategias de gobernabilidad de los seres; prepara a los médicos para
trabajar dentro del
sistema sin cuestionar sus premisas y construcciones ideológicas al servicio
del capitalismo.
El fetichismo de los números (base de la estadística) para evidenciar la
certeza de las palabras y comprobaciones científicas, para disfrazar de
verdad la ceguera de la mirada técnica;demuestra lo que los dogmas o
paradigmas comunitarios aprobaron bajo el mandato de los sabios del Primer
Mundo opulento.
Sólo leemos simplificaciones numéricas y aisladas variables físico- químico
y biológicas excluyentes de
los seres quejosos, los pacientes, ahora llamados clientes de la progresiva
medicalización de las relaciones humanas.
Bellos propagandistas de las bondades de la medicina hegemónica convencen a
la comunidad médica y son presentados como modelos a seguir, caminos del
éxito.
Poco a poco somos entrenados en una práctica para ricos, sólo para los que
pueden comprar los servicios tecnológicos y diversos remedios del mercado
monopólico, ejemplo de productividad capitalista.
Los médicos somos mecánicos corporales con diferentes técnicas de
manipulación biológica y farmacológica. Empobrecemos en antropología, en
arte, en creatividad, en ciencias sociales. Somos plomeros, electricistas,
mecánicos de un cuerpo en partes.
No toleramos la queja, la falta de palabras de los órganos adictos. Nos
defendemos con lecturas de la basura colonialista, de los médicos-
empresarios
del primer mundo, en parte responsables ideológicos de nuestras penurias.
Somos avestruces de la realidad social: educados para escondernos de la
realidad amenazante y horrible de nuestros vecinos y colegas.
Uniformamos el discurso para refugiarnos en la identidad de la ciencia
médica y de sus instituciones, dispositivos al servicio de la injusticia de
la economía y política actual.

Medicina sin humanidad, sirve al capital expropiador.
Ciencia sin seres sufrientes, es una de las máscaras de la injusticia.
Belleza del horror y de la miseria cotidiana.
Discurso falso y encubridor, parecido a una religión del cuerpo: con sabios
y víctimas.
Ejemplo de la razón colonizadora de las sociedades, servilismo hacia los
poderosos, sus verdaderos dueños.

Dr.Alejandro Wajner
2003

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