Quisiera E. Guidos
Quisiera
Quisiera que mi experiencia fuese ilimitada, que no terminara nunca, tener una inmensa sensibilidad, una especie de enorme telaraña de finísimos hilos sedosos suspendida en la cámara de mi conciencia, que fuera capaz de apresar en su tejido todas las partículas llevadas por el aire en la atmósfera misma de la mente; quisiera tener una mente imaginativa, para incorporar las más mínimas sugerencias de la vida, y convertir en revelaciones hasta las pulsaciones mismas del aire. Como, como lo quisiera.
No escribiria nada
Si me encontrara deshecho por la desgracia, destruido, impotente, en la última miseria física o mental, o las dos juntas, aislado y condenado en la alta montaña, hundido en el lodo, tras una caída de cientos de metros rebotando en el filo de rocas, con las dos piernas arrancadas, o las costillas aplastadas y rotas y todas sus puntas perforándome la pleura de mis pulmones; o en el fondo de una zanja o un callejón, después de un tiroteo, desangrándome en un siniestro amanecer que para mí será el último; o en el pabellón para desahuciados en un hospital de un recóndito pueblo , perdiendo hora a hora mis últimas funciones en medio de atroces dolores; o abandonado a los avatares de la mendicidad y el alcoholismo en la calle; o con la gangrena subiéndome por una pierna; o en el proceso espantoso de un espasmo de la glotis; o directamente loco, haciendo mis necesidades dentro de la camisa de fuerza, imbécil, oprobioso, perdido... lo más probable sería que, aun teniendo un lapicero y un cuaderno a mano, no escribiera. Nada, ni una línea, ni una palabra. No escribiría, definitivamente nada, NADA. Pero no por no poder hacerlo, no por las circunstancias, sino por el mismo motivo por el que no escribo ahora: porque no tengo ganas, porque estoy cansado, aburrido, harto; porque no veo de qué podría servir.
Dr.Ernesto Guidos
Quisiera que mi experiencia fuese ilimitada, que no terminara nunca, tener una inmensa sensibilidad, una especie de enorme telaraña de finísimos hilos sedosos suspendida en la cámara de mi conciencia, que fuera capaz de apresar en su tejido todas las partículas llevadas por el aire en la atmósfera misma de la mente; quisiera tener una mente imaginativa, para incorporar las más mínimas sugerencias de la vida, y convertir en revelaciones hasta las pulsaciones mismas del aire. Como, como lo quisiera.
No escribiria nada
Si me encontrara deshecho por la desgracia, destruido, impotente, en la última miseria física o mental, o las dos juntas, aislado y condenado en la alta montaña, hundido en el lodo, tras una caída de cientos de metros rebotando en el filo de rocas, con las dos piernas arrancadas, o las costillas aplastadas y rotas y todas sus puntas perforándome la pleura de mis pulmones; o en el fondo de una zanja o un callejón, después de un tiroteo, desangrándome en un siniestro amanecer que para mí será el último; o en el pabellón para desahuciados en un hospital de un recóndito pueblo , perdiendo hora a hora mis últimas funciones en medio de atroces dolores; o abandonado a los avatares de la mendicidad y el alcoholismo en la calle; o con la gangrena subiéndome por una pierna; o en el proceso espantoso de un espasmo de la glotis; o directamente loco, haciendo mis necesidades dentro de la camisa de fuerza, imbécil, oprobioso, perdido... lo más probable sería que, aun teniendo un lapicero y un cuaderno a mano, no escribiera. Nada, ni una línea, ni una palabra. No escribiría, definitivamente nada, NADA. Pero no por no poder hacerlo, no por las circunstancias, sino por el mismo motivo por el que no escribo ahora: porque no tengo ganas, porque estoy cansado, aburrido, harto; porque no veo de qué podría servir.
Dr.Ernesto Guidos
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