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El capitalismo en el cuerpo

El capitalismo en el cuerpo: la tecnomedicina como aparato de poder

El cuerpo es el objeto del poder médico, el territorio donde su supuesto saber construye, contiene y dispone sus relaciones económico políticas y su institucionalidad cuando designa la salud y la enfermedad, lo normal y patológico, organiza el modelo a imitar, un cuerpo espejo de su ejercicio disciplinario, gobernado por la lógica identitaria binaria: fragmentado, reducido, simplificado, separado, con normas, intencionalidad y trascendencias develadas, estático, repetido, manipulable, consumista y consumidor, medicalizado.

Atrapado, engañado, apoderado por el discurso y la práctica mercantil. El cuerpo es geografía, espacio de producción, circulación y consumo de ideas, técnicas, habilidades y procedimientos hegemónicos y despóticos donde las instituciones médicas crean un lenguaje posible y único que aplican.

Incorporan valor agregado industrial con periódicos intentos invasivos de exploración, con aparatos y herramientas de análisis o diagnóstico y tratamiento. Los transforman en engendros farmacéutico tecnológicos. Para soportar y tolerar la organización y funcionamiento social debemos consumir múltiples fármacos y recibir diversos aparatos que controlan y ordenan la organización del organismo.

Piezas tecnológicas incrustadas en cuerpos cada vez mas ajenos e inhumanos. Hay una manera de tener la corporalidad normatizada según su propio interés político económico. Los sabios son funcionales al poder de la " fábrica de la salud", las empresas industriales que desarrollan los objetos y cosas a usar y consumir. Las instituciones médicas son organizaciones jerárquicas con funcionalidad mafiosa que manipulan el pensamiento y controlan el ejercicio de la medicina, manejando la verdad de los cuerpos, convenciendo con imágenes, números y estadísticas de su eficiencia y eficacia transformadora.

Cada ser posee varias anormalidades para normalizar y encausar por el poder médico.

Los cuerpos deben durar más, parecer más jóvenes y eternos, deben aparentar normalidad y adaptación social.

La industria ofrece productos que las instituciones venden cual agentes de propaganda y comercialización.

El capitalismo avanzado produce gordos pasivos, legiones de ateroescleróticos e inflamados. Intoxica cuerpos, los prepara y mantiene adictos, sometidos a su emprendimiento. La poética de los cuerpos es curada con una técnica organicista, cosificados y manipulados como objetos.

El capitalismo exagera y perpetua la alienación social, creando cuerpos fetiches, su mejor producto: los despedaza con sus guerras, los maltrata con la desigualdad e injusticia y los repara con su tecnomedicina.

Los médicos somos adoctrinados con la economía política capitalista, con el mercado, el costo beneficio, las ganancias y utilidades.

El imperativo categórico es el tiempo es oro y el otro es un doble o fantasma con partes y pedazos a reparar y modificar, cada una de ellas tiene piezas de reemplazo o sustitutos industriales. El capitalismo médico marca, tatúa, consigna los cuerpos despojados de subjetividad, los obliga a actuar según su propio guión y en su escenario.

La medicina establece ( crea sentidos) la organicidad acorde a su propio discurso aceptado, aprobado y dominante. Interpreta los fenómenos, asigna leyes y decreta funciones a cada parte.

La división del trabajo y del pensamiento multiplica especialidades para cada órgano. Hay una medicina para cada pedazo de cuerpo separado de su totalidad enajenada. El texto médico acompaña al poder industrial que coloniza las partes despedazadas y reparte fármacos e instrumentos normalizadores.

La " fábrica de la salud" anestesia: disminuye o anula los sentidos que alertan, avisan su autonomía o disposición caótica.

Los cuerpos no soportan su propio malestar, deben dejar de sentir, suspender su queja, anular su expresión con ayuda de tecnoremedios poderosos.

Hay que anestesiar, cambiar las piezas falladas o repararlas, incorporar los productos industriales y adiccionar los seres ( sacarles el lenguaje autónomo).

Todo es pensado y actuado como objetos consumidores, objetos simplificados y adjudicados a tantas pastillas y recursos tecnológicos. No hay tolerancia para las anormalidades orgánicas. Todo el mundo consume fármacos y todos los cuerpos son los remedios de la industria que intoxica, anestesia y adicciona.

Cuerpos como objetos, vacíos de poesía, adictos al poder, intoxicados por su propia sociedad.

" Medicina rica en recursos, pobre en textura, vacía de humanismo...porque tu cuerpo les pertenece".

 

 

 

 

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