La denuncia de Graciel, desde Alta Gracia, Cordoba ¡Quien quiere oir, que oiga!
PIRA, LALCEC, LA HORA DE LA JUSTICIA.
“prefiero vivir una libertad peligrosa, que el silencio cómplice y cobarde”
Che.
Ayer muchas mujeres vivimos un momento inolvidable, en una casa del barrio Sur, de Alta Gracia, porque a otra gran mujer se le ocurrió homenajear a Pira, la que fundó LALCEC (Liga Argentina de Lucha Contra El Cáncer) hace muchos años, allá por los 60, y precisamente, homenajearla por el día de la mujer trabajadora.
La vi tan viejita, tan enferma, sobre todo tan triste, pero saben? me miraba y en sus ojos nublados intuí una gran pena, de sus labios que emitían palabras ininteligibles, brotaban murmullos, sólo en ese momento comprendí lo que ella me decía y me caló hasta los huesos, “todo lo que había hecho a lo largo de su vida, no había valido la pena”, y eso es terrible, y llegó hasta el centro mismo de mi núcleo, y parecía que todo daba vueltas en ese circulo oscuro donde van los recuerdos que no tienen lugar para ser guardados ni camino para deshacer. Desde mi entraña profunda, de mis deseos de poder hacer algo para cambiar lo que está quedando como futuro para nuestros hijos y nietos, las ilusiones se astillaron en mil cristales rotos y se hizo la noche. Pues algunas personas irresponsables y corruptas, hicieron desaparecer de un plumazo todos sus años de lucha contra el cáncer. O sea, "se comieron una vida por ambición y dinero mal habido”.
Porque hoy no tengo ganas de creer en Alicia en el País de las Maravillas, ni en las buenas voluntades que dejan hacer, tampoco voy a confiar en que alguien devolverá lo que, con ayuda de algunas complicidades, le permitió hasta ahora, apropiarse de los bienes materiales que eran de la antigua LALCEC.
Y sabes, hoy he perdido el miedo, si amenazas solapadas y cobardes, van contra mi persona física, serás tú, el que ya sabe, el responsable.
Pues tampoco cuento con el auxilio de los que deberían haber hecho, pero sé que cuento con la confianza de la gente, con los hechos, que deseo traer nuevamente a la luz para que realmente, la luz se haga.
Me cansé de tanta farsa, de tanta distracción, de tanta burla al pueblo de Alta Gracia.
Si los responsables de velar por justicia no empiezan a preocuparse por ordenar “esta casa”, como decía Alfonsín, y no nos dan ejemplo de honestidad, entonces qué nos queda. Pues así sobra la policía, y los fiscales e incluso, me atrevo a decir, el concejo deliberante, que, como vocero, siguió guardando silencio, siguió callando y en ese preciso momento, también, otorgó indignidad.
De estos pactos me avergüenzo, de estos silencios malsanos que no hacen más que sumar desconfianza y pérdida de fe en los funcionarios y políticos que sabiendo, otorgan.
Por este sencillo espacio, me erogo el derecho de agradecer el colposcopio que se legó a Salud Pública Municipal, pero sepan, un aparato vale mucho menos que lo que significó la lucha de una vida tirada a rodar en el desierto del olvido. Sobre todo porque Pira, la fundadora de Lalcec, no se lo merecía y hoy está terminando sus días con esa tristeza infinita que seguramente sintieron tantos luchadores como Ramón Carrillo, y otros, que concluyeron sus vidas en el destierro que da la soledad y la pobreza material más absoluta, pero en especial, porque todo el amor que dieron volvió transformado en ignorancia y traiciones.
Hagamos, los invito, un simple análisis estadístico, y verán que, como a mí, los números no les cierran.
Como médica por contrato de locación de servicios, de Salud Publica Alta Gracia y por concurso interno realizado en 2004, (mal les pese a algunos, que hacen en mí, una penuria cada mes o año de renovación) llevo datos y cifras que están en mi poder y al alcance de las manos del que seriamente se interese.
Hay mucha menos atención y prevención en materia de cáncer de cuello uterino e infecciones por HPV en esta ciudad en estos últimos tiempos, lo dicen las estadísticas. Me pregunto, a dónde va la gente? Qué hacen que han dejado sus controles periódicos? Si no hay contención para la clase más humilde, más mujeres en vida útil seguirán muriendo y más jóvenes, como Laura, dejarán hijos pequeños solos y con un futuro incierto.
Eso si, no tiene perdón, y tampoco deberá tener olvido.
Porque no hacemos futuro si no hacemos nada.
Por ello, simplemente porque me siento parte, como muestra de amor y entrega a la tierra que me parió, y porque me siento dueña de ella aunque no tenga parcela propia ni título de propiedad alguna, y aunque muchos piensen que sólo soy una reaccionaria utópica, por no seguir la norma que esta sociedad impone o porque las convicciones y mi dignidad, me pueden.
Ojala alguien, oiga.
Graciela Ghirardi
médica.
14-03-10
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