Horizonte Sur
EDITORIAL DEL DOMINGO 6 DE ABRIL DE 2008 En primer lugar, nuestro mayor agradecimiento a todos aquellos que en estas últimas semanas se movilizaron a favor de que continuemos en el aire de Radio Nacional. Nuestro agradecimiento, que se acompaña una vez más con el compromiso de canalizar aún más, en esta nueva etapa de Horizonte Sur, las voces de los que no la tienen o de los que necesitan expresarse a través de este espacio. Debemos decir que sin ustedes no estaríamos aquí donde estamos, y que este reconocimiento expreso que realizo, refiere a una creciente conciencia para valorar los espacios que la lucha conquista y la creciente disposición a defender lo que se considera propio, ejerciendo para ello, el valor de la palabra y el derecho de peticionar, de peticionar hasta el cansancio o el agotamiento… del otro… Tal como alguna vez dijo Petra Kelly: “La política desde arriba es casi siempre corrupta y de compromiso. Efectuar un cambio desde abajo es desafiar la autoridad moral de aquellos que toman decisiones en nuestro nombre”. Y sigamos, entonces, nosotros, diciendo que también refiere ese reconocimiento a que después de muchos años de anticipar las situaciones que se vivieron con crudeza en las últimas semanas, debemos advertir que estamos en una nuevo período de nuestro accionar colectivo. Hoy, desde la Presidencia de la República hasta sectores de la oposición, repiten conceptos que acuñamos en los últimos años de ostracismo ideológico, por denominar de alguna manera el difícil papel de haber sido precursores en la materia e invisibilizados. Estamos obligados ahora, a tomar conciencia del trabajo realizado y de los caminos para el pensamiento que hemos abierto en la jungla de las nuevas complejidades globales, pero también estamos obligados a continuar ejerciendo el pensamiento como quien usa el machete para abrir la picada, ya que todos aquellos que están entrando ahora de a miles en la página del GRR y haciendo lecturas veloces de nuestros documentos para poder improvisar sobre la marcha los nuevos discursos, difícilmente podrían desentrañar las criptografías más herméticas que esconden las nuevas sumisiones y las amenazas que se vislumbran. En definitiva, que estamos obligados a continuar pensando. Y agradecemos tener este espacio de radio que nos permite en la escuela de nuestro recordado amigo Ignacio Lewkowicz, combinar la trama social con las urdimbres grupales, y hacerlo cada domingo, para que esta tarea siga siendo una empresa que exprese lo colectivo y a la vez siga siendo anticipatoria. Por debajo de tanto vocerío, de tanto esfuerzo vano por poner todo en blanco y negro, de tanto ardor por retornar a los viejos esquemas y antinomias en un país en que al común le atrasa el reloj de la historia, un país en que la militancia política parece haberse quedado detenida en el tiempo repitiendo como un mantra los conceptos y las consignas congeladas… por debajo de tanto vocerío hueco y entontecido, hay otro país, hay otro país y a ese país, debemos develarlo. Que la consigna Liberación o dependencia continúe siendo válida no está en discusión. Lo que ponemos en duda es que del lado de la Liberación puedan estar Cargill, Vicentín y el mantenimiento del modelo menemista de privatización de los puertos y de ausencia del Estado. Que a nivel de la presidencia de la República se reconozca que la producción masiva de sojas transgénicas es una política de Estado, transparenta situaciones que hace años veníamos denunciando y que se nos negaban de modo pertinaz. Nos preguntamos ahora, si acaso estamos en una nueva fase del proceso neocolonial. ¿Y en ese caso, cuál es esa fase? En principio, podemos advertir que en los cortes de ruta abundaron los sojeros de pequeña y de mediana escala, los que arriendan sus tierras a los pooles, y los que buscan sobrevivir en las escalas mínimas que se aceptan para el modelo de la agricultura industrial. Ellos pelearían por permanecer en el modelo. En el fondo yo supongo que saben que están históricamente condenados, no importa lo que logren del gobierno, pero alimentan la esperanza de conseguir ciertos respaldos, ciertas cargas diferenciadas y subsidios que los pongan a reparo de quedar fuera de juego. Que el Estado establezca algunas políticas agrarias reguladoras que los protejan o que les permita continuar enganchados al modelo y a la vez superar las relativas iniquidades interiores al proceso de la producción de commodities, no cuestionan el modelo de la sojización sino por el contrario, lo legitiman. Desde esta perspectiva, lo que habríamos tenido a partir de los cortes de ruta es algo parecido a una rebelión de aquellos que Grobocopatel no hace mucho denominara: los “perdedores” del modelo, los perdedores a quienes según él, el Estado debía recoger y asistir para que no se tornaran fundamentalistas, o sea para que continuaran siendo leales al modelo que tiende a expulsarlos por un problema de escalas y de costos, para que continuaran creyendo que podían de alguna manera permanecer o retornar, y que se evitara el que acabaran enfrentando a ese modelo… Me temo que esta es entonces, la tarea que el gobierno se ha dado: la de asistir a los quejosos para que permanezcan si no en el modelo de la soja, al menos dentro del modelo de la Agro exportación imperante y que no ha sido en absoluto cuestionado. El mencionar tal como hago, al modelo agroexportador que contiene al modelo de la soja, así como también, al proceso de commoditización sufrido por la sociedad argentina en estos últimos años, nos recuerda una vez más la desaparición del concepto de mercado interno, concepto extraviado en las alucinaciones de la etapa neoliberal de los años noventa, y lamentablemente, nunca recuperado, demostrándose una vez más, que las bases de aquella etapa parecieran todavía respetarse como un dogma. Apenas unos días de corte de ruta pusieron en evidencia, con el vaciamiento de las góndolas y el cierre de las carnicerias o el racionamiento de pan y de fideos, la obscena inseguridad alimentaria de los argentinos. La cartelización y monopolización creciente de todas las cadenas alimentarias en la Argentina dominada por los agronegocios, ha construido pacientemente nuestra actual indefensión. Este rol pasivo y dependiente de los agronegocios por parte de los consumidores, no se encuentra presente en los debates que se prevén, sino como nuevos artificios para ahondar todavía más, los mecanismos que priorizan la centralización y la intermediación de toda comercialización por parte de las cadenas agroalimentarias y del supermercadismo. Otro elemento escandaloso digno de destacarse, es la ausencia de los exportadores del escenario de la crisis. Pareciera que la situación les fuera ajena, pese que, llamativamente se está protestando contra tributos que el Estado debería aplicar presuntamente a la exportación y no a la producción. Es como si todos los actores se hubiesen puesto de acuerdo en no mencionar las zonas invisibilizadas del escenario. ¿Se repetirá una vez más la historia de Cargill, el gigante invisible? Una rápida investigación de un periodista avezado nos deja saber que Cargill Uruguay factura mucho más que Cargill Argentina… Cómo puede ocurrir tal cosa sino porque se está transgrediendo nuestra Ley, triangulando las exportaciones de granos con una sucursal de la propia empresa para subfacturar y robarle tributos al Estado Argentino. Y pensemos que quien lo hace ha sido durante años respaldado por los funcionarios del área para representar al Estado en la cobranza de los tributos de exportación que denominamos retenciones. ¿Se puede imaginar mayor escándalo? Sin embargo, en los debates y en las discusiones estos temas brillan por su ausencia, cuanto más en las declaraciones tremendistas de ambos bandos que parecieran concertados para callar lo importante y ocultar las consentidas dependencias al modelo biotecnológico. La crisis es la consecuencia de ajustes y reacomodos globales en que el proceso de la soja avanza rápidamente, con la incorporación de los fondos de inversión, hacia nuevas metas de integración vertical corporativa, con producción de agrocombustibles y de carnes criadas en encierro, con los deshechos industriales producidos en la fabricación de los biodieseles y del etanol. Han sido los crujidos propios de un momento de tránsito hacia una importante reconfiguración de la Argentina agroindustrial. En la fase superior del modelo de los Agronegocios se imponen los intereses de las grandes Corporaciones exportadoras y de sus empresas asociadas, tales como Vicentín y los Grobo. Es probable que los productores que cortaron las rutas, más allá de las cuatro por cuatro y de sus actuales ganancias rentísticas, estén condenados a desaparecer en ese país que se avizora o que deban refugiarse en los espacios protegidos, con devolución de retenciones, condiciones de diferenciación e indulgencias, que ellos reclaman y que probablemente ahora se les ofrecerían. Por sobre todas las cosas, la Argentina continúa siendo un país laboratorio y si en los discursos del Gobierno se cuelan ahora conceptos como los del glifosato y la Soja RR, no es solamente porque las circunstancias obligaron a ello, es decir, que no solamente hubo una compulsión social para que la dirigencia deba reconocer con atraso una realidad que desbordaba, y a la que durante años evitó referirse de manera obstinada, sino porque ahora tal vez esté permitido mencionar los abalorios de la etapa que termina y tanto ello como el mostrarse preocupados por solucionar las iniquidades internas al modelo, seria ser funcional a la que viene. ¿Qué es lo que viene? No lo sabemos con exactitud, pero sí podemos señalar los nuevos elementos que entran en el gran juego. En primer lugar los fondos de inversión y las enormes inversiones extranjeras en tierras, que se acompañan por la demolición de estancias y de montes centenarios, la fumigaciones apuntando a liquidar los bancos de biodiversidad en las banquinas y en zonas en que no se hacen laboreos agrícolas, la extensión brutal de la frontera agrícola a zonas de bosque y de vida campesina o minifundista, tanto en la zona del Chaco como en la zona de Islas del Paraná desplazando a los productores pequeños. Asimismo, podemos señalar la construcción a lo largo de los puertos del Paraná de las nuevas y numerosas plantas para Agrocombustibles y los corrales de hacienda para el engorde con los residuos de biomasa que dejarán esas mismas plantas. Vemos entonces, un proceso en acelerado crecimiento, tanto en inversiones como en integración vertical, un proceso en que el lugar para el productor nativo va disminuyendo y se amplia rápidamente el espacio corporativo o de las empresas a él asociado. Y por último, otro dato importante. Se organizan a nivel global nuevos mercados calificados de los OGM que aseguren poder debilitar la resistencia de los consumidores a este tipo de producciones. A finales de este mes de abril se realizará en el Hotel Hilton de Buenos Aires un encuentro internacional de lo que se denomina la Mesa Redonda de la Soja Responsable, en esa mesa coincidirán organizaciones tan diversas como las Corporaciones cerealeras y Biotecnológicas, bancos holandeses, grandes supermercados europeos, las asociaciones de los Agronegocios argentinos, la organización ambientalista del osito panda WWF y la presuntamente católica FUNDAPAZ, que actuará como anfitriona. Que se elija Buenos Aires para reunir a las principales cabezas del modelo sojero global para un intento de certificación y maquillaje de los mercados internacionales no parece un dato casual. El proceso global no deja de crecer y de concentrarse, mientras las estrategias corporativas prevén todas las posibles alternativas y las transforman en nuevos negocios. Uno de esos negocios es la agricultura certificada, práctica que da lugar a nuevos procesos tecnológicos y de utilización de insumos externos, en especial empresas consultoras encargadas de establecer los nuevos registros de calidad del suelo, de captación de carbono y de privatización de la investigación involucrada. Si a estos negocios le sumamos todos los relativos a la ganadería que viene, la inseminación artificial, la superovulación, las transferencias embrionarias, la fertilización in Vitro y la clonación, tendremos un panorama apretado de los inmensos agronegocios que están en un horizonte, que no es precisamente el horizonte sur. Tenemos frente a tantas amenazas un puñado de propuestas generadoras de Soberanía y capaces de preservarnos frente a los impactos de los proyectos globales. Proponemos Ecolocalismo con desarrollos locales, recuperación de los antiguos cinturones verdes alrededor de las localidades y en las llamadas zonas de chacras, exclusivamente para producir comida para el mercadeo interno; habilitación de ferias de cercanías en cada pueblo o barrio, en las que logremos aumentar la relación entre productores y consumidores, evitando los traslados de alimentos, las cadenas de frío y el packaching. Volver a establecer precios sostén para los alimentos propios de la mesa de los argentinos, para la harina, el maíz, la avena, la carne pastoril, la leche y las lentejas. Intervención del Estado en los puertos, incluyendo auditorias y procesos de recuperación del patrimonio material y de nacionalización, para cerrar la tremenda hemorragia de ganancias y energías, que se va por ellos de manera descontrolada, y para poder reconstruir los instrumentos tradicionales del Estado Argentino para el Comercio Exterior: las Juntas Nacionales de Carnes y de granos. Para hacer todo eso necesitamos algo más que discursos y algarada, necesitamos tan solo un poco de buena voluntad, mucho de patriotismo y comenzar a tener un Proyecto Nacional. Jorge Eduardo Rulli http://horizontesurblog.blogspot.com/
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