El Borda es el modelo de hospital publico que construyen los politicos
El peligro inminente que acecha al Hospital Borda
Por Andrea Sambuccetti Infobae.com
Es la institución de salud mental más importante de la Argentina. Alrededor de mil pacientes permanecen allí internados. El grave problema que debe subsanarse con urgencia. Qué ocurre
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A diferencia de cualquier hospital general, en el que se atienden emergencias psiquiátricas se requiere mayor seguridad para proteger a los pacientes y a los profesionales que allí se desempeñan de cualquier tipo de lesión, dadas las características propias de las patologías que se tratan. Nadie puede imaginar a un centro de esta especialidad sin ese requisito mínimo y básico, o pensar en su servicio de urgencia, incomunicado con el exterior.
Contra todo sentido común, un memorando oficial de principios de julio pasado redujo el personal de vigilancia del Hospital José Tiburcio Borda –que depende del gobierno porteño, tiene un tamaño de casi 15 manzanas y alrededor de 2.000 personas se encuentran en sus instalaciones a diario entre profesionales, internos y ambulatorios-, a la mitad. Y, desde hace más de 3 meses, la guardia del mayor centro de atención de salud mental del país se encuentra sin teléfono.
¿Las consecuencias? Por ahora, hurtos, robos “hormiga” y algunos más importantes que han afectado a los distintos servicios (donde han faltado televisores y materiales de construcción, como cables de cobre). Asimismo, se registró intromisión de individuos ajenos al hospital y lo más alarmante: lesiones del personal –por suerte hasta ahora leves y que no han costado la vida a nadie pero que alertan sobre el peligro inminente de que ocurran otras mayores-.
En medio de esto, se produjo la renuncia del director de la institución, el Profesor Doctor Miguel Angel Materazzi.
Reducción ilógica
“Teníamos 9 vigiladores para todo el hospital (14,8 hectáreas) y los redujeron a 5 por turno diurno y 4 por la noche. Después de un corte de calle que realizamos el viernes 20, al lunes siguiente nos enviaron dos personas más. Después los sacaron”, denunció en diálogo con Infobae.com, el Dr. Alejandro Jorge, presidente de filial de Médicos Municipales del Borda y jefe del Servicio de Guardia del mismo hospital.
El estimativo de la Dirección Administrativa de la institución es que son necesarios -debido a la extensión de este centro de atención-, 18 vigiladores como mínimo, más uno o dos carros eléctricos de recorrido para poder circular por el amplio perímetro del lugar. “Nos prometieron que nos iban a dar cámaras porque no nos podían incrementar el personal de seguridad, pero tampoco las mandaron”, se quejó.
Según Jorge, “el peligro es grande. En emergencias, el paciente psiquiátrico muchas veces no quiere ser atendido, lo traen porque está con un cuadro de descompensación mental, que puede ser de excitación psicomotriz, de depresión severa. Lo cierto es que muchas veces no quiere ir al médico como en otros hospitales, no llega con un pedido de ayuda, sino que es traído porque, por ejemplo, tuvo algún intento de suicidio, ha hecho destrozos o ha agredido a alguien”.
“Si no tenemos vigilancia, ni vigiladores en los sectores de trabajo, lo que puede ser que consigamos trabajando es que nos rompan la cabeza o que nos maten, porque una persona en un cuadro de excitación severo tiene mucha más fuerza y despliega mayor velocidad”, advirtió el psiquiatra.
Los robos
Acerca de los robos, el Dr. Jorge indicó que “sobre la calle Perdriel –la parte posterior del hospital- se rompió una pared para que ingresen camiones para una obra del Tobar García –el centro de atención infanto juvenil, que se encuentra al lado-, porque era la forma más rápida de acceder. Esa puerta tenía vigilancia pero ahora no, no se puede cerrar y puede ingresar allí cualquiera”. El personal del Borda teme, además, que quienes puedan ingresar a robar también agredan a pacientes o a trabajadores.
Jorge aseguró que “está todo planteado para que pase algo: acá no está habiendo prevención en absoluto” y advirtió que además de la inseguridad que se registra en el centro, “el teléfono de la Guardia hace tres meses que no anda y la respuesta de la empresa es que están cambiando los cables de toda la zona de Barracas”.
“Los ascensores tampoco andan y desde principio de año peleamos para que se arreglen y después se rompen, entonces, tenemos que andar trasladando a los pacientes por tres pisos, en sillas de ruedas, en camillas llevadas por nuestro personal que después termina con unas lumbalgias terribles”, dijo.
La agresión, generalizada
Por su parte, el Dr. Jorge Gilardi, presidente de la Asociación de Médicos Municipales (AMM), indicó que la semana pasada se reunieron 250 médicos vinculados a la entidad por el tema “de la creciente inseguridad en las guardias y durante el día” en los hospitales.
“Esta reunión se realizó porque en el Hospital Penna, en el Piñeiro, en el Alvarez y en el Borda se registraron agresiones a los médicos”, destacó.
“Lo primero que queremos aclarar es que esta no es una lucha entre pacientes y médicos, lo que ocurre es simplemente que hay una reducción de la seguridad en los hospitales, porque habría una deuda del gobierno con las empresas de seguridad. Realmente si en este momento, la respuesta a la crisis económica es reducir la seguridad, entonces, estamos con un problema serio”, recalcó.
Según el Dr. Gilardi, “el segundo punto es que la sociedad está atravesada por la violencia hoy en día, más que nunca y esto se refleja en todos los ámbitos y se refleja sobre todo la cara visible del sistema público de salud. Esto lleva a que reclamemos mejores condiciones de trabajo, lo que llamamos ‘condiciones y medio ambiente de trabajo’”.
“En el Borda además de las agresiones que están sufriendo están pasando hurtos y robos”, dijo y subrayó que “estamos en un momento de transición política, pero que no sea de inacción por favor”.
“Si hay un hospital precisamente donde no hay que reducir la seguridad es en el Borda, que es tan requerido y que no puede ser olvidado en el tiempo”, opinó.
El Borda suma un alerta preocupante al ya golpeado sistema de salud argentino en el que pocos o ninguno de los hospitales públicos puede jactarse de haber escapado al estancamiento en materia de mantenimiento de su infraestructura, de actualización tecnológica y de recursos humanos, pese a que sostienen, cada día, un número creciente de demandas de atención.
Por Andrea Sambuccetti Infobae.com
Es la institución de salud mental más importante de la Argentina. Alrededor de mil pacientes permanecen allí internados. El grave problema que debe subsanarse con urgencia. Qué ocurre
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A diferencia de cualquier hospital general, en el que se atienden emergencias psiquiátricas se requiere mayor seguridad para proteger a los pacientes y a los profesionales que allí se desempeñan de cualquier tipo de lesión, dadas las características propias de las patologías que se tratan. Nadie puede imaginar a un centro de esta especialidad sin ese requisito mínimo y básico, o pensar en su servicio de urgencia, incomunicado con el exterior.
Contra todo sentido común, un memorando oficial de principios de julio pasado redujo el personal de vigilancia del Hospital José Tiburcio Borda –que depende del gobierno porteño, tiene un tamaño de casi 15 manzanas y alrededor de 2.000 personas se encuentran en sus instalaciones a diario entre profesionales, internos y ambulatorios-, a la mitad. Y, desde hace más de 3 meses, la guardia del mayor centro de atención de salud mental del país se encuentra sin teléfono.
¿Las consecuencias? Por ahora, hurtos, robos “hormiga” y algunos más importantes que han afectado a los distintos servicios (donde han faltado televisores y materiales de construcción, como cables de cobre). Asimismo, se registró intromisión de individuos ajenos al hospital y lo más alarmante: lesiones del personal –por suerte hasta ahora leves y que no han costado la vida a nadie pero que alertan sobre el peligro inminente de que ocurran otras mayores-.
En medio de esto, se produjo la renuncia del director de la institución, el Profesor Doctor Miguel Angel Materazzi.
Reducción ilógica
“Teníamos 9 vigiladores para todo el hospital (14,8 hectáreas) y los redujeron a 5 por turno diurno y 4 por la noche. Después de un corte de calle que realizamos el viernes 20, al lunes siguiente nos enviaron dos personas más. Después los sacaron”, denunció en diálogo con Infobae.com, el Dr. Alejandro Jorge, presidente de filial de Médicos Municipales del Borda y jefe del Servicio de Guardia del mismo hospital.
El estimativo de la Dirección Administrativa de la institución es que son necesarios -debido a la extensión de este centro de atención-, 18 vigiladores como mínimo, más uno o dos carros eléctricos de recorrido para poder circular por el amplio perímetro del lugar. “Nos prometieron que nos iban a dar cámaras porque no nos podían incrementar el personal de seguridad, pero tampoco las mandaron”, se quejó.
Según Jorge, “el peligro es grande. En emergencias, el paciente psiquiátrico muchas veces no quiere ser atendido, lo traen porque está con un cuadro de descompensación mental, que puede ser de excitación psicomotriz, de depresión severa. Lo cierto es que muchas veces no quiere ir al médico como en otros hospitales, no llega con un pedido de ayuda, sino que es traído porque, por ejemplo, tuvo algún intento de suicidio, ha hecho destrozos o ha agredido a alguien”.
“Si no tenemos vigilancia, ni vigiladores en los sectores de trabajo, lo que puede ser que consigamos trabajando es que nos rompan la cabeza o que nos maten, porque una persona en un cuadro de excitación severo tiene mucha más fuerza y despliega mayor velocidad”, advirtió el psiquiatra.
Los robos
Acerca de los robos, el Dr. Jorge indicó que “sobre la calle Perdriel –la parte posterior del hospital- se rompió una pared para que ingresen camiones para una obra del Tobar García –el centro de atención infanto juvenil, que se encuentra al lado-, porque era la forma más rápida de acceder. Esa puerta tenía vigilancia pero ahora no, no se puede cerrar y puede ingresar allí cualquiera”. El personal del Borda teme, además, que quienes puedan ingresar a robar también agredan a pacientes o a trabajadores.
Jorge aseguró que “está todo planteado para que pase algo: acá no está habiendo prevención en absoluto” y advirtió que además de la inseguridad que se registra en el centro, “el teléfono de la Guardia hace tres meses que no anda y la respuesta de la empresa es que están cambiando los cables de toda la zona de Barracas”.
“Los ascensores tampoco andan y desde principio de año peleamos para que se arreglen y después se rompen, entonces, tenemos que andar trasladando a los pacientes por tres pisos, en sillas de ruedas, en camillas llevadas por nuestro personal que después termina con unas lumbalgias terribles”, dijo.
La agresión, generalizada
Por su parte, el Dr. Jorge Gilardi, presidente de la Asociación de Médicos Municipales (AMM), indicó que la semana pasada se reunieron 250 médicos vinculados a la entidad por el tema “de la creciente inseguridad en las guardias y durante el día” en los hospitales.
“Esta reunión se realizó porque en el Hospital Penna, en el Piñeiro, en el Alvarez y en el Borda se registraron agresiones a los médicos”, destacó.
“Lo primero que queremos aclarar es que esta no es una lucha entre pacientes y médicos, lo que ocurre es simplemente que hay una reducción de la seguridad en los hospitales, porque habría una deuda del gobierno con las empresas de seguridad. Realmente si en este momento, la respuesta a la crisis económica es reducir la seguridad, entonces, estamos con un problema serio”, recalcó.
Según el Dr. Gilardi, “el segundo punto es que la sociedad está atravesada por la violencia hoy en día, más que nunca y esto se refleja en todos los ámbitos y se refleja sobre todo la cara visible del sistema público de salud. Esto lleva a que reclamemos mejores condiciones de trabajo, lo que llamamos ‘condiciones y medio ambiente de trabajo’”.
“En el Borda además de las agresiones que están sufriendo están pasando hurtos y robos”, dijo y subrayó que “estamos en un momento de transición política, pero que no sea de inacción por favor”.
“Si hay un hospital precisamente donde no hay que reducir la seguridad es en el Borda, que es tan requerido y que no puede ser olvidado en el tiempo”, opinó.
El Borda suma un alerta preocupante al ya golpeado sistema de salud argentino en el que pocos o ninguno de los hospitales públicos puede jactarse de haber escapado al estancamiento en materia de mantenimiento de su infraestructura, de actualización tecnológica y de recursos humanos, pese a que sostienen, cada día, un número creciente de demandas de atención.
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